Sonrisas y lágrimas. Victorias y derrotas. Retos y límites. Inicios y finales. Es una noche sin matices, aunque la política formal se esfuerza siempre en buscar palancas para ofrecer siempre una lectura positiva. A veces se roza el ridículo. La noche electoral condensa, en muy pocas horas, muchos caminos cruzados en lo individual y colectivo, en lo personal y profesional.
Lo que sucede esa noche marca, y mucho, toda la legislatura. Las imágenes de las ruedas de prensa, de las salidas a los balcones, o las celebraciones de los militantes y simpatizantes se registran de manera perdurable en nuestra memoria colectiva. La victoria socialista de 1982 no se recordaría de la misma manera sin el icono de la foto en el hotel Palace con Felipe González y Alfonso Guerra. Marcó su victoria y ha sido el escenario de su reencuentro. O la primera victoria de Aznar, en el balcón de la sede del PP en la calle Génova, mientras sus seguidores gritaban “Pujol, enano, habla castellano”, que marcó su relación con CiU y con el President hasta los Pactos del Majestic, en donde, en guiño corrector, afirmó que él hablaba catalán en la intimidad. Es tan importante esta noche que ya hay consignas de cómo gritar y cómo celebrar la probable victoria del PP.
Es noche de frases célebres. Lapidarias o esperanzadoras. Miserables o históricas. Generosas o cínicas. Los medios de comunicación dedican, y es natural, una atención especial a estas palabras y a los gestos de los ganadores: con quién sale el líder, qué dice, cómo lo dice… Pero también es una gran oportunidad para los partidos que quedan en la oposición. La derrota puede ser tan épica como la victoria, aunque sea amarga, dulce o dura. El primer discurso de los derrotados es el inicio de la nueva campaña. Gestionarlo bien abre oportunidades, no las cierra necesariamente.
Cómo se sabe ganar y cómo se sabe perder revela mucha información de la categoría personal de los candidatos y, también, de su inteligencia política para analizar cuáles son los límites en la victoria, y los retos en la derrota. Y aunque nadie recomienda sacar conclusiones apresuradas hasta analizar con detalle los resultados, lo cierto es que los primeros análisis, los primeros titulares que se construyen con los fragmentos de imágenes y palabras de esta noche, condicionan la manera en que se digiere la derrota o se goza la victoria.
Esta noche veremos si estas elecciones frías dan paso a políticas de shock o de consenso. Si el poderosísimo relato que los sondeos -a lo largo de semanas y meses- han ido construyendo sobre la inevitabilidad de la victoria del PP se confirma o si se demuestra que, también, éstos se equivocan.
Para las personas que quieran construir su propio relato interpretativo, la oferta de información y análisis que la noche ofrece es extraordinaria. Además de las redes sociales, durante la jornada electoral podremos usar algunas herramientas que nos ayudarán a entender mejor los resultados. La mayoría de diarios han previsto el lanzamiento de especiales, con datos y mapas actualizados. Un buen ejemplo es el especial resultados electorales de la web de El País, o la web “La noche electoral” que sigue, en directo, las conversaciones generadas en Twitter y los blogs de las principales fuerzas políticas que concurren a estos comicios. También se pueden encontrar más enlaces en la sección sobre las Generales 2011 que he estado actualizando durante toda la campaña. Si se quiere seguir solo por Twitter, recomiendo seguir la cuenta @resultados 20N, que ofrecerá datos al minuto del Congreso, Senado y de todas las Comunidades Autónomas. Twitter, de nuevo, se presenta como el ecosistema informativo más versátil.
Finalmente, sea cual sea el resultado que las urnas decidan, y el poder que otorguen a nuestros representantes en el Gobierno o la oposición, estas elecciones y esta campaña han demostrado, crudamente, los límites de la política. Se abren dos nuevos escenarios.
El primero, que tener el poder político pero que la política no tenga poder es lo peor que nos puede pasar. Recupero la pertinente cita de Eric Hobsbawm: “Ante este horror vacui, ¿cuál es la receta? En mi opinión, el mundo necesita recuperar los valores de la ilustración, para afrontar el futuro. Aquellos que creen en el progreso humano, de toda la humanidad, a través de la razón, la educación y la acción colectiva”.
Y el segundo, que sea quien sea quien obtenga el poder ya no podrá ejercerlo con la confianza de tener cuatro años por delante. Hemos pasado del examen final a la evaluación continua. La política va a ser vigilada, con un nivel exigente y crítico de monitorización, fiscalización y observación (aumentado y empoderado gracias a la tecnología social) que no va a permitir el uso discrecional de la fuerza política, aunque sea legítima. Recupero, también, a Tucídides: "Cualquier poder tiende a ir hasta el límite de su poder. ¡Ha llegado la hora de la vigilancia!"
PD: Esta noche también supone el final de este blog. Han sido 26 artículos. Agradezco la confianza de EL PAÍS, vuestra complicidad lectora y los comentarios, pistas o enlaces que me habéis hecho llegar. Como en las noches electorales, este final puede ser el principio de algo nuevo. Muchas gracias a tod@s.