El jueves 20 de octubre se reunió la comisión mixta de educación -representantes del senado y la cámara de diputados- a discutir el presupuesto destinado a este ítem para el próximo año. En la reunión estaba presente el ministro del ramo, Felipe Bulnes, ése al que en este video apunta con el dedo una joven de gorrito de lana para exigirle que la mire a ella y no a la cámara. "¡Mírame a mí, huevón, y no a la cámara!", le gritó de cerca. El asunto es qué, como puede verse en estas imágenes, a la sesión entró una turba de estudiantes y representantes de grupos ecologistas, no precisamente invitados. Atravesaron los pasillos de la sede santiaguina del Congreso entre gritos y pancartas. El hecho ha causado, por estas latitudes, un escándalo de dimensiones. No han sido pocos los que han colocado el grito en el cielo asegurando que falta mano dura para ponerle coto a los desórdenes del ambiente. Algunos ya hablan de caos. El ministro de justicia, olvidando aquella máxima democrática por excelencia, al menos desde los tiempos de Montesquieu, que es la separación de los poderes del Estado, dijo por estos días que el gobierno estaría atento a los jueces que tenían manga ancha con los violentistas callejeros, para procurar que no ascendieran. Lo dijo con todas sus letras, pero ya hoy, consciente del error, aseguran que no lo dijo, que se le entendió mal, que fue erróneamente interpretado. En la política es siempre así: las palabras se acomodan. Los que entraron a esa reunión, pasando por alto toda formalidad -se subieron literalmente arriba de la mesa-, alegan que ya no encuentran otro modo de hacerse oir. Sin duda que los suyos no son precisamente modales deseables en una sensata convivencia democrática, sólo que aquello que llama la atención es la increíble capacidad que tienen las estrategias comunicacionales de cambiar los ejes de las discusiones cuando éstas se les van en collera, es decir, se les arrancan de las manos. Los grandes medios de comunicación chilenos se encuentran hoy por hoy muy alineados con el gobierno en esta estrategia. La derecha ha procurado convencernos de que el problema que nos aqueja como país son los desbordes ciudadanos, y no aquello que los mueve. Felizmente, a estas alturas del desarrollo cibernético, resulta imposible homologar todas las voces. Los periódicos que antaño decretaban en qué consistía la realidad, ahora gritan desde sus salones sin que la calle les preste demasiada atención. Lo son todo para el mundo del poder y cada vez menos para los viandantes. La televisión, es cierto, sigue siendo muy fuerte.
En todo caso, lo que a mí me llama la atención de este video, es la pachorra con que algunas chicas enfrentan a las autoridades. Hasta hace poco, jurábamos que Chile era un país de tímidos y obedientes, de ciudadanos que se sometían con toda discreción a los mandatos de la autoridad. Algo de esto parece estar cambiando. La joven en cuestión, la del gorrito, es una muchacha de clase media, para nada acostumbrada a interactuar con el poder, y, no obstante, lo encara con la desfachatez de quién no se siente menos. Las nuevas generaciones, las mismas que mayoritariamente no están inscritas en los registros electorales y que, por lo mismo, no se sienten para nada representadas por las autoridades electas, están roncando fuerte. Consideran que les ha llegado el momento. Próximamente, me gustaría hablar de sus mujeres.
Hay 3 Comentarios
Ay Patito, ahora quiere cruzar las fronteras también y lleno de faltas de orto grafía, qué risa la profundidad tuya. MMDK
Publicado por: marilyn monroe | 26/10/2011 19:23:40
Lo lamentable es cómo se está dando este tema en los medios de comunicación. Esta, como muchas otras situaciones que afectan a la ciudadanía, se muestra el suceso en sí, los dimes y dirites de una trifulca que a mi parecer, no requiere la envergadura mediática que se le ha dado al tema. Nadie se pregunta el por qué de estas situaciones ni por qué llegamos a este punto de crispación social, una movilización ciudadana de 6 meses (que se cumplen el viernes desde la primera marcha estudiantil) te demuestra lo poco interesada que esta nuestra clase política con resolver esta situación.
Concuerdo con alex, me gusta Chile que veo hoy, no es ese que se queda calladito esperando que los políticos despierten de su letargo (durante toda la concertación) y quieran cambiar la realidad de todos. Pero más me gusta es la juventud que vemos, nada que ver con la que en los '90 no estaba "ni ahí" con los problemas de los demás, juventud a la que pertenezco :)
Publicado por: Diego Orrego | 26/10/2011 3:02:39
El autor ahora viene a descubrir algo que los chilenos hemos sabido por años. La mujer chilena siempre ha tomado la primera línea para expresar el descontento. Lo hizo cuando a gritos y golpeando cacerolas pedía que Allende renunciara para el 73. También sacaron las cacerolas (pero en menor medida para pedir que se fuera Pinochet). La chilena es guapa, frontal y no se anda con chicas, los chilenos somos más pajarones, más quedados en las huinchas decimos.
La derecha no quiere, como señala el autor, reprimir las manifestaciones. Estas se deben dar en un marco democrático y con respeto. Eso es lo que pide, reclamemos nuestros derechos pero sin ofender. Pues para ofensas ya estamos todos aburridos. La izquierda sueña con revoluciones y con un mundo en armas, los puños que se ven en el vídeo fácilmente podrían sostener una pistola.
Me gusta Chile hoy, la gente dice lo que piensa y no está anestesiada como lo estuvo durante la dictadura y más tarde con los gobiernos socialistas. Hoy estamos más atentos, con "las pepas bien abiertas", con esos ojos achinados de algunos chilenos de pelo duro. Chile, como nunca vive la democracia, sin adormilamiento como nos tuvieron por muchos años.
Publicado por: alex zamorano | 25/10/2011 2:12:12