El inicio de campaña es algo más que un principio. Su importancia radica en la carga simbólica y estratégica que suele rodear esta cita. Y, también, supone una liberación colectiva de los equipos, militantes y activistas que, ahora sí, pueden lanzarse –desbocados- a una intensa actividad proselitista. También de los candidatos y candidatas. Es el momento de la adrenalina política. Es la primera noche de los próximos quince días que culminarán en la noche decisiva: la electoral. Estas son las claves del día de hoy, que vive pendiente de su final que, paradójicamente, es el comienzo.
1. Lugares simbólicos. El lugar donde se empieza, puede tener una gran carga simbólica y, con ella, una gran repercusión mediática. Hay algo de talismán, de rito iniciático que pone a prueba la creatividad de los equipos electorales. Pasqual Maragall, por ejemplo, quería iniciar su campaña de 2003 en Sant Jaume de Frontanyà, el pueblo más pequeño de Catalunya. Finalmente, por problemas de cobertura, lo realizó en Sant Llorenç de Morunys, aunque sí regresó a Sant Jaume de Frontanyà para presentar la reforma del Estatut en 2006. Un mensaje para la Catalunya interior y para afirmar que nadie, ni el pueblo más pequeño del país, iba a quedarse al margen de la acción de Gobierno y del desvelo de su presidente. Artur Mas, en cambio, escogió iniciar su campaña en 2010 con una gran carpa situada en la Plaça de Catalunya, en Barcelona, centro neurálgico de la capital catalana.
2. Lugares estratégicos. El líder del Partido Popular (PP) y candidato a la Presidencia del Gobierno, Mariano Rajoy, abrirá su campaña electoral en Castelldefels (una de las nuevas ciudades que gobiernan después de las elecciones municipales del mes de mayo). Será la primera vez en la historia que su partido arranque unas elecciones generales en Catalunya. El vicepresidente tercero del Congreso y candidato del PP por Barcelona, Jorge Fernández Díaz, destacó que será "la primera vez" que el presidente del PP inicie la campaña en tierras catalanas, un dato que a su juicio "no es casual" y que demuestra la "importancia" que el PP concede a este territorio. "A efectos electorales, Catalunya es decisiva. Las elecciones se decidirán básicamente aquí y tenemos la convicción de que Catalunya dará un apoyo importante al PP. Catalunya liderará la ola de cambio político que prevemos para España". En 2008, en cambio, Rajoy eligió la simbólica ciudad de Cádiz ("un lugar que recuerda a la Constitución") para comenzar la campaña.
3. Rituales y emociones. Esta noche se pega el primer cartel. Se pega, se proyecta, se descubre o… se activa digitalmente. Cada noche, los equipos de campaña intentan encontrar nuevas y creativas maneras de mostrar el primer cartel que representa el inicio formal de la campaña. Aunque algunas veces se roza el ridículo al forzar y alterar la fuerza de la simplicidad. La reforma de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General ha reducido, limitado, y concentrado la publicidad electoral al período concreto de los 15 días rigor. Mantener el secreto de la imagen final de la campaña ya casi no es posible. Los estrategas de los partidos, pensando en los medios de comunicación y las acciones en las redes sociales, han presentado horas antes, la imagen y los conceptos electorales. No hay sorpresa, pero sí emoción. Y es un momento también de emociones y afectos compartidos. Los candidatos se ven arropados por sus militantes, colaboradores, referentes, amigos y familiares. Las emociones y los nervios están a flor de piel.
Como en todo acto escénico, la sincronización horaria, de la acción reveladora del cartel y la entrada en directo con las televisiones, provoca no pocos disgustos y nervios en los candidatos y sus equipos. La perfección no existe, pero se intenta. Empezar bien, sin fallos y eficazmente es clave. Los candidatos se ven sometidos a un momento de estrés que será el preludio de lo que les espera.
4. Fuerza y eficacia. La primera noche es también una demostración de la fuerza y capacidad de los partidos políticos. No se trata solo de su capacidad movilizadora, aunque los principales candidatos presenten pabellones alegres, rebosantes y eufóricos. Se trata de organización. La atención y las facilidades que se den a los medios de comunicación (la caravana de periodistas que seguirán la campaña y con los que habrá que convivir 15 largos días). La accesibilidad del candidato en el contacto con los militantes y simpatizantes. La rotundidad, calidad y eficacia de los mensajes de campaña y su encaje en los formatos pautados y regulados por las autoridades electorales. La capacidad de crear el clima ambiental y la atmósfera emocional que nutra de energía a los equipos y militantes para trasladar sensaciones que contribuyan a mejorar las percepciones públicas. Todo ello, comunicación, movilización y clima se vive y se nota la primera noche. Cuidarlo, crearlo, es clave.
5. El tono. Pero nada como el tono del candidato. La pregunta que se hace todo el mundo, casi siempre dirigida a sus más estrechos colaboradores, es: ¿Y cómo está el candidato? Este debe hacer un gran sobreesfuerzo motivacional, en algunos casos rozando la impostura y el artificio. Si está preocupado, no debe parecerlo. Si está cansado, no debe notarse. Si está eufórico, no debe pasarse. Si está excitado, debe controlarse. Si está nervioso, debe calmarse. Y así todo. No me extraña que, con tanto control emocional, algunos solo piensen en cuándo acabará la campaña que justo ha empezado.
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