Los (y las) spin doctors

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 10 nov 2011

Consultor

Muchas veces me han preguntado en qué consiste mi trabajo de asesor de comunicación política. Y aunque, como decía Aldous Huxley, “nunca es igual saber la verdad por uno mismo que tener que escucharla por otro”, lo cierto es que nuestra labor consiste en decir algunas cosas que no son siempre agradables, no ceder a las adulaciones y esforzarnos en capacitar a los representantes públicos para ser más eficaces en su acción persuasiva y comunicativa. Los spin doctors son una figura del metier de la política que todos los partidos utilizan. Entre sus tareas está aconsejar (dando respuestas a las dudas), animar (en periodos de dificultades se deben dar ideas y ánimos), analizar (dando soluciones a los políticos en su día a día), pensar (reflexionar sobre la mejor estrategia a seguir) y negociar (buscar lo mejor para el político/la política en cualquier escenario).

No hacemos política, pero intentamos que sea mejor valorada y percibida, aunque por el resultado de la valoración que tiene en estos momentos para los ciudadanos, queda claro que hay algo que no funciona. Todos debemos hacer autocrítica. Lo saben bien dos grandes asesores como son Pedro Arriola y Nacho Varela. El primero ha guiado, con paso demoscópico, a Mariano Rajoy durante estos años. Buen conocedor de las dinámicas sociológicas de fondo, ha marcado el ritmo estratégico de la oposición y ha suavizado al candidato en el tramo final. Varela, un histórico de las campañas del PSOE, se ciñe a las encuestas y a los focus group como los datos más solventes y certeros para evaluar la conexión con la ciudadanía. Los dos han estado en el núcleo más íntimo de los candidatos en el reciente debate electoral.

Cada asesor tiene su propio enfoque, su sello profesional. Existe una gran oferta de estilos. La lista es interminable (y pido disculpas por no citar a todos los que se lo merecen) pero no se puede hablar de comunicación política sin citar a los que abrieron el camino como José Luis Sanchís, al que han seguido expertos como Daniel Ureña, Luis Arroyo, Antonio Sola, por poner algunos ejemplos, a los que hay que añadir una nueva generación de valores extraordinarios como Pau Canaleta, Albert Medrán, Yuri Morejón, Ángela Paloma Martín, Ignacio Martín Granados, Rafa Rubio o Xavier Peytibi, entre otros. La mayoría trabajan en todo el mundo, muestra de la vitalidad y calidad de la profesionalidad de nuestro país en materia de comunicación. Otros expertos de acción política en Internet como César Calderón o Nacho Campos -junto a extraordinarios analistas de la actividad política digital en la blogosfera, en las redes sociales o en las instituciones- completan un panorama muy potente y solvente. La comunicación política está más profesionalizada que nunca en España y proliferan los congresos y seminarios sobre la profesión así como asociaciones que nos representan.

Los spin doctors tienen un origen antiguo. Desde que existen líderes existen consejeros. Pero es a partir de la presidencia de Richard Nixon en 1968 que éstos se profesionalizan. En ese período, como indica Christian Salmon, la multiplicación de los medios de comunicación, el crecimiento del número de periodistas acreditados y la internacionalización de la cobertura mediática erosionaron la relación íntima entre el poder y la prensa. La televisión abrió un acceso directo al público gracias a los avances tecnológicos (satélites de comunicaciones), aumentando el acceso a la información inmediata para todo el país. Al mismo tiempo, la presidencia Nixon veía como las injerencias de la prensa organizaban pequeños “incendios” diarios que minaban la buena prensa del presidente.

Es por ello que Richard Nixon creó la White House Office of Communications, que ha pervivido hasta la actualidad, y se rodeó de una nube de asesores de comunicación (entre ellos William Safire y David Gergen), para intentar esquivar un poco a la prensa de Washington y, con sus mensajes a través de la televisión, intentar llegar directamente a los ciudadanos estadounidenses. Su objetivo era controlar la agenda y evitar que lo hiciera la prensa. Posteriores presidentes norteamericanos -especialmente Ronald Reagan- llenaron el Ala Oeste de la Casa Blanca de spin doctors, y allí siguen, con diferentes nombres y especialidades. Y son objeto de ficción y de series de televisión de éxito rotundo.

Pero si se quiere ser realmente moderno, hay que leer a los clásicos, como decía el poeta Josep Vicenç Foix. Y el primer gran asesor político, y de comunicación, fue Quinto Tulio Cicerón, hermano pequeño de Marco Tulio Cicerón que en el año 64 a.C. inicio la campaña para el consulado romano asesorado por su hermano.

Dos mil años después, las recomendaciones recogidas en el “Breviario de campaña electoral” siguen siendo extraordinariamente actuales: “Aunque estás dotado de todo lo que los hombres pueden adquirir con el talento, la experiencia o la dedicación, no obstante, por el afecto que nos une, he juzgado conveniente explicarte por escrito lo que, día y noche, acudía a mi mente cuando pensaba en tu candidatura. No es mi intención que aprendas nada nuevo de ello, aunque sí quiero presentarte con orden, método y unidad, algunas ideas que, de hecho parecen desligadas e indefinidas. Por mucha fuerza que tengan por sí mismas las cualidades naturales de un hombre, creo que, en un asunto de tan pocos meses, las apariencias pueden superar incluso esas cualidades”. Así empieza Quinto su “Commentariolum petitionis”.

Y Marco obtuvo la unanimidad de las centurias y el cargo al que optaba. Fue una gran victoria. 

Fotos electorales: la mesa de Rajoy

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 09 nov 2011

Rajoy

Hay fotos que lo dicen todo. No insinúan, hablan. No sugieren, muestran. No evocan, concluyen. Es el caso de la histórica  fotografía (no exagero) que se colgó en el Twitter de Rajoy a las 21:03h del lunes, justo antes de empezar el debate “cara a cara” con Rubalcaba. Rajoy ha utilizado con frecuencia la fotografía en su Twitter desde que lo empezó el 16 de septiembre, colgando la primera imagen en su cuarto tuit, la de Santiago Segura en el avión que lo traía de vuelta a Madrid desde Barcelona. Se agradece que esta vez, también, la fotografía haya mostrado cómo se preparaba para el combate dialéctico con su oponente. Es una instantánea que denota una gran transparencia. Espero que no se haya arrepentido.

La imagen es extraordinaria por la abundante información que aporta. Y porque revela algo muy elocuente: el estilo de trabajo del que, posiblemente, será el futuro Presidente del Gobierno. Analizarla, con detalle, y hacerse algunas preguntas relevantes, nos permite identificar métodos, estilos, actitudes y competencias de Rajoy. Aquí radica, a mi juicio, su importante valor documental.

1. En su casa. El equipo no ha informado sobre el lugar donde se ha tomado concretamente la fotografía, pero todo da a entender que es su domicilio, ya que los medios de comunicación dijeron que era en su casa donde prepararía el debate o -al menos- ultimaría los detalles, en un entorno familiar.

2. La mesa. Es la del comedor, no su despacho, si es que lo tiene. Lo cual me sorprende. Los detalles de dos candelabros (¿de plata?), con una vela ya consumida, y el centro de flores secas son propios de un centro de mesa del que ha desaparecido un previsible tapete. La que parece una argolla de servilleta confirma el uso de mesa para comer, así como las sillas y su disposición, muy propias de una estancia comedor. Al fondo, y tras la figura de Rajoy, se adivina un botellero de bebidas alcohólicas muy frecuente en muchos domicilios de este país.

3. La decoración. Las cortinas y el papel pintado que se ven en la pared denotan un estilo clásico, muy tradicional. No hay diseño. El conjunto demuestra una predilección por lo convencional y refleja, también, los gustos conservadores de la familia.

4. Los papeles. Rajoy no escribe (lo que podrían ser sus notas para el debate). Rajoy lee, y mucho, lo que le han preparado. Y toma notas en pequeños post’it y utiliza marcadores de colores para facilitar la localización de datos y referencias. Hay algo de desorden en los papeles sobre la mesa, quizás se intuye un posado precipitado. Pero en cualquier caso, la escena demuestra que Rajoy ha estudiado mucha documentación. Los archivadores que se ven claramente son voluminosos y convencionales, de alguien que estudia como un opositor. Todo desprende una imagen de gran determinación colectiva, pero también de poca creatividad personal.

5. Documentos. Hay otros papeles sugerentes que reflejan las dinámicas de trabajo. Se adivina un recorte de prensa (Rajoy consultó diversos recortes en el debate), un correo electrónico, un documento con membrete del PP -propio de las ruedas de prensa- y otros materiales.

6. Tecnología. Sorprende, y mucho, que no veamos ninguna herramienta digital ni tecnológica: ni móvil, ni iPad, ni portátil... Solo un cargador de teléfono sobre la mesa refleja el uso de un smartphone. Aunque, tras una pila de papeles, se advierte una presentación en A4 horizontal muy habitual en los documentos y argumentarios que preparan los partidos y sus equipos en formato powerpoint.

7. Alimentos. Hay un plato de jamón (¿cortado a mano?). No sabemos si es el resto de un tentempié del candidato o un plato puesto, sobrevenido, a la mesa para aparentar trabajo casi sin descanso ni resuello. En todo caso, casi ni lo probó. Se observa un vaso (del popular tipo Duralex) con una cucharilla en su interior. Quizás tomó un vaso de café con leche con azúcar, aunque la transparencia del vaso hace pensar en una infusión o quizás un medicamento efervescente.

8. Detalles. Un reloj de pulsera sobre la mesa, marca un punto de tensión y de preparación ante una cita. Un encendedor muy normal delata la pasión por el tabaco, y en particular, por los puros habanos de Rajoy. No se ve cenicero alguno, pero se intuye que no anda lejos.

9. Austeridad. Toda la foto muestra un entorno de austeridad. La sala no es espaciosa y las ventanas, de madera, sin cerramientos especiales, demuestran la ausencia de grandes comodidades. Clásico, austero,… previsible. 

10. Año 2011. En cualquier caso, no hay nada en la fotografía que represente contemporaneidad. Es una foto de 2011 que podría haber sido tomada en… 2001, por ejemplo. No sé si Rajoy trabajará en La Moncloa -si es elegido Presidente- tal como se preparó el debate. Pero el look global habla demasiado sobre de dónde viene… y cómo. La foto no refleja el futuro, aunque al futuro presidente sí lo decidirán los electores el próximo día 20.

Nota final: Aproximadamente el 2,5% de los tuits de Mariano Rajoy contienen alguna imagen. Es superior a la media mundial, que se sitúa en el 1,25% de los tuits.

Nueva nota:
A través de Twitter, y vinculado a este artículo, me facilitan el enlace a la fotografía de Alfredo Pérez Rubalcaba, que aunque no es del mismo día del debate (sino del sábado anterior: "A punto de irme a casa ultimando el mitin de mañana en Sevilla. Esta tarde he repasado papeles para el debate. RbCb") aporta información de interés y explica también muchas cosas por sí misma.

La batalla de Twitter

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 08 nov 2011

Movil

Las elecciones del #20N son las elecciones de Twitter. La batalla que se libra en la red de microblogging es intensa y rica en iniciativas, tanto de los equipos de campaña como de los activistas más o menos organizados. Los indicadores de #hashtags, tuits por minuto, por hora o en las últimas 24, así como las menciones y los retuits se han convertido en los nuevos sismógrafos de la acción política y electoral. Datos y tendencias de comportamiento digital a los que hay que añadir el enorme potencial visual de las infografías. En la aplicación Visual.ly, por ejemplo, a través de la opción Faceoff, se pueden comparar cuentas de Twitter de los candidatos con resultados muy sorprendentes.

En Twitter se libra, también, una batalla conceptual sobre cómo se entiende el activismo digital. Hemos visto como tanto el PP como el PSOE entendían la herramienta de modo “automático” de informaciones, convirtiendo en algunos casos a sus simpatizantes en autómatas, más que facilitar que sean autónomos. Las nuevas herramientas sociales en Internet son un extraordinario canal bidireccional, multicanal y multiformato de comunicación y de diálogo con la ciudadanía. Son también herramientas de debate, de proximidad, de accesibilidad y de inmediatez. La Red no entiende de uniformidades, ni de uniformes. El pensamiento único se impone cuando sólo hay una voz. Cuando se hace de la conversación digital un auténtico debate, se puede convencer. Si no, la alternativa es la imposición.

Twitter también es un espacio para la respuesta irónica, mofa o crítica. O el contraataque inteligente, aprovechando la fuerza (los errores del contrario) como en el judo, para devolver el golpe digital como un boomerang. En esta campaña lo hemos visto con los hashtags lanzados por PP o PSOE, que han sido usados por los activistas contrarios como objeto de burla irónica -y no tan irónica-, alimentándolo de manera negativa para el partido. Reventar hashtags en Twitter también es otra forma de dar “tartazos digitales”.
Hace unas semanas se creó el hashtag “Pregúntale a Mariano” (que desmintieron posteriormente que fuera promovido desde el Twitter del PP). Inmediatamente, la Red lo usó con sorna para reírse del candidato con preguntas como: “¿Ordenó usted el código rojo?”; “¿Presume usted de comer cocido gallego porque la empanada ya la lleva encima?”… que es exactamente lo mismo que le ocurrió a Rubalcaba con el hashtag “Rubalcabacontesta”, que recibió preguntas como: “¿Dónde puedo realizar el trámite para nacionalizarme sueco?" o “¿Eres más de Nesquick o de ColaCao?"

Sobre todo en campaña proliferan, también, las cuentas falsas de políticos. Se trata de cuentas que parodian e intentan reirse –y a veces humillar- al político. Barack Obama tiene su cuenta falsa, @barakobama, que tiene 9.000 seguidores, 40.000 menos que el fake del alcalde de Chicago, Rahm Emanuel. José Luís Rodríguez Zapatero tiene dos cuentas falsas, y una de ellas le parodia en inglés. También Alfredo Pérez Rubalcaba (con 2.170 seguidores) o Mariano Rajoy (540 seguidores).

Ayer pudimos ver como Twitter tenía por primera vez influencia en un debate electoral a las generales. Cualquiera podía participar y decir lo que pensaba, compartir sus ideas o sus críticas, apoyar a su candidato o atacar al contrario. El propio Rajoy colgaba una imagen mientras preparaba el debate, con la frase “Ultimando detalles”. Los activistas de cada partido estaban preparados y, los del PP, desde el inicio del primer bloque temático lanzaron el hashtag #Rajoygana, que ya era trending topic mundial cuando termió el debate.

Twitter es –a mi juicio- el nuevo medio que más impacto está causando en la oferta informativa. Pese a su extraordinaria simplicidad (mensajes cortos de 140 caracteres), su potencialidad ha sido extraordinaria. Twitter se ha convertido en el canal más libre, autónomo y dinámico para compartir información, sí. Pero también en el más versátil canal multiplataforma y en el sensor de comportamientos sociales más certero de los estados de ánimo, las  ideas reputacionales y los contextos públicos (hashtags).

Todos los partidos tienen su canal en Twitter. Y éstos son los de los candidatos:@conrubalcaba, @marianorajoy, @cayo_lara, @ciuduran2011 @jerkoreka, @jcoscu, @juralde, @alfredbosch

Guía para seguir el debate: un decálogo

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 07 nov 2011

2TV

Hoy es el día. El momento clave de una campaña -casi siempre- gira alrededor de los debates electorales televisivos y éste es el segundo consecutivo en nuestra historia democrática. Espero que no haya ya vuelta atrás y que consolidemos y ampliemos esta práctica como un derecho irrenunciable.

Los debates entre candidatos y, mucho más, los “cara a cara” entre los favoritos, permiten conocer los proyectos que presentan los partidos pero, sobre todo, la personalidad, inteligencia emocional, capacidad dialéctica, proximidad o lejanía respecto a los ciudadanos, y algunos detalles programáticos y de gestión, de cada uno de ellos. Once elecciones generales y tan solo cuatro debates televisados entre los candidatos a La Moncloa (dos en 1993 y dos en 2008) evidencian la escasa tradición de los “cara a cara” y la reticencia histórica de los cabeza de lista a enfrentar sus ideas en directo ante una audiencia de millones de espectadores.

Sugiero 10 ideas para seguir, evaluar y sacar nuestras propias conclusiones del debate:

1. La previa. Si no se ha tenido ocasión de ver el programa Salvados de ayer domingo, de Jordi Évole y sus entrevistas a los candidatos, vale la pena hacerlo. Humor simpático, irreverente, directo, y sin concesiones, que permitirá tener un anticipo. Dudo que se muestren en el debate como se les habrá visto en la entrevista… pero puede ayudar a tener unas primeras impresiones.

2. Documentarse sobre los debates. Si se tiene tiempo, resulta interesante documentarse sobre debates históricos. Es apasionante y nos ofrecerá nuevos registros interpretativos.

3. Conocer los preparativos. La web de la Academia ofrecerá datos y referencias sobre cómo se ha gestado este debate (conviene saber también alguna de sus polémicas como, por ejemplo, el coste excesivo del programa y quién lo costea).

4. Repasar sus posiciones. Para quien quiera estar informado de lo que se va a hablar y de los mensajes que cada candidato quiere situar a la audiencia, recomiendo ver los últimos vídeos electorales de ambos candidatos y sus mensajes. Quizás interese comprobar el grado de coherencia, continuidad o cambio de registro que los candidatos hagan en relación a lo que ya hemos visto en esta campaña.

5. Hacer una lista de los temas que nos importan.  Antes de empezar el debate anotar aquellos puntos que más nos preocupan. Hacer un esfuerzo sistemático y anotarlos por prioridades, si se puede, haciendo dos columnas, una para cada candidato. El que mejor puntúe en nuestros temas de interés debería merecer mayor confianza. Puntuemos sin apriorismos, sin prejuicios. Aunque se acabe votando al oponente. Pero seguro que ayudará, y mucho, a sacar nuestras propias conclusiones o a ejercer el voto de manera más crítica y responsable.

6. Normas y actitudes. En el debate electoral televisivo de esta noche, quien respete más las normas y domine con habilidad las técnicas específicas asociadas (con un lenguaje y una mecánica propios) durante sus noventa minutos de duración será quien saque más rendimiento. Y atención con l acomunicación no verbal. El cuerpo habla. Quien cometa menos fallos, tendrá mucho ganado. En esta ocasión, la novedad estriba en que cada candidato tendrá un tiempo determinado para cada uno de los bloques, lo que se conoce como “reloj corrido”, de manera que cada uno se lo administrará como quiera. De esta manera, habrá algo más de agilidad, porque se podrá emplear parte del tiempo de intervención en rebatir al contrario tras escucharle.

7. Seguirlo a través de Twitter y en las redes sociales. Se prevé que el debate será éxito de audiencia en televisión, ya que en 2008 alcanzó más de trece millones de espectadores, pero también en la red, donde por primera vez en unas elecciones generales en España se podrá seguir -al segundo- también a través de un canal disponible en YouTube, así como por Twitter y Facebook. Es previsible que los equipos 2.0 de campaña hayan instruido a sus activistas para difundir lo que diga cada candidato y vender una victoria a su público.
Los #hashtags de referencia serán: #caraacara #debate, #rajoyrubalcaba, #RvsR.

8. Escoger la cadena, zapear, explorar el transmedia. El debate se ofrecerá en directo en 20 canales de televisión, algunos de ámbito estatal como TVE, Antena 3, Cuatro y La Sexta, además de otros canales de TDT e Internet. Las televisiones han preparado programas especiales para el predebate y el postdebate. Sigámoslos. Ayudarán. Los medios de comunicación saben de la importancia y de los comentarios y reflexiones que se generarán en la red. Es por ello que muchos han añadido a sus webs widgets donde poder seguir en directo los comentarios que se realicen en Twitter, a través de los hashtags.

9. Participar. Escuchar y hablar. En este debate vamos a tener muchas oportunidades para ir mostrando nuestras opiniones, conociendo las de los demás y compartiendo aquellas con las que mejor sintonicemos. No nos cortemos. Podemos escribir tuits, dejar comentarios en Facebook, votar en las encuestas digitales, chatear (ya se envían más de mil millones de whatsapp al día) o enviar sms (ahora más todavía ya que parece que algunos operadores los regalan).

10. Seguir el próximo debate. El bipartidismo que reflejará el debate no se ajusta del todo a la realidad española. Hay otras fuerzas, otros registros, otras lenguas. Otras realidades y preocupaciones. No nos dejemos influir por el alud. Ser minoría no es fácil pero, a veces, es la opción más coherente y la que más se acerca a nuestras preocupaciones y mejor se identifica con uno/a. No nos dejemos arrastrar. El próximo debate a cinco será el día 9 de noviembre, con Ramón Jáuregui, Alberto Ruiz Gallardón, Pere Macias, Josu Erkoreka y un candidato de la izquierda. No te lo pierdas. 

¿Votarás a quien gane el debate?

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 06 nov 2011

Rajoy_rubalcaba

George Lakoff
, autor del imprescindible No pienses en un elefante, explicaba en un conferencia sobre otro de sus libros, The Political Mind, por qué los electores no eligen –necesariamente- a los mejores, sino a aquellos candidatos con los que más se identifican. La elección, según el lingüista y teórico de los marcos conceptuales, es que elegimos valores antes que competencias, emociones antes que soluciones. Preferimos identificarnos antes que comprender.

La historia política y electoral está plagada de ejemplos en los que incomprensiblemente (para los perdedores y sus votantes) un candidato menos dotado para la persuasión y la seducción era capaz de llegar al interior del elector y establecer con él una conexión íntima y profunda (George W. Bush frente a Al Gore y John Kerry, por ejemplo).

Richard Wirthlin, estratega jefe de Ronald Reagan, quiso averiguar cuáles eran las razones por las que los electores, a pesar de reconocer en el candidato menos competencias e incluso estar en desacuerdo con muchas de sus opiniones y enfoques sobre los distintos temas, seguían optando por él. De la investigación de entonces identificó las 5 cosas por las que se preocupan los electores y que las recoge Lakoff en su libro:

“Primero, valores. Reagan hablaba de valores. No sólo de posturas en issues (temas) y programas. Segundo, se comunicaba: se conectaba con la gente. Tercero: la gente creía que él decía lo que pensaba. Que era auténtico. Cuarto: Como resultado, confiaban en él. Confianza. Y entonces se identificaban con él. El quinto punto.”
Y continúa: “Tú no eliges a tu presidente sólo en base al programa de gobierno que pueda tener ahora y que en su momento pueda o no aprobar en el Congreso… sino en base a los valores que tiene: ¿Comparte tus valores? ¿Te va a decir la verdad? ¿Puede comunicarse clara y efectivamente? ¿Puede levantar e inspirar a la gente? ¿Puede decir cosas en las que puedas confiar? ¿Te identificas con él?”

La izquierda ha sucumbido, muchas veces, frente a los candidatos conservadores por una dosis de arrogancia y soberbia que le ha impedido reconocer que la supuesta superioridad intelectual (o moral que nace de una visión social del destino colectivo) no es garantía ni argumento suficiente para los electores. Quien cree que siempre tiene razón, solo espera que se la den. Y se irrita cuando no se produce la claca adulatoria y acaba despreciando a aquellos a los que debe seducir. Votar no es escoger al mejor, sino al que crees que se parece a ti. Es un espejo invertido.

El equipo de Rubalcaba parece que enfoca el debate no sobre la ecuación pugilística, sino sobre la emocional. El vídeo que han presentado para intentar establecer los marcos debate va en esta dirección. De factura exquisita pero excesiva y artificial es un buen ejemplo de lo que hablamos. Es la confianza, sobre lo que va a gravitar el resultado del debate. Los electores pueden reconocer, perfectamente, que gana un candidato pero pueden votar a otro si les merece mayor credibilidad o si consideran que es el voto útil para provocar la demanda de cambio.

Rajoy es el cambio. Rubalcaba nos alerta, precisamente, de ese cambio. Si se consolida la confianza, la urgencia, la necesidad o lo inevitable, ganará Rajoy. Si se instala la duda, el recelo, la preocupación y el cálculo, Rubalcaba tiene opciones de mejorar sus posiciones.

Elvira, Pilar, Marta, Juana...

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 05 nov 2011

Pareja

He pensado mucho si debía escribir este artículo. La vida privada de las personas es para mí un derecho absoluto. Mi respeto es total. Además,  los costes personales y familiares de la acción política son ya extraordinarios, pero es indudable el interés que despierta la pareja y la familia de nuestros líderes. Intentaré abordar esta compleja realidad con la prudencia que creo que se merece, pero intentando ofrecer pistas de interpretación para ir más allá de lo evidente. Los electores pueden creer que los supuestos privilegios de los políticos les compensan la pérdida de privacidad y, por ello, se muestran –muchas veces- insensibles y desafiantes, pero no es así.

Los costes en forma de limitaciones a la intimidad, exposición pública no deseada, fiscalización y rastreo permanente de la cotidianeidad tienen graves consecuencias en la vida de los políticos y en sus entornos. No los soportaríamos. A veces, muchas veces, las líneas que se cruzan estarían dentro de la categoría de la exigible defensa al honor y a la intimidad que nuestro sistema legal garantiza. Pero casi nunca se ejecuta este derecho para no desgastar aún más la frágil y vulnerable imagen pública de los políticos y políticas. 

Las lesiones son múltiples: extraordinarias tensiones en la conciliación familiar y un evidente deterioro de la calidad de la vida relacional sometida a viajes permanentes, horarios inhumanos, compromisos constantes... La invasión no conoce límites: la actividad del móvil es incesante; la presión, permanente. Vivir con un grado de conocimiento del 30% por parte de la opinión pública es insoportable. Imagínense con un 80 ó 90% y, además, envuelto en una burbuja constante de seguridad, protocolo y asistencia. Y cuando la observación agobiante parece ya casi insoportable, el remate final es, además, la chanza, el escarnio y la burla constante a la que se ven sometidos los responsables y líderes políticos por destripadores profesionales de vidas ajenas. El estrés es total.

La cuestión que quiero abordar se centra en por qué la vida privada de nuestros candidatos, y en particular su relación de pareja, despierta desde curiosidad morbosa a interés sincero. Y, aunque es cierto que no votamos a las parejas de ellos y ellas, no menos cierto es que su relación, su estilo de vida y sus apariciones públicas cotizan a la alza en la audiencia pública. Nos interesa –bastante o demasiado- cómo viven, con quién y por qué… Y creemos que la respuesta a estas preguntas nos aportará información adicional (la auténtica verdad) sobre la confiabilidad y credibilidad de quien me pide el voto. Creemos que la coherencia personal de sus vidas con sus principios y valores es la prueba definitiva de su coherencia política. Y es, en parte, así. Estas son algunas de las claves.

1. La familia, un valor estable. ¿Puede ser Presidente alguien soltero o separado? Claro que sí. Pero en una sociedad como la española, con fuertes componentes tradicionales y donde la familia es un valor estable de legitimación y reputación social, la pareja y los hijos juegan un papel clave. Romper moldes, resistir a la tentación del estereotipo y del cliché, no es nada fácil, pero también tiene sus ventajas en determinadas circunstancias. Michelle Bachelet, ex presidenta de Chile, lo consiguió. En un país muy machista y misógino (como el nuestro), con un fuerte componente religioso y profundamente conservador (y un pasado negro reciente de dictadura militar), ella se presentaba en los mítines así: "Tengo todos los pecados capitales en Chile: soy mujer, socialista, separada y agnóstica". Ganó las elecciones.

2. La pareja y la vida institucional. El protocolo es agotador. La Presidencia es gestión, pero también representación. Cenas y almuerzos de invitados y de ilustres visitantes, programas paralelos para sus acompañantes más próximos y una compleja y densa actuación de hospitalidad política supone una constante alteración de la vida familiar.
En otros contextos, toda esta tarea adicional, se asume y se complementa desde los Despachos de la Primera Dama. Los expertos de la liturgia política dicen que la Primera Dama de España es la Reina. Y es cierto. Pero ello no evita que la pareja del Presidente se mueva en un ancho de banda que va desde el puro acompañamiento  a las sutiles -pero efectivas- tareas de diplomacia informal y de representación pública voluntaria o involuntaria. Los electores desean, también, en su avidez, saber si la pareja presidencial sabrá asumir tantos y diferentes registros no regulados, ni homologados en nuestra tradición política.

3. La Moncloa, su casa. El Palacio de la Moncloa es, también, una casa familiar. Sede de la Presidencia del Gobierno acoge en ella a los miembros de la familia presidencial. Esta situación conlleva severos y rigurosos espacios compartimentados. Lo público y lo privado están separados por tabiques de papel. Los esfuerzos por humanizar y adaptar unas estancias oficiales a lago parecido a un hogar no son menores y no siempre se consigue, dadas las restricciones del patrimonio público. Redecorar la Casa Blanca, por ejemplo, fue parte de la estrategia política del cambio político, que llevó a cabo la familia Obama. Aquí es, simplemente, un ejercicio clandestino sin significación ni atributo público o político, impropio de un país moderno.

4. La pareja, aliada. Es cierto que nuestros representantes cometen errores, que su función y reputación están al borde de la deslegitimación. Y que las derrotas y los sinsabores del fracaso electoral o de la rivalidad política (interna o externa) dejan huella emocional en la autoestima y en la confianza de nuestros representantes. Solo una alianza sólida con la pareja, basada en el amor, la complicidad o el acuerdo, permiten resistir el desgaste constante que la acción política conlleva. Al menos, en cuanto a la percepción pública se refiere. Una alianza que siempre tiene un sobre coste adicional sobre la persona no votada, que demasiadas veces ve cercenada o limitada su propia y autónoma vida personal y profesional en aras de la discreción, la seguridad o el protocolo.

Por todo ello, ¡ánimo!, Elvira, Pilar, Marta, Juana

Lemas electorales: del corazón al voto

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 04 nov 2011

Crisis1

Esta noche hemos conocido los eslóganes electorales de los partidos políticos para estas elecciones del 20N. Los dos partidos mayoritarios han optado por verbos que reclaman acción directa y movilizadora, casi con fórmulas imperativas: “Súmate al cambio”, el PP. “Pelea por lo que quieres”, el PSOE.

Las izquierdas, siguiendo el flujo de la respuesta indignada, apelan a la reacción personal y colectiva: “Rebélate”, IU. “Reinicia”, EQUO. “I a sobre hem de callar?”, ICV.

Los partidos nacionalistas y soberanistas exploran la vía autoafirmativa: “La nostra força”, CiU. “Euskadi puede”, PNV. “República del sí”, ERC. “La alternativa que te defiende”, BNG. “Con más fuerza que nunca”, CC.

Y UPyD reclama la utilidad del voto democrático con su “Cada voto cuenta”.

Sorprende que no haya ningún lema que sitúe en el corazón de su propuesta las palabras trabajo, empleo, crisis. O Europa, por ejemplo. Es como si la política, superada y limitada, reconociera por omisión e incomparecencia su incapacidad para afrontar los graves problemas que nos acechan. Reconocimiento involuntario, claro; pero evidente para los electores: si el principal problema del país no ocupa el papel central de la comunicación política, que nadie después se queje de su absentismo.

Los eslóganes han perdido buena parte de su protagonismo central y exclusivo en la estrategia de una campaña. Asociados, fundamentalmente, a los formatos publicitarios, y muy especialmente a la publicidad exterior, se muestran insuficientes para la complejidad de la comunicación política de hoy. Esta complejidad –configurada por la existencia de mensajes dirigidos a diferentes públicos y segmentos electorales, por la diversidad de formatos y la irrupción de la dinámica digital, por la duración de las campañas (con sus largos períodos previos) y la necesidad de programar contenidos propios y contraprogramar los de los  adversarios- hace que ya no podamos hablar de lemas únicos, aunque sí de una arquitectura conceptual, de un discurso entrelazado que conecta cada fase de la comunicación política.

 
En una campaña electoral se utilizan varios mensajes, pero lo relevante es que éstos respondan a una única estrategia de posicionamiento político. A una gran idea fuerza. Esa es la clave. Los lemas electorales están evolucionando. Y, al final, casi nadie recuerda la literalidad de un texto, pero sí su intención, su objetivo.

Esta idea-fuerza debe identificarse con su electorado y articular el conjunto de las acciones de comunicación: discursos, publicidad, actos, argumentarios, etc. La composición de los materiales gráficos, la fotografía del candidato/a, los colores, la tipografía, los logos, las palabras… se combinan estratégicamente para intentar transmitir el concepto deseado de una manera efectiva y atractiva. Nada es casual. Y es vital que sean capaces de convertirse, también, en relato audiovisual: el de los spots y el de los mítines o acciones públicas.

El relato del candidato es lo que le dará sentido y fuerza a estos lemas finales, y el que debe explicar y hacer entender la estrategia electoral del partido. Antonio Núñez lo define como “una herramienta de comunicación estructurada en una secuencia de acontecimientos que apelan a nuestros sentidos y emociones.” Nos habla de los mitos, los ritos, los arquetipos y las metáforas como cuatro de los elementos imprescindibles para hacer más persuasivo y efectivo nuestra historia. Rajoy, por ejemplo, ha empezado a hablar de la luz al final del túnel. La evocación de imágenes e ideas, que viven en nuestro subconsciente y que despiertan en cada uno emociones y experiencias vitales, será la clave de la eficacia comunicativa.

En definitiva, el partido que cuente una mejor la historia, aunque sea dura como la situación actual manifiesta, y que conecte con el estado de ánimo de los electores será el ganador. Un ánimo que está gravemente lesionado, descreído y agotado. Nunca como hasta ahora las palabras –el nutriente de la política- habían estado tan devaluadas. Pero hay que intentarlo. Los lemas y las estrategias de campaña deben tener como objetivo generar esas emociones si quieren llegar al corazón de los votantes. El camino más directo para llegar a su voto.

Empezar bien

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 03 nov 2011

Carteles

El inicio de campaña es algo más que un principio. Su importancia radica en la carga simbólica y estratégica que suele rodear esta cita. Y, también, supone una liberación colectiva de los equipos, militantes y activistas que, ahora sí, pueden lanzarse –desbocados- a una intensa actividad proselitista. También de los candidatos y candidatas. Es el momento de la adrenalina política. Es la primera noche de los próximos quince días que culminarán en la noche decisiva: la electoral. Estas son las claves del día de hoy, que vive pendiente de su final que, paradójicamente, es el comienzo.

1. Lugares simbólicos. El lugar donde se empieza, puede tener una gran carga simbólica y, con ella, una gran repercusión mediática. Hay algo de talismán, de rito iniciático que pone a prueba la creatividad de los equipos electorales. Pasqual Maragall, por ejemplo, quería iniciar su campaña de 2003 en Sant Jaume de Frontanyà, el pueblo más pequeño de Catalunya. Finalmente, por problemas de cobertura, lo realizó en Sant Llorenç de Morunys, aunque sí regresó a Sant Jaume de Frontanyà para presentar la reforma del Estatut en 2006. Un mensaje para la Catalunya interior y para afirmar que nadie, ni el pueblo más pequeño del país, iba a quedarse al margen de la acción de Gobierno y del desvelo de su presidente.  Artur Mas, en cambio, escogió iniciar su campaña en 2010 con una gran carpa situada en la Plaça de Catalunya, en Barcelona, centro neurálgico de la capital catalana.

2. Lugares estratégicos. El líder del Partido Popular (PP) y candidato a la Presidencia del Gobierno, Mariano Rajoy, abrirá su campaña electoral en Castelldefels (una de las nuevas ciudades que gobiernan después de las elecciones municipales del mes de mayo). Será la primera vez en la historia que su partido arranque unas elecciones generales en Catalunya. El vicepresidente tercero del Congreso y candidato del PP por Barcelona, Jorge Fernández Díaz, destacó que será "la primera vez" que el presidente del PP inicie la campaña en tierras catalanas, un dato que a su juicio "no es casual" y que demuestra la "importancia" que el PP concede a este territorio. "A efectos electorales, Catalunya es decisiva. Las elecciones se decidirán básicamente aquí y tenemos la convicción de que Catalunya dará un apoyo importante al PP. Catalunya liderará la ola de cambio político que prevemos para España". En 2008, en cambio, Rajoy eligió la simbólica ciudad de Cádiz ("un lugar que recuerda a la Constitución") para comenzar la campaña.

3. Rituales y emociones. Esta noche se pega el primer cartel. Se pega, se proyecta, se descubre o… se activa digitalmente. Cada noche, los equipos de campaña intentan encontrar nuevas y creativas maneras de mostrar el primer cartel que representa el inicio formal de la campaña. Aunque algunas veces se roza el ridículo al forzar y alterar la fuerza de la simplicidad. La reforma de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General ha reducido, limitado, y concentrado la publicidad electoral al período concreto de los 15 días rigor. Mantener el secreto de la imagen final de la campaña ya casi no es posible. Los estrategas de los partidos, pensando en los medios de comunicación y las acciones en las redes sociales, han presentado horas antes, la imagen y los conceptos electorales. No hay sorpresa, pero sí emoción. Y es un momento también de emociones y afectos compartidos. Los candidatos se ven arropados por sus militantes, colaboradores, referentes, amigos y familiares. Las emociones y los nervios están a flor de piel.

Como en todo acto escénico, la sincronización horaria, de la acción reveladora del cartel y la entrada en directo con las televisiones, provoca no pocos disgustos y nervios en los candidatos y sus equipos. La perfección no existe, pero se intenta. Empezar bien, sin fallos y eficazmente es clave. Los candidatos se ven sometidos a un momento de estrés que será el preludio de lo que les espera.

Seguir leyendo »

Poesía política y electoral

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 02 nov 2011

Kennedy

“Si hubiera más políticos que supieran de poesía, y más poetas que entendieran de política, el mundo sería un lugar un poco mejor para vivir en él” decía el Presidente John Fitzgerald Kennedy. Y lo creo. Lamentablemente, la poesía (como tantas otras disciplinas artísticas y creativas) no tiene casi espacio en la política, y mucho menos en elecciones. Aunque la poesía política, y el compromiso político de poetas y editores, ha tenido un gran papel en nuestra historia. Y muchos de sus capítulos siguen sin cerrarse o se reabre su memoria como un conflicto interminable.

La relación es compleja. Los poetas suelen estar más bien en contra del poder, de los políticos, denuncian sus excesos, sus arbitrios, sus privilegios. Y en contextos no democráticos vigilan sus desmanes, denuncian, con el poder de la palabra, a la fuerza bruta. Pero no necesariamente están en contra de la política, como sabemos y se cuenta delicada y profundamente en Mil Mesetas, de Deleuze y Guattari, que es en cierta manera un tratado de poesía y política

Pero hablemos de políticos, no de poetas. El uso que hacen nuestros representantes de la poesía en la acción política es mínimo. Salvo algunas excepciones, casi siempre es en el ámbito parlamentario. Kennedy hablaba de entender la poesía, pero algunos creen que la dominan y lo han intentado con mayor o menor fortuna. Recuerdo los versos del entonces ministro de Justicia Fernández Bermejo –que dedicaba al Partido Popular-, y que eran respondidos, también en verso (no con alboroto ni pataleos), desde la bancada popular. Era diferente. Mejor el verso que el abucheo.

También el incombustible Alfonso Guerra, que será el político más veterano de la nueva legislatura, ha utilizado la poesía, de manera instrumental, para seguir emitiendo mensajes políticos, como faro en el horizonte. Le interesa y es buen lector. Sus tarjetas de Navidad, cuidadas ediciones de carácter literario, bellas y breves, han sido un detalle de buen gusto, durante mucho tiempo. Y un contrapunto elegante a la imagen de político de lengua viperina y verbo más demoledor que sutil.

José Luis Rodríguez Zapatero atribuye al poeta Gamoneda, leonés de adopción, el mérito de enseñarle a mirar de frente a la mentira. Ha sido citado por el Presidente en muchas ocasiones y le envió una bellísima carta, lamentablemente casi desconocida, en ocasión del acto solemne del Premio Cervantes 2006. Quizás, si Zapatero hubiera seguido así, con esa sensibilidad y mirando de frente también a la verdad -como la de la realidad de la crisis-, su historia política habría sido otra.

Hoy, al final de la legislatura y cuando el Presidente se autoinflinge un castigo adicional -al ofrecerse como único responsable de los cinco millones de parados-, aquella carta (“la penuria tiene múltiples caras; por eso es tan necesaria la Poesía”) y el poema que menciona tienen un significado especial.

“Ferrocarril de Matallana es el mejor poema que he leído” dice el Presidente:
“Cuando bajo del tren, siento frío.
He dejado mi casa. Ahora estoy
solo. ¿Qué hago aquí?, ¿quién me espera en
este lugar excavado en el silencio?

Tartazos y máscaras electorales

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí | 01 nov 2011

Torta-calabaza

La precampaña ha empezado con algunas sorpresas. Algunas desagradables y agresivas, y otras divertidas e inocentes. El pasado 27 de octubre, en Toulouse, durante la celebración del plenario de la Comunidad de Trabajo de los Pirineos (CTP), miembros del movimiento Mugitu, contrarios al Tren de Alta Velocidad, lanzaron dos tartas a la presidenta del Gobierno de Navarra, Yolanda Barcina, de Unión del Pueblo Navarro (UPN), e interrumpieron el plenario desplegando pancartas en contra del ferrocarril de alta velocidad y profiriendo gritos y consignas en ese sentido.

Este es el último incidente que tiene como protagonista a una tarta o algún objeto, con la finalidad de reírse del político y humillarlo. Barcina se une a la lista, añadiéndose a políticos y personajes destacados, como Nicolas Sarkozy, Bill Gates, Helmut Kohl o Jacques Delors. Y no es nada novedoso. Las primeras crónicas sobre el lanzamiento como protesta se remontan al siglo I a.C. cuando el Emperador Nerón fue acribillado a cebollazos en una visita al coliseo romano. Desde entonces, no se han librado de agresiones con huevos, tartas y zapatos, ni políticos, ni premios Nobel, ni empresarios.

El lanzamiento de tartas a políticos vivió su momento álgido en la década de los 60 y 70, donde cualquier político se veía expuesto a un ataque (todavía hay grupos organizados que lo llevan a cabo). Actualmente, en Bélgica, existe un personaje muy popular llamado Noel Godin, creador de la 'guerrilla pastelera', que se jacta de haber 'entartado' a multitud de políticos. En Estados Unidos, el lanzamiento de tartas a políticos generó un movimiento llamado las brigadas BBB (Bioetic Baking Brigades) y quienes estudiaron su comportamiento lo definían como un acto de respuesta "ante la frustración por la falta de control de las situaciones políticas y económicas", "un gesto de enfado" de movimientos de izquierdas cercanos a los antisistema.

El tartazo conlleva la humillación, simboliza el daño a la identidad, un intento de vejar y denigrar al contrario. Pero los tartazos también pueden ser digitales, y cada vez se ven más a menudo durante las campañas electorales. El “tartazo digital” más radical sucedió ayer, con el crackeo de la web de Rubalcaba. En su página apareció un supuesto mensaje de Anonymous sobre la autoría del 11-M, manipulando la cara del candidato, con la frase “Rubalcaba, la sombra del 11-M te persigue muy cerca: La forense del 11-M declara ante la juez que en los cadáveres no había metralla”, indica un entrecomillado que aparece junto a la famosa careta que caracteriza a Anonymous.

Más inocente, pero muy lúdico, ha sido el tartazo colectivo que ayer mismo también se llevaba Rajoy al proponer a un usuario que se cambiara el avatar, lo que llevó a la solidaridad –y risas- de muchos otros usuarios, que se rebelaron poniéndose también avatars en Twitter con la cara del candidato. La red se ha rebelado frente a la pretendida imposición y con el #avatarmariano se ha llenado de caras del candidato rediseñadas y manipuladas para burlarse y reducirlas a meras caretas, aprovechando la noche de Halloween y compitiendo con la creatividad propia de esta fecha, donde los muertos y los vivos intercambian papeles. Todo muy oportuno, satírico y divertido. Nada que ver con la agresión pastelera o el ataque a la libertad de expresión del sospechoso crackeo de la web de Rubalcaba.

El humor irreverente, la crítica ácida, la sátira mordaz… han estado siempre vinculados a la política y a los políticos. Éstos han sido fuente de inspiración conectando con un sentimiento de desprecio y despecho en el que se refugian muchos ciudadanos descontentos o ignorados. O, simplemente, ociosos en una noche como la de Halloween y en un ambiente frío y poco movilizado. Muchos ciudadanos, en su condición de electores, creen que la única revolución posible es la de los cómicos. La risa burlesca, la política bufa, es una señal también de indignación, pero con sentido del humor.

Sobre el autor

Antoni Gutiérrez-Rubí

es asesor de comunicación y consultor político. Recientemente acaba de publicar 'La política vigilada. La comunicación política en la era de Wikileaks'.
www.gutierrez-rubi.es.

Sobre el blog

Una mirada a la actualidad de la campaña electoral en clave de comunicación política y análisis estratégico.

Eskup

Archivo

noviembre 2011

Lun. Mar. Mie. Jue. Vie. Sáb. Dom.
  1 2 3 4 5 6
7 8 9 10 11 12 13
14 15 16 17 18 19 20
21 22 23 24 25 26 27
28 29 30        

TWITTER

Sigue a Antoni Gutiérrez-Rubí en Twitter

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal