Sobre el autor

Antoni Gutiérrez-Rubí

es asesor de comunicación y consultor político. Recientemente acaba de publicar 'La política vigilada. La comunicación política en la era de Wikileaks'.
www.gutierrez-rubi.es.

Sobre el blog

Una mirada a la actualidad de la campaña electoral en clave de comunicación política y análisis estratégico.

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La noche electoral

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 20 nov 2011

Nocheelectoral

Sonrisas y lágrimas. Victorias y derrotas. Retos y límites. Inicios y finales. Es una noche sin matices, aunque la política formal se esfuerza siempre en buscar palancas para ofrecer siempre una lectura positiva. A veces se roza el ridículo. La noche electoral condensa, en muy pocas horas, muchos caminos cruzados en lo individual y colectivo, en lo personal y profesional.

Lo que sucede esa noche marca, y mucho, toda la legislatura. Las imágenes de las ruedas de prensa, de las salidas a los balcones, o las celebraciones de los militantes y simpatizantes se registran de manera perdurable en nuestra memoria colectiva. La victoria socialista de 1982 no se recordaría de la misma manera sin el icono de la foto en el hotel Palace con Felipe González y Alfonso Guerra. Marcó su victoria y ha sido el escenario de su reencuentro. O la primera victoria de Aznar, en el balcón de la sede del PP en la calle Génova, mientras sus seguidores gritaban “Pujol, enano, habla castellano”, que marcó su relación con CiU y con el President hasta los Pactos del Majestic, en donde, en guiño corrector, afirmó que él hablaba catalán en la intimidad. Es tan importante esta noche que ya hay consignas de cómo gritar y cómo celebrar la probable victoria del PP.

Es noche de frases célebres. Lapidarias o esperanzadoras. Miserables o históricas. Generosas o cínicas. Los medios de comunicación dedican, y es natural, una atención especial a estas palabras y a los gestos de los ganadores: con quién sale el líder, qué dice, cómo lo dice… Pero también es una gran oportunidad para los partidos que quedan en la oposición. La derrota puede ser tan épica como la victoria, aunque sea amarga, dulce o dura. El primer discurso de los derrotados es el inicio de la nueva campaña. Gestionarlo bien abre oportunidades, no las cierra necesariamente.

Cómo se sabe ganar y cómo se sabe perder revela mucha información de la categoría personal de los candidatos y, también, de su inteligencia política para analizar cuáles son los límites en la victoria, y los retos en la derrota. Y aunque nadie recomienda sacar conclusiones apresuradas hasta analizar con detalle los resultados, lo cierto es que los primeros análisis, los primeros titulares que se construyen con los fragmentos de imágenes y palabras de esta noche, condicionan la manera en que se digiere la derrota o se goza la victoria.

Esta noche veremos si estas elecciones frías dan paso a políticas de shock o de consenso. Si el poderosísimo relato que los sondeos -a lo largo de semanas y meses- han ido construyendo sobre la inevitabilidad de la victoria del PP se confirma o si se demuestra que, también, éstos se equivocan.

Para las personas que quieran construir su propio relato interpretativo, la oferta de información y análisis que la noche ofrece es extraordinaria. Además de las redes sociales, durante la jornada electoral podremos usar algunas herramientas que nos ayudarán a entender mejor los resultados. La mayoría de diarios han previsto el lanzamiento de especiales, con datos y mapas actualizados. Un buen ejemplo es el especial resultados electorales de la web de El País, o la web “La noche electoral” que sigue, en directo, las conversaciones generadas en Twitter y los blogs de las principales fuerzas políticas que concurren a estos comicios. También se pueden encontrar más enlaces en la sección sobre las Generales 2011 que he estado actualizando durante toda la campaña. Si se quiere seguir solo por Twitter, recomiendo seguir la cuenta @resultados 20N, que ofrecerá datos al minuto del Congreso, Senado y de todas las Comunidades Autónomas. Twitter, de nuevo, se presenta como el ecosistema informativo más versátil.

Finalmente, sea cual sea el resultado que las urnas decidan, y el poder que otorguen a nuestros representantes en el Gobierno o la oposición, estas elecciones y esta campaña han demostrado, crudamente, los límites de la política. Se abren dos nuevos escenarios.

El primero, que tener el poder político pero que la política no tenga poder es lo peor que nos puede pasar. Recupero la pertinente cita de Eric Hobsbawm: “Ante este horror vacui, ¿cuál es la receta? En mi opinión, el mundo necesita recuperar los valores de la ilustración, para afrontar el futuro. Aquellos que creen en el progreso humano, de toda la humanidad, a través de la razón, la educación y la acción colectiva”.

Y el segundo, que sea quien sea quien obtenga el poder ya no podrá ejercerlo con la confianza de tener cuatro años por delante. Hemos pasado del examen final a la evaluación continua. La política va a ser vigilada, con un nivel exigente y crítico de monitorización, fiscalización y observación (aumentado y empoderado gracias a la tecnología social) que no va a permitir el uso discrecional de la fuerza política, aunque sea legítima. Recupero, también, a Tucídides: "Cualquier poder tiende a ir hasta el límite de su poder. ¡Ha llegado la hora de la vigilancia!"

PD: Esta noche también supone el final de este blog. Han sido 26 artículos. Agradezco la confianza de EL PAÍS, vuestra complicidad lectora y los comentarios, pistas o enlaces que me habéis hecho llegar. Como en las noches electorales, este final puede ser el principio de algo nuevo. Muchas gracias a tod@s.

Jornada de reflexión cinematográfica

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 19 nov 2011

Cines

La campaña electoral ha acabado, pero todavía se pueden arañar algunos votos indecisos o dudosos. La jornada de reflexión, 24 horas antes de la cita con las urnas, es una práctica en el proceso electoral que no se lleva a cabo en todos los países. Y, aunque no se puede pedir el voto explícitamente, toda la actividad de los candidatos este día es seguida con mucho interés por los medios de comunicación y por muchos electores que esconden o postergan su decisión de voto hasta el mismo momento en que se encuentran camino del colegio electoral.

El día de reflexión, como muchos otros rituales políticos, tiene su propia agenda. En ella, se contempla la realización de fotografías de los grandes medios de comunicación a los principales candidatos que son reproducidas en la edición del domingo y que se convierten en un simulacro del fin de las hostilidades y en una petición coral a la participación y a la normalidad democráticas.

Los medios, y los equipos de campaña, son conscientes del interés que suscita la actividad de los candidatos y las candidatas en ese día: con quién van a comer, cómo pasaran la tarde… En definitiva, ¿a qué van a dedicar su tiempo llenando la tensa espera? La campaña permanente sigue, a pesar de que haya acabado formalmente, y muchos ciudadanos observan con detalle estos últimos instantes de sobreexposición mediática para interiorizar opiniones e intuiciones. Cualquier gesto o acción reveladora puede dar la información o la pista del dato último para tomar una decisión que se demora hasta el último momento, para evitar dar explicaciones o, sencillamente, por cansancio o pereza electoral.

Una manera de seguir haciendo campaña es mostrar determinadas afinidades culturales y lanzar algunos mensajes políticos -cifrados, con más o menos ocurrencia- a través de la asociación entre el candidato/a y determinados conceptos. Las afinidades lúdicas y culturales o la adquisición de libros (con sus sugerentes títulos, temáticas o autores), por ejemplo, forman parte de estos mensajes simbólicos que tanto gustan a los spin doctors. La música que Obama desveló que escuchaba en su iPod, en la campaña del 2008, es parte de esta estrategia: convertir las preferencias culturales en opciones vitales de fondo ideológico que permitan nuevos alineamientos e identificaciones estéticas con los electores.  

Para ilustrar lo que digo, me he imaginado qué películas podrían ir a ver los principales candidatos, como parte de una opción lúdica y cultural pero con mensaje electoral, justo el día en el que pueden y deben hacer política de manera más sutil y sugerente. La cartelera de esta semana, con los estrenos de ayer viernes, es muy seductora. La preferencia por un título u otro ofrecería, seguro, mucha información…

Mariano Rajoy (PP) podría escoger -quizás-  “Habemus Papam”, propinando un golpe pícaro a diestra y siniestra.

Alfredo Pérez Rubalcaba (PSOE) podría optar -según sus ánimos o el mensaje interno a lanzar- entre la película de estreno “Pánico en la granja” o la premiada “Melancolía” del danés Lars von Trier.

A Josep Antoni Duran i Lleida (CiU) le imagino escogiendo la clásica “El Ilusionista”, de Jacques Tati, o “El cambiazo”, con un título transversal y poliédrico.

Cayo Lara (IU), en un guiño de nueva reivindicación heroica, podría acercarse a la proyección de “El Capitán Trueno”, mientras Josu Erkoreka (PNV-EAJ) quizás entraría a ver la proyección de “Las razones del corazón”.

A Juan López de Uralde (EQUO) le va  “El niño de la bicicleta”. Rosa Díez (UPyD) bien podría reivindicar el film “Los olvidados de los olvidados”, la producción dirigida por Carles Caparrós.

Alfred Bosch (ERC) entraría –quizás sin muchas dudas- a ver “Catalunya, über alles”, un retrato de la Catalunya interior. Tres historias que reflejan una sociedad en conflicto obligada a aceptarse y recrearse o a desaparecer, según alguna de las reseñas cinematográficas que pueden leerse.

Y para las propuestas más contundentes de abstención crítica, voto blanco, nulo o nulo selectivo un título muy adecuado: “Interferencias” que analiza las causas de la crisis global y se estrena esta semana bajo licencia Creative Commons. El rodaje de la cinta coincidió con el inicio de las acampadas del 15M y cuenta cómo se gesta el nuevo activismo político.

Dejo a la imaginación de los lectores y las lectoras, decidir a quién asignarían, o cómo podrían ser utilizados e interpretados los siguientes títulos: “Semilla de maldad”, “De mayor quiero ser soldado”, “Transgression”, “La cosa” o la comedia “Dime con cuántos”, entre otros.

La película de la campaña casi ha acabado. Solo esperamos el desenlace. Y como toda buena película, solo el final puede sorprender a todos los espectadores y a los mismísimos protagonistas. En vuestras manos está. Mañana decidimos.

Votar por primera vez

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 18 nov 2011

Foto

Debe resultar muy difícil votar por primera vez en estas elecciones. No hay épica, hay tragedia. No hay fiesta, hay duelo. La crisis económica se ceba, con virulencia, sobre los votantes más jóvenes. Y la política, en vez de ofrecer soluciones, les pide el voto sin asumir que no inspira respeto ni confianza. No es de extrañar que el rito democrático iniciático se vea como una oportunidad no para decidir sino para rechazar. No para escoger, sino para negar.

La primera vez simbolizaba la entrada ‘oficial’ en la mayoría de edad. Ahora parece el símbolo de la derrota generacional. De la desesperación. El reflejo del desánimo generalizado. La alegría emancipatoria que caracterizaba ese primer voto ha mutado en desafección, melancolía o indignación. La fiesta democrática (las elecciones) se ha transformado, para muchos de estos electores que se estrenan, en rebeldía crítica. Como denominador común a todos ellos, los jóvenes de 18 años se sienten muy lejos de toda la clase política. Muy lejos. El magnetismo de la “primera vez” se diluye hasta la incomodidad. Y el desconcierto.

En las elecciones generales del #20N participarán 1,5 millones de nuevos votantes, aunque muchos de ellos que viven en el extranjero van a tener problemas injustificables. El número de nuevos votantes es muy relevante desde el punto de vista demoscópico. Y todos los expertos coinciden en que el segmento de 18 a 24 años será determinante en el resultado de las urnas. Hace ocho años, aquellos jóvenes, fueron decisivos para rechazar la manipulación de un Gobierno que mentía. Fue, fundamentalmente, una victoria de la gente joven. Hoy, estos jóvenes se sienten al margen y fuera de la escenificación y ritualidad de la democracia representativa. Quieren más política, pero otra política. Más democracia real ya. "Baja participación, radicalismo e izquierdismo" son los tres rasgos que caracterizan el voto juvenil, en palabras del profesor de sociología de la UNED, Juan José González, en su trabajo “Tres décadas de cambio social en España”. Sin embargo, ese perfil ideológicamente de izquierdas, parece difuminarse de cara a los próximos comicios.

El barómetro de opinión del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), realizado el pasado mes de julio, pone de manifiesto que los conservadores ganan entre el colectivo de jóvenes que declararon que votarían al PP, de celebrarse elecciones en ese momento, frente a un 20,1% que optaría por el PSOE. Estos 12 puntos de diferencia se estrechan hasta siete décimas en el siguiente grupo de edad, los jóvenes entre 25 y 34 años.

Esta extraña campaña tampoco se ha caracterizado por el debate de las propuestas concretas dirigidas a la juventud ni protagonizadas por ellos. Existe un consenso amplio en la necesidad de mejorar el empleo joven, así como de sus posibilidades de emancipación. Pero, si comparamos los programas, nos llevamos algunas sorpresas: ¿Cómo pretenden mejorar sus condiciones laborales? ¿Fomento de los contratos de prácticas? ¿Abaratamiento del contrato a jóvenes?

Tampoco ha cuajado el debate sobre la posibilidad del voto a los 16 años, a pesar de las diversas demandas y propuestas en relación a la reforma de la ley electoral que la sociedad española viene reclamando, especialmente, tras el surgimiento del movimiento 15M. Alfredo Pérez Rubalcaba, durante la TwitterEntrevista que llevamos a cabo el pasado 11 de noviembre, contestó: “¿El voto a los 16 años? “Lo he pensado muchas veces, pero es algo que me gustaría consensuar con los ciudadanos”. Poca concreción pero algo más que el silencio atronador de Mariano Rajoy sobre este punto. IU, y también Izquierda Anticapitalista, sí que proponen el voto a los 16 años y transporte gratis para parados y jóvenes.

Las “primeras veces” tienen algo de mágico y de especial, sea la primera bicicleta o el primer amor… Experimentar algo por vez primera deja huella y es perdurable en la memoria vivida de las personas. No sé cómo vivirán los nuevos votantes esta su primera vez. Pero ahora que acaba la campaña, y que hoy es el último día, sería fantástico que nuestros líderes encontraran razones y argumentos para motivar a los que teniendo ya el derecho, intuyan que su deber ya no es votar democráticamente, sino no votar, también democráticamente.

PD: La fotografía que ilustra este artículo es de mi álbum personal. Perdonad la intimidad. Pero me ha hecho pensar mucho. De reivindicar el voto a los 18 años en la Constitución… a una Constitución que no ha sido votada ni por el 50% del electorado actual. Algo falla.

Campaña light, política shock

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 17 nov 2011

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Esta campaña es realmente extraña. Debería servir, como todas, para contrastar opiniones y propuestas -más en un momento tan extraordinariamente complicado y convulso- y para lo que está sirviendo es para esperar el día 21. Según todos los recientes sondeos, el Partido Popular logrará una aplastante victoria electoral el próximo #20N, y Mariano Rajoy será el próximo presidente, con un liderazgo sin carisma. El sondeo, como concepto, se presenta ya como resultado y ha mutado su carácter probabilístico por el determinista. Corremos el riesgo que los votos parezcan trámites.

En 1933, Franklin Delano Roosevelt asumió el poder en Estados Unidos también con un enorme capital político y en medio de una gravísima crisis económica. Los estadounidenses de todas las tendencias políticas exigían una acción inmediata por la gran crisis económica que estaban pasando y Roosevelt respondió insistiendo en que debía ser juzgado 100 días después de entrar en el gobierno. Durante esos días, creó una serie de nuevos programas para los "primeros cien días" de la administración, en los que se reunió con el Congreso, el cual aceptó casi todas sus solicitudes legislativas. Desde entonces, los presidentes gozan de cierta “tregua política” en sus primeros 100 días. Pero, a partir de entonces, se exigen respuestas y soluciones. John Fitzgerald Kennedy, consciente de esta poderosa etiqueta temporal y política, le dio la vuelta y apretó las tuercas,  llegando a afirmar que: “Para hacer todas las políticas que un pueblo necesita no es suficiente 100 días, ni tan solo 1.000 días, ni incluso una legislatura. Quizás ni toda una vida. Por eso, es necesario que nos pongamos a trabajar inmediatamente”.

Pero el próximo presidente no tendrá tregua. Y la sociedad tampoco, a juzgar por las proféticas declaraciones de María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, y Presidenta de Castilla-La Mancha: “Las protestas serán inevitables cuando Rajoy haga lo que tenga que hacer”. Mariano Rajoy, que ha conseguido llegar al tramo final sin desvelar casi ninguna medida ya anuncia una política de choque, en la única entrevista en la que ha desvelado la naturaleza ejemplar, simbólica y contundente de sus primeras decisiones: “mi primera medida será un mensaje al país y a Europa de austeridad y de que vamos en serio”.

Esas medidas que propone, denominadas por el PSOE como agenda oculta, deberán ser rápidas y concisas, y tener una muy buena estrategia de comunicación. El mensaje del cambio a mejor que se ha estado repitiendo en campaña deberá ser confirmado en el gobierno, y deberá seguir usándose, no solo como mensaje, sino como realidad a los ojos de la ciudadanía. Cameron, en el Reino Unido no lo consiguió. Rajoy tendrá 100 días simbólicos, poderosísimos en la creación de marcos mentales y de profundas huellas en la opinión pública, pero  deberá actuar rápido para convencer: dentro y fuera. Los primeros gestos son determinantes. Zapatero a las 48 horas de tomar posesión anunciaba la retirada de Irak.

Actuar con rapidez es también la premisa táctica establecida por Milton Friedman, padre de la doctrina del shock que guía el capitalismo contemporáneo para imponer de forma irreversible los cambios en período de crisis. Friedman estimaba que una nueva Administración "dispone de seis a nueve meses para poner en marcha cambios legislativos importantes; si no aprovecha la oportunidad de actuar durante ese período concreto, no volverá a disfrutar de ocasión igual". Ése es el tiempo que tendrá Rajoy para dar un paso al frente y demostrar a los españoles, pero también al mundo, que la economía de España puede cambiar.

En su libro La doctrina del shock, de 2007, Naomi Klein, indica que esas políticas económicas abanderadas por Friedman (las usadas mayoritariamente por los países desarrollados) han alcanzado importancia en países con modelos de libre mercado, no porque fuesen populares o demandados sino a través de impactos en la psicología social con desastres o contingencias provocando que ante la conmoción y confusión se puedan hacer reformas impopulares. Klein cita, como alguna de estas perturbaciones, la Guerra de las Malvinas, el 11 de Septiembre, el Tsunami de 2004 en Indonesia, o la crisis del huracán Katrina que pudieron haber sido aprovechadas con la intención de empujar la aprobación de una serie de reformas.

Rajoy, si finalmente es elegido Presidente, dispondrá de mayorías electorales y parlamentarias que lo legitimaran y le garantizaran respaldo y apoyo a sus decisiones. Pero casi más importante que las mayorías tendrá a su favor un margen adicional de tolerancia social. La gravedad de la crisis económica y política hará que la sociedad tolere decisiones drásticas, casi traumáticas. Cómo utilice este colchón extra de confianza, para ir más allá de lo necesario, urgente o aceptable, marcará su gestión.

Tecnología para decidir el voto

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 16 nov 2011

Voto

Hay quien tiene muy claro su voto el #20N. Otras personas están vacilando, dudosas, desconcertadas. Y, no pocas, no tienen la información necesaria, a pesar de la campaña –o quizás a causa de la campaña-, para votar con criterio, autonomía y responsabilidad. La decisión del voto es compleja y a la vez simple, pero lo cierto es que cada vez resulta más difícil tener una idea clara de lo que se propone, quién y por qué.

Las aplicaciones digitales y páginas web que ayudan a tomar decisiones políticas son cada vez más frecuentes en los procesos electorales. Estas herramientas y tecnologías ayudan a “pensar” y a “comparar”. E introducen una saludable práctica en la toma de decisión: hacer coherente la decisión con el grado de identificación ideológica, la evaluación comparada y el voto selectivo. Veamos algunas aplicaciones que espero os sean de utilidad, tanto si dudáis, como si estáis convencidos pero dispuestos a dudar, nuevamente.

1. Autochecking ideológico. Son aplicaciones insertadas en una página web que -a través de rutinas lógicas de respuesta, similares a las que tienen los partidos o los candidatos y que expresan en sus programas políticos o en sus discursos- nos indican qué partido se acerca más a nuestra ideología (o nuestros valores y visiones del mundo y de la vida). Son lecturas de comportamiento que dibujan orientaciones políticas.  El incremento de los electores abstencionistas y de los que mantienen la duda (y la incertidumbre demoscópica) hasta casi el mismo día de cierre de urnas, así como la necesidad de las instituciones públicas y formaciones políticas de estimular la participación, han favorecido la proliferación de estas aplicaciones concebidas como un autochecking ideológico. Las preguntas estructuradas a partir de las propuestas de las opciones políticas evitan la identificación a priori del partido que las formula. El elector autoexaminado responde sin el prejuicio previo de la marca electoral y llega a conclusiones ideológicas como paso previo y orientador de su decisión electoral. En definitiva, le propone una elección “coherente” con su ideología o sus valores.

En las elecciones europeas de 2009 se creó una herramienta (EU Profiler) que, mediante un sencillo cuestionario de 30 preguntas, mostraba qué partido nacional o europeo se acercaba más a tus ideas políticas, qué lugar ocupabas en el espectro político y la probabilidad con la que votarías a otros partidos. Más de medio millón de personas participaron respondiendo al cuestionario. No era la primera vez que se creaba una herramienta de este tipo. Durante la pre-campaña electoral norteamericana, en 2007, desde USA Today crearon el Candidate Match Game, en el que indicaban, a través de una especie de encuesta, qué candidatos se acercaban más ideológicamente a ti o eran más afines a tus ideas. Tanto EU Profiler como Candidate Match ya eran herederas de herramientas o juegos parecidos en Francia (Polimètre) y en Holanda (Votematch), creados durante finales de 2006 y principios de 2007, respectivamente.

En esta campaña electoral vemos también en España un ejemplo de estas herramientas de autochecking, como es elecciones.es. Nos indica a qué partido habría que votar basándonos en nuestra ideología, a través de la respuesta a 15 preguntas cortas y eligiendo qué temática nos afecta más. Nos muestra qué partidos se acercan más a nuestras opiniones políticas.

2. Comparación de programas. Desde hace unos años, esas comparativas se pueden encontrar online, aunque ha sido ésta la primera elección a generales españolas donde se ha creado una web específica para ello. Se trata de #programas20N, donde se pueden encontrar todos los programas de los partidos políticos que se presentan a las elecciones generales del 20 de noviembre de 2011. Se comparan por temáticas, permitiendo informarse más fácilmente sobre lo que más nos interesa.

Otro ejemplo es Programas electorales para el 20N, realizado por el grupo de trabajo de la asamblea del Retiro, que quiere ser una síntesis de los programas electorales de 20 partidos, para facilitar su lectura y explicar todas las opciones de voto (incluyendo el voto en blanco, nulo y abstención). También en #10Propuestas20N se han recopilado las propuestas principales (hasta 10 como máximo) de 24 partidos políticos que se presentan a estas elecciones.

Todas las aplicaciones van a crecer en calidad y cantidad, siendo de gran ayuda al elector y a los medios de comunicación. Incluso van a poner a más de un candidato en evidencia respecto a sus propios postulados programáticos. Pero, también, anticipan un horizonte político en el que primará más la autoafirmación que el debate, el consenso, el acuerdo o las alianzas. Sería divertido (y sorprendente, creo) someter a nuestros candidatos y candidatas a las herramientas citadas y comprobar el grado de identificación con sus propias propuestas…

3. El voto selectivo. Interesante es también la iniciativa Aritmética20N que propone, a través de su web, votar en cada circunscripción electoral al partido más fuerte que no sea PP, PSOE o CiU (por el tema Ley Sinde). Para ellos, “no se trata de votar al partido que nos desagrada menos o que nos gusta un poco, sino de utilizarlos para que se peleen entre ellos”. Es por ello que han colgado una tabla donde se pueden encontrar cálculos basados en los resultados de las últimas elecciones (2008 y 2011) y en las recientes encuestas del CIS. Esta tabla muestra a qué partido hay que votar para romper el liderazgo de PP, PSOE y CiU en cada circunscripción. Es otra opción para votar con la ayuda de la tecnología y para utilizar el voto como castigo eficiente. Parecida es la iniciativa VotoWiki.net (#hazvalertuvoto) que permite indicar nuestras preferencias de voto de forma anónima, mientras estás coordinándote así democráticamente con otros electores para concentrar el voto en una de ellas.

Pero si lo que se quiere es ver dónde y por qué nuestro voto puede jugar un papel especial en el reparto de escaños -dada la previsible y posible competencia entre las candidaturas- recomiendo esta página, muy visual y completa.

La tecnología puede ayudarnos a tomar decisiones complejas, facilitando nuestra responsabilidad con nuevos y exigentes criterios. No dejes de utilizar lo digital para decidir tu voto analógico, a la espera que, finalmente, podamos votar electrónica y digitalmente, remoto y presencial. Nos sobra tecnología para garantizar todos los requisitos que la Ley Electoral y la Constitución exigen. Lo que falta es voluntad política. Decide. Conéctate.

Comida, políticos y campañas

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 15 nov 2011

Butifarrada

Más de la mitad de los adultos españoles tiene sobrepeso y uno de cada seis sufre obesidad. Y el problema está afectando también a nuestros menores con severas consecuencias. El dato es contundente y los efectos en la salud mental y física de nuestra sociedad, así como los costes para nuestro sistema sanitario, son extraordinariamente importantes. El hecho es de una relevancia incuestionable, pero, sin embargo, está ausente del debate y de las propuestas en esta campaña electoral. La sensación de que la política no se ocupa de los nuevos problemas y ha dejado de resolver bien los antiguos se confirma en casos como este.

Si no me he equivocado en las búsquedas, las propuestas sobre “obesidad” o “trastornos alimentarios” no están presentes, de manera contundente, en los programas de las principales fuerzas políticas. Solo el PSOE propone, en la página 94 de su programa, “potenciar la función de la Agencia de Seguridad Alimentaria y Nutrición en especial en la lucha frente a la obesidad infantil y en el desarrollo de una línea de información y recomendaciones para favorecer el consumo informado” y el PP cita sucintamente que “promoveremos hábitos de vida saludables y pautas de consumo responsable, velando por los derechos de los consumidores.”

Decía el filósofo Jean Anthelme Brillat-Savarin, en 1825, “Dime lo que comes y te diré quien eres”. En esta línea, Hunch es un sitio donde miles de usuarios escriben y recomiendan sobre aquello que les gusta, como, por ejemplo, sus preferencias gastronómicas. Con los datos recopilados han elaborado una infografía donde se establecen las relaciones entre los gustos y el tipo de dieta y los niveles de afinidad política. Así, se observa que los liberales prefieren cenar con vino, suelen desayunar más y son más vegetarianos, y los conservadores prefieren cenar con gaseosa, comer pasta y los locales de comida rápida.

Ausente la alimentación del debate de fondo, lo que sí está muy presente es la comida en la acción y en la vida política. Analicemos las principales asociaciones.

1. Comidas políticas. Siguiendo el paso de los almuerzos de negocios, la costumbre de tratar temas de interés político y público en encuentros privados alrededor de una mesa está muy extendida entre nuestros representantes. La utilización de reservados en los restaurantes, y una propensión a la discreción, hacen de estos almuerzos políticos un espacio de intimidad, de negociación e incluso de conspiración. Comer con alguien es, a veces, mucho más relevante que reunirse con él.

2. Gustos gastronómicos. En las campañas electorales, los candidatos se ven sometidos a todo tipo de perfiles personales y de tests. Nos interesan los gustos culinarios de nuestros políticos y políticas o sus restaurantes preferidos. Así, sabemos que Rubalcaba suele comer solomillo y verduras, pero que -como padece anisakis- no come pescado ni marisco; y que a Rajoy le encantan los platos de cuchara, pero que desde hace algún tiempo no suele cenar o toma solo fruta o un yogurt.

3. Comidas populares. Caracoladas, paelladas, pulpadas, butifarradas, mongetades, calçotades… forman parte de las tradiciones culinarias populares con las que jalonamos la vida política. Es indiscutible el valor social y movilizador que tienen estas grandes concentraciones alrededor de la ración, pero lo cierto es que provocan imágenes de forzada proximidad, tienen algo de excesivo y reflejan antiguos tics feudales que desnaturalizan la acción política. Se instala la duda razonable sobre si los partidos, que gastan importantes sumas para organizar mítines con comida, podrían tener dificultades para garantizar la concurrida asistencia sin el estímulo del plato. Además, la ruta gastronómica de una campaña electoral es un auténtico calvario y pone a prueba la resistencia gástrica de nuestros candidatos.

4. Fotos típicas. Nada provoca más alborozo entre los electores y las bases políticas que ver como el líder degusta, disfruta y exterioriza su entusiasmo por los platos tradicionales. Y todos y todas sucumben a la foto en el límite. Ver, por ejemplo, a la canciller alemana Angela Merkel zampándose una salchicha tradicional en Turingia forma parte de estas liturgias gastronómicas a las que la política se ve abocada. Quizás para compensar esa imagen colesteroica Merkel recomienda comer manzanas para estar sanos.

5. Comida por votos. En otros contextos, la comida se utiliza, lamentablemente, para conseguir votos. Durante la reciente campaña electoral en Perú, los voluntarios de Keiko Fujimori se dedicaron a recolectar votos ofreciendo paquetes de arroz, lentejas, azúcar o leche, con la excusa del día de la madre. Y, en España, no estamos tan lejos de esto. En Canarias, por ejemplo, durante las pasadas elecciones de mayo de 2011 se produjeron denuncias por un supuesto reparto de votos y bolsas de comida.

6. La dieta de los políticos.  Las dietas de nuestros candidatos y políticos despiertan un interés creciente. Perder peso está de moda, y, además, conviene a la mayoría. El presidente mexicano, Felipe Calderón, ha encabezado una campaña nacional para combatir la obesidad y, para ello, él y su gabinete pregonan con el ejemplo y se han puesto a dieta. El esfuerzo tiene su recompensa en forma de percepción de determinación y contención. Y forma parte de la preparación para una campaña electoral. La dieta del yogurt y los paseos de Mariano Rajoy le han dado un aspecto más jovial y, sin duda, le han favorecido en términos de imagen. Los saltitos que dio el pasado domingo en Valencia, no habrían sido posibles con el sobrepeso que le acompañaba. Además, diversas investigaciones afirman que los políticos obesos obtienen peor calificación en sus cualidades de liderazgo y que su peso, como su altura, puede influir en la decisión de voto de los electores.

7. La comida y las relaciones internacionales. Más allá de las comidas protocolarias que caracterizan buena parte de la agenda institucional de nuestros representantes, la comida forma parte de las estrategias de comunicación en las relaciones internacionales. Barack Obama, por ejemplo, ha llevado a cenar a diversos mandatarios en sus visitas a EEUU proyectando una imagen de acercamiento y complicidad. Las fotografías difundidas de Obama y el presidente ruso Dmitri Medvédev hablando de economía en una hamburguesería -claro icono de la comida americana-, o la cena íntima con la canciller alemana, en un elegante restaurante de corte europeo, responden a una intencionada estrategia.

8. Comida y lenguaje simbólico. La comida adquiere también, en diversas circunstancias, un alto potencial simbólico. Por ejemplo, la imagen de agencia difundida del encuentro del pasado mes de julio entre el Primer Ministro griego, Yorgos Papandreu, Nicolas Sarkozy y Angela Merkel, contiene un alto valor comunicativo. La fotografía, donde los mandatarios se sirven café de un termo y se reparten galletas y zumo en tetra-brik, no es casual, ni fruto de la austeridad germánica, sino que tiene un claro objetivo comunicativo en un contexto de profunda crisis.

El uso de frutas o verduras como poderosa metáfora en política tiene una larga tradición. Recordemos, por ejemplo, la manzana de Chirac o de Xavier Trias o los tomates del líder de los socialistas radicales holandeses, Jan Marijnissen.

9. Comida y crisis política. En ocasiones determinados gestos gastronómicos pueden contribuir a apagar una crisis. Así, ante los problemas surgidos con el pepino español, en entredicho por culpa de la bacteria E.Coli, nuestros políticos salieron en su defensa enviando un mensaje claro de apoyo y confianza. Para ello, tanto la Consejera andaluza de agricultura y pesca, Clara Aguilera, como Mariano Rajoy y sus barones, no dudaron en fotografiarse comiendo esta hortaliza para tranquilizar a la población y mostrar su apoyo al sector agrícola.

10. Un huerto en La Moncloa. No me imagino, aunque sería una gran noticia y muy positiva, que el próximo inquilino de La Moncloa plante un huerto, como sí lo han hecho los Obama. La Primera Dama de Estados Unidos ha creado un jardín orgánico en el ala sur de la Casa Blanca, con la ayuda de estudiantes de primaria y con el objetivo de que entiendan así la importancia de una alimentación sana. La iniciativa forma parte  además de la importante implicación de Michelle Obama en una campaña contra la obesidad y la mejora de la alimentación en su país.

 

Videos de respuesta rápida

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 14 nov 2011

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YouTube recibe cada minuto 48 horas de vídeo (¡69.000 horas al día!), con un crecimiento extraordinario. Se ha convertido, además, en el segundo buscador de referencia, ganándole cada día cuota de aceptación al gigante Google. Algunos analistas de tendencias de futuro afirman que el 90% de los contenidos digitales serán audiovisuales.

La Generación YouTube -aquella que al buscar información, busca imágenes- está cambiando la manera de comprender el dato, el conocimiento…y, en consecuencia, la política (y nuestra percepción de ella). Conectar con imágenes de calidad y adaptadas al potencial narrativo de lo audiovisual es el reto para la comunicación política.

En esta campaña, los vídeos políticos más eficaces (más virales, con mayor audiencia mediática) ya no son, fundamentalmente, los vídeos oficiales de los candidatos y sus espots. La videopolítica es una gran oportunidad para que, desde el sentido del humor (y del ridículo), la crítica ácida y mordaz o los argumentos más razonados, se generen piezas frescas, ágiles y oportunas que permitan empaquetar creativamente las propuestas de los partidos y candidatos/as. Muchos de ellos, impulsados o tolerados por los equipos de campaña, están inundando la Red con el objetivo de difundir rápidamente un mensaje, ganar notoriedad de marca… o desviar la atención. Las elecciones del futuro y del presente se parecerán bastante al rigor y exigencia del usuario de un mando a distancia o del internauta crítico. Tienen el poder de decisión en su mano y, si el contenido no es bueno, cambian de canal o pantalla.

Son vídeos especialmente útiles para generar viralidad y ser rápidamente enviados y compartidos en redes sociales. Pero, además, estamos viendo el uso de éstos como estrategia de posicionamiento político (la videología) para que puedan aparecer en los medios, en televisiones y en las páginas web de diarios, que cada vez incrustan más piezas audiovisuales. Una vez ocurre, el vídeo de respuesta multiplica exponencialmente su difusión y su participación.

Es por ello que los vídeos de respuesta rápida empiezan a ser básicos en la comunicación política actual. En los equipos de los candidatos hay que tener preparado tanto un equipo de campaña negativa como uno de respuesta rápida a campañas negativas de la oposición. La crítica (satírica y divertida), a menudo anónima, puede ayudar a difundir vídeos que atacan al oponente. También éste tiene que estar preparado para defenderse rápidamente, a través del mismo formato, ante los ataques de la oposición, que también existirán. Se trata de responder rápidamente con un vídeo a un vídeo del partido contrario, intentando desactivar su mensaje con otro mensaje, es decir, contraatacando. 

Tenemos numerosos ejemplos, que en España se hicieron conocidos a partir de las elecciones catalanas de 2010 por parte de CiU. En la actual campaña electoral, es el Partido Popular el que más está usando estos equipos de respuesta rápida.

El caso más reciente es el vídeo de respuesta que el PP lanzó contestando al que había colgado el PSOE, un par de días antes, en el que ciudadanos anónimos preguntan, megáfono en mano, al líder del PP por su "programa oculto", el que no reveló en el debate a pesar de las insistentes preguntas de Alfredo Pérez Rubalcaba. En La rueda de prensa que Rajoy no quiere dar, varios ciudadanos plantean al candidato popular -sin obtener respuesta- si, en caso de ganar el 20-N "va a ampliar los recortes que está haciendo el PP de Madrid y en Sanidad y en Educación", si "derogaría la ley del aborto" o si "daría marcha atrás" en la ley del matrimonio homosexual. Así, el jueves el PP respondió con un nuevo vídeo de campaña en el que su candidato a la Presidencia del Gobierno, Mariano Rajoy, contesta a las preguntas que plantea una joven empresaria mientras se dirige en un taxi a pedir financiación al Instituto de Crédito Oficial (ICO). No habían pasado ni 48 horas.

Anteriormente, el PP había realizado otro vídeo de respuesta (en este caso al vídeo donde el PSOE lanzaba su eslogan “Pelea por lo que quieres”) en el que contraponía la "pelea" en las calles con la "suma de fuerzas", en alusión al lema de la campaña de Rubalcaba, presentado la semana anterior.

Decía el político italiano Antonio Gramsci que las batallas políticas son batallas culturales. Y hoy, la cultura dominante es la audiovisual. Cuando me preguntan sobre por dónde pueden (y deben) evolucionar los partidos políticos y sus políticas de comunicación hacia el futuro, para volver a reconectar con la ciudadanía y la contemporaneidad, afirmo, no sin un pálpito de vértigo y esperanza también, que las organizaciones políticas deben explorar y transformarse en organizaciones culturales. En productoras de contenidos. Sin creación cultural no hay combate político. La poderosa imagen es el nuevo escenario del debate ideológico. Entiendo los temores, comprendo los recelos, acepto los riesgos… pero la política debe renovarse por los cimientos: por las ideas y por sus mediadoras, las palabras. Y las palabras del siglo XXI son, más que nunca, imágenes. Pensar con imágenes, emocionarnos con las ideas. No hay otro camino para recuperar los nutrientes que reconecten la política con la vida.

Facebook electoral

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 13 nov 2011

FB

En las anteriores elecciones generales de marzo de 2008 entraron por primera vez en el juego electoral las redes sociales. Algunos de los principales candidatos se abrieron sus cuentas, como hicieron los partidos. Facebook fue sin duda la red social más y mejor utilizada por todos ellos, ya fuese mediante perfiles y páginas personales de cada candidato o a través de grupos de apoyo personales o institucionales que plagaron esa red social durante aquella campaña. Las redes sociales entraban en política, aunque de modo muy primario e iniciático. Se buscaba difundir, más que interaccionar.

En la actualidad, cuatro años después, Facebook tiene 800 millones de usuarios y su tamaño ya es comparable al que tenía todo Internet en 2004. En España lo usa el 19,7% de la población, aunque otros estudios indican que ya se acercaría al 25%. Por otro lado, el 76% de los ciudadanos va con un móvil en el bolsillo, casi la mitad de ellos con Internet, según el medidor de audiencias ComScore. Y casi el 60% de los españoles está en la Red (datos de la última oleada del Estudio General de Medios, EGM). Es en Facebook donde está la gente, pero también donde se mueven las nuevas energías democráticas. Algunos estudios, incluso, afirman que se puede relacionar directamente el número de amigos que una persona tiene en Facebook con el tamaño de determinadas zonas del cerebro.

En 2011, Facebook forma parte básica de las estrategias y de las acciones de campaña. Nadie renuncia a esta red social y se establecen acciones, ideas y equipos para poder ejecutarlas. El problema es que sigue siendo concebida desde una perspectiva analógica. Internet es, para la mayoría de los partidos, un medio más, como la prensa, la radio, la televisión o la publicidad exterior. Estamos muy lejos de utilizarla en su triple dimensión transformadora: comunicación; organización; y creación de contenidos, propuestas y debates políticos.

El objetivo de la campaña en Facebook es movilizar a los electores y a los activistas, ofreciendo la posibilidad de actuar sin esperar consignas o la planificación general. Crear estados de ánimo e influir poderosamente en el establecimiento de la agenda política y de la opinión pública. Y ofrecer una oportunidad para hacer más próxima la política representativa y, así, la capacidad persuasiva de los candidatos. La clave está en la estrategia y sincronización entre perfiles. No se trata tanto de repetir el mismo mensaje en diferentes redes como de matizar según el lenguaje de cada una de ellas. Crear conversación y enriquecer los mensajes con enlaces son dos de las exigencias básicas que debemos pedir a los partidos.

Esas relaciones y conversaciones -que son ahora medibles (y visibles) con la nueva herramienta de métricas de Facebook que mide el engagement- son la base del uso político de esta red social, y que en estas elecciones está siendo mejor usado por nuevos partidos como EQUO, UPyD o Amaiur.

En esta campaña electoral, hay tres acciones en Facebook que me gustaría comentar:

1. Quedadas. Una campaña en Facebook significa también potenciales relaciones offline, por ejemplo creando encuentros de amigos o admiradores con el candidato, como han hecho diferentes partidos en anteriores elecciones. Estos mítines de cercanía son los que generan más proximidad entre el candidato y los votantes, rompiendo la barrera “virtual” que ofrece Facebook. Las redes sociales deben servir en política para crear comunidades afines, pero las comunidades, como las personas, se relacionan y multiplican a través de encuentros personales.

2. Errores. Los errores en Internet tienen doble coste. Primero porque una equivocación en la red tiene un alto nivel de amplificación dada su naturaleza descentralizada y la dinámica viral. Y segundo porque la identidad personal y política (que es lo mismo que la identidad digital) se construye y reconstruye con una gran vulnerabilidad. Las disculpas que la exedil de Palma de Mallorca, Francisca Pol Cabrer, ha pedido a través de Facebook por colgar en esa red social un fotomontaje de la ministra de Defensa, Carme Chacón, en la que aparecía enseñando un pecho rodeada de mandos militares durante su última visita a Afganistán, son un ejemplo de ello. Las disculpas no han sido suficientes para restaurar y reparar un grave ataque machista que ha supuesto un duro deterioro de reputación pública para quien insulta, para la marca política que le da cobertura, y para el líder que calla.

3. Creatividad gráfica. En esta campaña -y gracias a las facilidades que Facebook ha incorporado en la gestión de la opción “Compartir” y el desarrollo y popularidad de las funcionalidades para compartir fotografías, etiquetarlas y visualizarlas- se ha producido la eclosión de imágenes gráficas de contenido crítico o humorístico. La creatividad se ha apoderado de los muros de los usuarios que, con los cambios en esta red social, se ha hecho mucho más “visual”.

El “Me gusta” todavía no es un voto (aunque sí una expresión intuitiva, epidérmica y –a veces- banal o superficial). Pero es la opción fácil, y también sugerente, para expresar opiniones de manera constante e instantánea. La vieja política puede confundir los votos con los amigos; y la nueva política puede confundir los “Me gusta” con compromisos y nuevas conciencias sociales. Los retos que tenemos que afrontar necesitan algo más que clics. Pero, a veces, parece que es el único espacio que nos queda para poder mostrar nuestras opiniones y motivaciones.

Los mítines en la era digital

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 12 nov 2011

Obamamiting

Muchos ciudadanos y ciudadanas se preguntan sobre la eficacia y la relación entre el coste (económico, organizativo) y el retorno (electoral, mediático) de los mítines en una campaña electoral. Y más en una sociedad digital como la nuestra. Lo cierto es que siguen siendo un elemento importante en la planificación electoral y son el prototipo de acto que acostumbra a cerrar la larga campaña.

Veamos cuáles son las razones que los hacen, todavía, imprescindibles y los nuevos usos y oportunidades que permiten.

1. Mediático. Durante un mitin a veces es curioso observar como el candidato/a que está desarrollando un discurso que va por unos derroteros, de repente, salta con otra energía, se mueve con otra dinámica, lanza un mensaje muy preciso, contundente… y también, en un instante, los aplausos se generan “espontáneamente”. Significa que ha aparecido una luz roja o una señalización muy visible, en el atril o en el fondo de la sala o del escenario, significa que se está saliendo en directo en televisión. No es falsear la realidad, es preparar una dosis de ésta (que ya estaba en el mitin) en el formato, en el tiempo y en el producto que necesitan los medios de comunicación y que necesitan las propias fuerzas políticas.

2. Audiovisual. Los grandes partidos acostumbran a dar la señal audiovisual a los medios de comunicación para garantizar el corte, los planos y los encuadres. Además, muchos mítines sirven después para postproducciones de vídeos en formato anuncio o reportaje para ser utilizados en las redes sociales o la televisión. En cada mitin todo está estudiado, desde la posición de las cámaras a la gente que se coloca detrás del político/a que está dando el discurso (para demostrar que no está solo y porque representa a otras personas con las que también nos podemos identificar).

3. Emocional. En cada mitin -por la visibilidad que tendrá- se plantea la oportunidad de lanzar el mensaje del día, de mostrar un estado de ánimo a los simpatizantes que están presentes físicamente y, también, a la gente que lo ve desde sus casas. Los espectadores quizás no acaben de escuchar muy bien la frase, o no estén muy pendientes del contexto político y mediático, pero sí que tienen un olfato especial para detectar ambientes. Se pueden crear ambientes de euforia, de victoria o expresar otro tipo de emociones y sentimientos. Se busca crear complicidades y generar un recuerdo perdurable: “Yo estuve allí, no lo olvidaré”. La música (de ambiente o en directo), los presentadores, los vídeos que se proyectan, las imágenes previas… todo se piensa para crear un efecto emocional intenso que permita insuflar ánimo, mostrar fuerza y movilizar al electorado.

4. Digital. La televisión y la búsqueda de los espacios mediáticos sigue siendo un pilar fundamental de la comunicación política en los mítines, pero cada vez más se busca tener repercusión en la Red. Los asistentes a los mítines tienen teléfonos móviles, cuentas de Twitter o de Facebook, y hacen fotografías, comentan, redistribuyen la información… También, en muchos casos, las fuerzas políticas emiten en directo vía Internet el contenido de esos mítines. Se hacen esfuerzos de realización de imagen más allá de la repercusión en los medios de comunicación. Los partidos también proponen hashtags para conseguir máxima difusión en Twitter, como en el caso del último mitin del PSOE en Dos Hermanas, el pasado 4 de noviembre, donde los hashtags “Alfonso Guerra” y “AndaluciaconRbCb” fueron trending topic mundial.

5. Relacional. Las primeras filas, las de los invitados, son un elemento clave para mostrar capacidad de relación, apertura y pluralidad. Es también una tónica habitual en estos últimos años invitar a reputados bloggers, pero esta vez para que se sienten casi siempre al fondo de la sala (a menudo con la prensa tradicional), con la idea de que escriban crónicas de lo que ven o sienten, sea en directo, a través de sus comentarios en sus canales de Twitter y Facebook (seguramente muy seguidos), o al día siguiente en sus blogs. Para ello, los partidos preparan y envían materiales de ayuda, como imágenes, logos o vídeos, que servirán a quien quiera hablar del mitin.

6. Crítico. Los mítines, por su capacidad de amplificación, son un gran escenario para la respuesta crítica o la contraprogramación política. La visibilidad en un mitin es real, y lo saben bien los colectivos que quieren protestar, que suelen tener presencia fuera de los mítines y que siempre intentan entrar para salir en los medios. También hemos visto críticas al político/a, especialmente en las últimas elecciones alemanas, cuando una masa de jóvenes incordiantes seguía a Angela Merkel a todos sus mítines para aclamarla con tal exageración que suscitaba el ridículo. Cada frase de Merkel, por ejemplo, "Estimados Señoras y señores..." o “combatir el desempleo con un rápido regreso al crecimiento" venía seguida de la aclamación "!Yeaahh....!”. El efecto para la oradora era demoledor.

7. Diferente. Con muy pocos elementos (y asistentes) también se puede conseguir recrear un ambiente de ágora cívica y ciudadana tan propia de los speak corners tradicionales británicos y hacer un mitin de bolsillo muy efectivo. Una silla o a una escalera a la que subirse, como es habitual en distintos parques del país -como el Hyde Park (y otros, en el resto del mundo)- o un palé (como el que utilizaba para hacer campaña el actual líder conservador David Cameron) son púlpito suficiente para un  buen mitin.

Twitterentrevistas

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 11 nov 2011

Obamaentrevista

Hoy a las 12h moderaré la Twitterentrevista que Alfredo Pérez Rubalcaba mantendrá, con el hashtag #YoRespondo, con los seguidores y usuarios de esta poderosa red y medio social. Su creador, Jack Dorsey, decía que Twitter no es una red social sino una herramienta de comunicación.

Twitter es un nuevo sismógrafo social y político. Hay miedo, en la política formal, a que lo digital desborde y contamine. Y existe el recelo mal disimulado de que tanto hervor digital sea una moda, esté vacío de (suficiente) contenido político y prisionero de nuevos y elitistas dogmáticos que acaben ampliando la brecha digital. Pero los riesgos, algunos de ellos muy reales como el del populismo antipolítico o apolítico, no pueden ni deben paralizar los cambios necesarios y urgentes. La política formal puede llegar tarde y mal a lo emergente. Que no se extrañe entonces de ocupar el último lugar en la valoración social.

En este fuego cruzado, a algunos dirigentes tan sólo les tienta canalizar la energía de los activistas digitales para instrumentalizar su capacidad movilizadora, pero lateralizando su protagonismo y liderazgo. Creen que el espacio digital hay que colonizarlo, sin comprender que de lo que se trata es de influir y dejarse influir. Pretenden convertir lo digital en un nuevo espacio dogmático o de reclutamiento, pero así sólo se encontrarán con redes vacías de vitalidad. No estamos hablando simplemente de nuevos militantes (cibermilitantes) o de un nuevo campo de batalla política (la Red). Tampoco se trata tan sólo de nuevas herramientas (blogs, Twitter, redes sociales, videopolítica…). No, no hablamos sólo de tecnología. Hablamos de la política del futuro. De comprenderla nuevamente, de repensarla en la sociedad red. No es tecnología, es una cultura.

La política no puede vivir de espaldas a esta nueva realidad. La política tiene que dar pasos decididos para incorporarse plenamente a una sociedad que ya es muy diferente de la del siglo XX y que exige nuevas demandas y nuevos actores. El estado natural del talento y de la creatividad está también en la Red. La filosofía de trabajo en cooperación, horizontal, será el sistema natural del siglo XXI y antes lo vean y lo hagan suyo los partidos, antes se darán cuenta de que si no hacen política con los ciudadanos, los ciudadanos harán política sin los partidos.

Las Twitterentrevistas, y más en campaña electoral, son una contribución a una nueva manera de relacionarse y atender a los ciudadanos. Y se pueden hacer de muchas maneras.

Patxi López, por ejemplo, respondió directamente en Twitter, sin filtros, aunque hablamos de principios de 2009, de todavía poca gente conectada relativamente y de pocos trolls y de holligans digitales. Respondió después en su blog el resto de preguntas que no pudo responder en directo.

Recientemente Barack Obama aceptó una entrevista vía Twitter.  Se recibieron muchas preguntas con hashtag determinado y se filtraron. Obama respondía en directo, pero no en Twitter, sino en vídeo.  

La opción escogida por @conRubalcaba es recoger preguntas a través del hashtag #Yorespondo, como hizo ayer.  El encuentro será lo que se denomina un twitcam (un tuiteo con vídeo), que permite transmitir vídeo en directo a través esta red social. De ese modo los internautas podrán comunicarse con el candidato socialista, que estará en el espacio para las redes sociales habilitado en la sede madrileña de su partido, mientras le ven y le escuchan en directo a partir de las doce del mediodía. Rubalcaba dispone de 45 minutos para contestar las preguntas, pero su equipo se compromete a seguir contestando durante el resto del día, según fuentes de su equipo de campaña.

Minutos antes de las 12, @ConRubalcaba mandará un tuit a través de la página de twitcam para hacer saber que ya está en directo y dará el enlace del chat para poder comunicarse en directo con él.

Tal como me ha pedido el equipo de Rubalcaba, yo seré el único encargado de filtrar y elegir las preguntas que plantearé al candidato socialista, y que él responderá en persona. Intercalaré alguna pregunta mía con las que haya recibido por vuestra parte.

He aceptado moderar la entrevista porque se han dado las dos condiciones que eran para mí irrenunciables:

1. Libertad total para escoger las preguntas, a partir de unos criterios que iba a compartir con todos los usuarios, y el compromiso por parte del equipo del candidato, y de él mismo, de grabar y contestar a todas las preguntas recibidas.

2. Y reservarme la opción de hacerle mis propias preguntas directas para contrarrestar cualquier posible limitación en la primera criba y clasificación que el equipo de Rubalcaba haya preparado. Veo, por la intensidad y dureza de las preguntas, que no lo han hecho. En la Red, y con un hashtag abierto y rastreable hubiera sido un error imperdonable.

Los criterios con los que voy a proceder a la selección para la entrevista en vivo son cuatro. Espero haber acertado:

1. Novedad. Preguntas nuevas o no contestadas hasta ahora por el candidato. Espero que “salten” noticias en esta entrevista. Algunas de perfil muy político y asociadas al post #20N pueden ser muy importantes hoy.

2. Diversidad. Dentro de las posibilidades que permitan los perfiles de las identidades en Twitter intentaré que la diversidad y pluralidad territorial, lingüística, generacional, de género… esté bien representada.

3. Personal. Intentaré que las preguntas personales encuentren una oportunidad. Rubalcaba es muy conocido, pero sigue siendo muy reservado. A ver si le conocemos un poco más. Rubalcaba, aunque no lo parece, es tímido. Veremos.

4. Relevancia. Este criterio ha recibido algunos comentarios críticos. Pero no me parece que sea una buena idea primar preguntas de usuarios sin seguidores, por ejemplo. Los "avatar-huevo" no son personas, son autómatas. No le voy a hacer el juego a los que usan Twitter como parte de las trincheras digitales. Frente a la duda, o con preguntas idénticas o similares, optaré por preguntas que sean planteadas por personas con eco y relevancia en Twitter. La idea es que las respuestas lleguen al máximo número de personas y la reputación del o de la que pregunta es un dato al que no puedo renunciar. Es un criterio más, simplemente. Pero si me entra una pregunta de otro candidato/a o de un bloguero/a o tuitero/a de referencia, por ejemplo, no dudaré en valorarla y promoverla.

Gracias a Alfredo por su disponibilidad. Espero que otros candidatos y candidatas se animen y estoy, claro, a su disposición si puedo ser útil. No le será fácil a Rubalcaba…, la Red es exigente, pero espero que no se arrepienta y que, pase lo que pase el día #20N, siga adelante con su recién estrenado Twitter y no lo abandone al día después.
Gracias también a todos y todas los que habéis participado, comentado, preguntado...

El País

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