Durante la tarde, Rivera, un ex compañero de colegio al que no veía hace muchos años, me contó que estaba jodida la cosa. Que los empleados ya no se conformaban tan fácilmente. A él le parecía bien. Consideraba que Chile había dado un paso. Le hablé de otros países de América Latina. “No jodas, me dijo, no es lo mismo. Acá la gente está pidiendo más.” Y aunque me molestó la soberbia de su respuesta, tenía razón. Latinoamérica es un continente extraordinario. Injusto. Excéntrico. En determinados rincones, tan simpático como escandaloso. Algunos podrán reírse de Chile. Somos los más aburridos de todos. Apenas bailamos. Nacemos con las caderas y los hombros apernados. No tenemos carnaval. Los mapuches no la olvidan, pero el resto perdimos la historia. No somos tan malos. No sabemos lo que somos. Ya no estamos llenos de pobres. Es todo muy discutible, pero no miserable. Campea la inseguridad, pero no los mendigos. La desigualdad es inmensa. Hay ricos riquísimos, y endeudados a morir. Pero tiene razón Rivera: aquí suceden cosas que ya nadie está dispuesto a soportar. Ni siquiera el último pelafustán.
Hay 5 Comentarios
Patricio, sobre el deber moral de cada uno de contar la historia, trasmitirla y no perderla, a nosotros en Argentina se nos olvidan hechos trascendentes, extraordinarios, que nos marcaron a todas y todos. Hechos que explican nuestra sociedad actual y nuestra manera de ser. Caemos en el jueguito de repetir el cuento oligarca y latifundista (como dice Andrés) de La Conquista del Desierto, escrito por un Mitre o un Sarmiento. Puras e infames mentiras que desde los primeros años de la escuela primaria se le cuentan a las niñas y los niños argentinos. La verdad histórica es otra y bien diferente. Te comparto a ti y a los lectores de tu Blog esta entrevista a la antropóloga Diana Lenton .EL ESTADO ARGENTINO SE CONSTRUYO SOBRE UN GENOCIDIO: “Las ciencias sociales no tienen un concepto analítico acabado de genocidio. Desde el campo jurídico internacional sí, lo provee Naciones Unidas en 1948 para juzgar los crímenes del nazismo. Esa definición habla de distintos elementos. Es genocidio cuando se puede establecer la intencionalidad de destruir a un pueblo. Otra característica es impedir la reproducción de ese grupo y también el robo de niños, cuando son secuestrados y entregados a familias de grupos dominantes, y se les remplaza los nombres, porque así se atenta contra la continuidad de ese pueblo porque se le roba la memoria. Genocidios constituyentes: son genocidios que dan origen a un Estado (como el caso de la República Argentina) esa estructura de Estado requirió que no hubiera más diversidad interna en el Estado. Se anulan los tratados con los indígenas, el Estado se garantizó que no iban a interferir en la constitución de ese Estado. La característica de la “campaña al desierto” de Julio Argentino Roca (1843-1914) Entiéndase esta por la guerra a los pueblos originarios de la pampa argentina, la denominación deriva del etnocentrismo del gobierno argentino: la región estaba completamente deshabitada de gente de raza blanca y civilización europea. Sólo estaba poblada por indígenas nómadas, que eran considerados como animales, por lo tanto, era un "desierto." Es que está principalmente dirigida a la población civil, a las mujeres y niños que quedaron solos y sin protección cuando los hombres no estaban. Estaba planificado así para llevarse el botín, sobre todo el ganado, y las familias porque ésa era la operación que iba a llevar a los indios a rendirse. Son operaciones contra la población civil, donde mueren mujeres y niños, o eran enviados como mano de obra esclava para el trabajo doméstico urbano o para la agroindustria, caña de azúcar y viñedos. También se cumplen otros elementos de genocidio, el someter a la población a condiciones que acarreen daño en su subsistencia, que pueda provocar enfermedad o muerte, y eso implicaron los traslados de la población sometida a campos de concentración. El Estado argentino se construyó sobre un genocidio”. Extractos de una entrevista a Diana Lenton, Doctora en Antropología Social, docente e investigadora del Departamento de Ciencias Antropológicas de la Universidad de Buenos Aires.
Publicado por: sergio carioni | 13/03/2012 23:39:34
Patricio, saludos. Ojalá los dueños originarios de Chile: Los Mapuches, a los que no solo su tierra les fue robada… no olviden nunca la historia. Si algunos chilenos la perdieron (como tu dices), otros tienen el deber moral de recordarla siempre y contársela a sus hijos. No hablo de la “historia oficial”, que cada tanto tiempo pretende adecuar los textos de estudio a gusto del gobernante de turno. Hablo de la historia que escribió Lautaro, Manuel Rodríguez, Salvador Allende y los casi 3,000 asesinados y desaparecidos durante la dictadura militar pinochetista. Si no se sabe de dónde se viene, es aun más difícil saber hacia donde se va. Con amistad, sc
Publicado por: sergio carioni | 13/03/2012 20:54:19
De acuerdo, Andrés
Publicado por: Patricio Fernández | 13/03/2012 13:57:13
De acuerdo, Andrés
Publicado por: Patricio Fernández | 13/03/2012 13:57:12
Me parece que en Chile, hay una creciente necesidad (y curiosidad) por encontrarnos, conocernos. Efectivamente no existe una gran identidad, ni grandes símbolos de donde agarrarnos ¿acaso no es bueno eso? es la mejor opción para aceptarse desde el ser y no del parecer.
Chile es un país raro, no cabe duda. La misión siglo XXI es erradicar el puto autoritarismo latifundista.
Publicado por: Andrés | 13/03/2012 8:11:14