Patricio Fernández

El Pueblo Mapuche quiere su propio gobierno

Por: | 23 de enero de 2013

LA CUMBRE DEL CERRO ÑIELOL L1100967

Últimamente, el tema mapuche se ha transformado en el gran tema de discusión nacional. De una parte se escuchan los lamentos escandalizados por la horrible muerte de la pareja que, la madrugada del 4 de enero, amaneció carbonizada en un campo de Vilcún, en la región de la Araucanía, víctima del atentado de un grupo mapuche, cuyo único detenido, con una herida de bala, se llama Ceferino Serafín, y dice ser machi. Según mi amigo Cayuqueo, machi machi no es. Le faltaría la chaucha pal peso. El asunto es que cundió una cierta alarma pública, y como suele suceder en estos casos, los racismos escondidos se dieron permiso para gritar. De pedir justicia, algunos pasaron rápidamente a jurarle balas al indio que se acercara. Alan Cooper, un ex Patria y Libertad (grupo de extrema derecha durante la Unidad Popular y procesado por el crimen del general Schnneider, Comandante en jefe del ejército de Chile al momento de ser elegido Salvador Allende presidente), aseguró que si los veía por ahí los corretearía a balazos. Por otro lado, sin embargo, el hecho sirvió para caer en la cuenta de que no estábamos ante un simple acontecimiento policiaco. Las posibilidades de que el conflicto escale ya no pueden ser ignoradas. Un tipo de la zona me dijo que existían desde hace rato grupos de jovenzuelos que se divertían con bravuconadas fascistonas. ¿Y si un día, borrachos, una pandilla de éstas le da una pateadura a un joven mapuche, como tiempo atrás se la dieron a Daniel Zamudio, por homosexual? Entonces los indígenas no se quedarían quietos. Los pocos mapuches de cabeza caliente, en su mayoría jóvenes descolgados de la hoy disuelta CAM (autora de múltiples atentados incendiarios y cuyo líder, Héctor Llaitul, lleva años en la cárcel y buena parte de ellos en huelgas de hambre), aumentarían su atractivo. La convicción de que aquí urge un arreglo político, penetró incluso en capas profundas del gobierno. Prácticamente la totalidad de las comunidades condenaron enérgicamente el crimen, pero al mismo tiempo recordaron que en esta larga historia los victimarios no eran ellos. No estaban pensando en Jaime Mendoza Collío, muerto por un disparo de carabineros, institución que intentando justificar el crimen inventó pruebas falsas, como un chaleco antibalas con un supuesto disparo mapuche, que los oficiales, torpemente, realizaron por dentro del chaleco. “O sea la bala le salió del ombligo”, resumió P.V. Tampoco en Matías Catrileo, también baleado durante unas trifulcas en medio de un potrero. Estaban pensando en la ¨Pacificación de La Araucanía”, en 1883, cuando al mando de Cornelio Saavedra, el Estado chileno, en el fondo, termina de invadir su territorio. En las policías rurales lideradas por Hernán Trizano, italiano, al parecer un mercenario romántico que a fines del siglo XIX participó, entre otras varias, en la Guerra del Pacífico, y que con la excusa de sanear el bandidaje que impedía el tranquilo desarrollo de los laboriosos colonos, organizaba verdaderas cacerías de mapuches. L1100982 Se trata de un pueblo orgulloso. Este no es un comentario folclórico, sino producto de la observación. Algo parecido podría decirse de los haitianos. No les gusta que los pasen a llevar. Recuerdo, de niño, haber escuchado en mesas del barrio alto que las empleadas mapuches eran insoportables, ingobernables, chúcaras. Ese orgullo puede llegar a la tozudez, razón por la cual, seguramente, les cuesta tanto ponerse de acuerdo entre ellos. Y resulta que desde hace 130 años, con una fuerza incontestable, el Estado chileno les viene faltando el respeto, quitando territorios y confinándoles derechos propios. Ellos, que venían gobernándose a su amaño desde los tiempos en que el hombre era parte de la naturaleza, terminaron recluídos en sus rucas. Con las décadas, los jóvenes fueron escapando de ellas. Les resultaron asfixiantes. Al día de hoy, las comunidades se hallan francamente envejecidas. Un 60% de los mapuches (aproximadamente 600.000) viven en la ciudad. Muchos de estos se han convertido en profesionales, y no faltan sus figuras destacadas en distintas áreas. Los hay incluso en la farándula. Pocos de ellos ocultarían hoy su origen. La discriminación sigue siendo fuertísima, pero en Chile no es la ola conservadora la que va en alza. Me contaron que circulan encuestas en las que la simpatía ciudadana por la causa mapuche no ha dejado de subir. Ni siquiera tras el horrible crimen de los Lusinguer y las quemas de graneros de los días sucesivos. La mayoría entiende que se trata de un grupo aislado, como los encapuchados en las primeras marchas por la educación. L1100987 El 25 de diciembre volamos en el mismo avión de la línea Copa con Aucán Huilcamán. Lo reconocí al final del pasillo, mientras él esperaba que se desocupara el baño y yo que un azafato me sirviera un whisky. Supongo que por ser día de navidad, el avión iba bastante desocupado, de modo que nos sentamos juntos a conversar. Aucán es quizás el dirigente mapuche más famoso de las últimas décadas. Era jovensísimo -17 años- cuando a fines de los 80 participó de la mesa directiva del Ad-Mapu, organización piloteada por el Partido Comunista. Aucán, cosa que siempre ha negado, era, según aseguran todos, Socialista, perteneciente a la facción de los “Comandantes”, la más “ultra” del partido. El año 1989, sin embargo, el los confines de la dictadura de Pinochet, optó por la vía autonomista y fundó el Consejo de Todas las Tierras. Desde ahí impulsó las tomas simbólicas de terrenos. De aquí salió la primera bandera mapuche, hoy reconocida por todos. L1110007 Llegó incluso a presentarse como candidato a la presidencia de la república en 2005, y aunque no llegó a la papeleta de votación (recopilar las firmas necesarias ante notario era una tarea imposible), se dio el lujo de llegar a Santiago, a caballo, con un poncho blanco y negro, rodeado por un centenar de mapuches. Aucán se dirigía a Colombia, donde participaba del proceso de paz con las Farc, en algo relativo a las comunidades indígenas de la Sierra de Santa Marta: los Koguis, los Arhuacos. Durante estos años en que no supimos de Aucán, él estuvo trabajando para Naciones Unidas en todo lo que compete a los derechos y legislaciones para los pueblos originarios. Es un tema que maneja como pocos. Su idea, me dijo ahí, era organizar un encuentro para pensar el autogobierno mapuche. L1110016 Eso que consideran un derecho, ya es tiempo de irlo ejerciendo sin pedirle permiso a nadie, me dijo. Lo estimulaba y respaldaba el tratado internacional del año 2007, que estipula claramente el derecho de todos los pueblos indígenas a su auto determinación. En los mismos momentos en que Chile argumentaba en La Haya, defendiéndose de un litigio limítrofe con Perú, la importancia del respeto a los tratados, él quería recordarle a nuestros gobernantes que el tratado de 1835 en que Chile le reconocía a los mapuches el gobierno del Bío Bío al sur, nunca había cesado y estaba siendo roto desde hace décadas, unilateralmente, por el Estado chileno. Si no llegaban a un acuerdo, correspondía llevar el caso al mismo tribunal holandés. De regreso a Chile, semanas más tarde, recibí un mail suyo en el que me invitaba a participar de este primer encuentro en que comenzarían a planear su propia administración política. L1100997
La convocatoria a la Cumbre Mapuche de Autodeterminación, producto de los últimos sucesos, se atolondró. Quedó fijada para el 16 de enero, en la cima del cerro Ñielol, casi en el centro mismo de Temuco, bajo la sombra de la misma Patagua –conocida en nuestros libros de historia como “La Patagua del Armisticio”-, donde el año 1881 los mapuches hicieron entrega del territorio que lo rodea para que los colonos pudieran fundar Temuco. José Ancán, historiador y escultor mapuche, asegura que tal acuerdo nunca se firmó y que esa rendición en realidad no existe. El cerro es una reserva natural sorprendente. Nada invita a pensar que en medio de esa ciudad, hoy una de las más contaminadas de Chile, exista semejante reserva natural, con un bosque tan espeso, plagado de huayes (o robles), foyes (o canelos), boldos, maquis, laureles y kilas, o coligües, en el idioma de los conquistadores. Viven culebras y zorros, y todavía habitan ahí unos monos muy pequeños, no más grandes que un puño humano, a los que llaman “monitos del monte”, y que nunca se dejan ver. Por uno de sus senderos se llega a la vertiente de Agua Santa, aunque según Desiderio Catrequín, profesor de la Universidad Católica de Temuco, capaz que se trate de una llave escondida entre los árboles. L1100965
La mañana del 16 amaneció nubladísima. El cerro se perdía en la bruma. La cita era a las 8.30 hrs, pero nosotros, con Pedro Cayuqueo, quien me alojaba, llegamos media hora antes. Una buseta proveniente del Valle del Aconcagua, de Putaendo, fue la primera en estacionarse. Venían de lejos, viajando toda la noche. Emilio Cayuqueo, un tío de Pedro oriundo de Nueva Imperial, esperaba junto a su esposa y su hija abogada el comienzo del Llellipún, una especie de oración o rogativa para que todo salga bien. Las machis a cargo, sin embargo, tardaron todavía una horas en llegar. Al bus en que se desplazaban se le pinchó un neumático. Cundió en la concurrencia el rumor de que se trataría de un boicot, pero no había información alguna que confirmara las sospechas. Con Emilio y su familia caminamos juntos hasta la explanada, frente a los Chemamul (gente de madera), esculpidos por José Ancán, para reemplazar a otros viejos tótems desplomados, ya convertidos en ruinas. A un costado, la famosa Patagua. Los lonkos y otros dirigentes, algunos históricos, como José Santos Millao, ex presidente del Ad Mapu, que vestía una especie de traje militar gris con símbolos mapuches en las charreteras, su trarilonco de lana en la cabeza y unos bigotes inauditos para los de su etnia más bien lampiña, o Ana Llao, dirigente histórica de la CONADI, fueron llegando de a poco. L1100973 Mientras aullaban con ronquera unas trutrucas aisladas entre la niebla, grupos de mujeres se colgaban pudorosamente sus adornos ceremoniales junto a los arbustos, como si de algo las ocultaran. Hasta cerca de las 10 de la mañana la neblina persistía, y no eran más de doscientos los que habían llegado. Aucán me explicó, tras manifestar el gusto de verme ahí, que no eran muchos todavía, pero sí muy significativos. En su mayoría, se trataba de cabezas de serie, de representantes de otros. Desde un micrófono instalado en frente de los Chemamul, Aucán dio la bienvenida. Ahora sí sonaban muchas trutrucas y txompes, y los reunidos gritaban cada tanto, como un modo de decir “aquí estamos en cuerpo y alma”. Había menos gente de la esperada. No llegaron los representantes de comunidades costeras (Lafkenche), ni del Alto Bio Bio, ni algunos de Temuicuicui con los que se contaba. Pero bastó que Aucán dijera “aquí hay gente de Nueva Imperial, de Chiloé, de…” para que cada uno de los ahí presente comenzara a vocear el sitio desde donde venía: Arauco, Victoria, San Felipe, Puerto Montt, Santiago… Algunos preferían exhibir el nombre de su comunidad. Yo imaginaba que la ocasión se prestaría para una concentración masiva, dado el momento de ebullición en que se halla el conflicto, pero en conversaciones con los presentes fui cayendo en la cuenta de por qué no había sido así. De una parte, no era fácil que la convocatoria llegara con fuerza a todos lados, ni que muchos de los que vivían en zonas apartadas se trasladaran, pero lo verdaderamente difícil era limar las desconfianzas entre las múltiples facciones que existen al interior del pueblo mapuche. La palabra “cahuín” proviene del mapudungun, y significa “reunión”. L1110001
Aucán es resistido por un grupo nada pequeño de organizaciones. Algunos lo acusan de personalista. Él sabe que esta vez debe rodearse de cómplices, pero esa reconstrucción de lealtades recién comienza. La cumbre del cerro Ñielol no fue una demostración de poder, sino una manifestación de voluntad. El werkén Huilcaman explicó que durante la primera parte del encuentro, hablarían los mapuche. “Queremos dialogar entre mapuche”, dijo. “El Estado no ha mostrado voluntad de entenderse con nosotros, pero nosotros no dependemos del Estado, y tenemos nuestra propia ruta”. Entonces rugieron las tribus, los comuneros levantaron las chuecas, las machis los cultrunes, y todos metieron bulla. Le llaman el afafán: “¡Yayayayayayaiii!”. “Todos podrán hablar, somos todos parte de este evento”, dijo Aucán, “pero tenemos un programa”. Pidió que la prensa se retirara mientras duraba la discusión interna, y que podrían volver cuando se sumaran los winkas invitados a este diálogo. Él no usó la palabra “winka” (término despecyivo para tratar al hombre blanco). No recuerdo de qué manera nos llamó. Como andaba con amigos mapuches, no me di por aludido. Durante más de dos horas, ya con un sol intenso y más de 30º de temperatura, los indígenas fueron tomando la palabra para hablar desde el centro del círculo en que se hallaban congregados. Los discursos y reclamos apuntaban principalmente a la militarización de la zona, la usurpación de tierras, etc., pero también aparecían asuntos menores como las deudas INDAP. Las referencias al tratado de 1825 y a la “Pacificación de la Araucanía” se tramaban con denuncias referidas a la dictadura y a los gobiernos de la Concertación. Sus problemas inmediatos, en el fondo, llevan más de un siglo siendo los mismos. Había unos más rabiosos que otros. Unos más políticos que otros. Unos de derecha y otros de izquierda. L1110013 Había unas chicas de cara redonda y llena, con los ojos rasgados, atractivas, en especial una de Putaendo a la que le pregunté si no le daba calor andar tan vestida, y me dijo que no, porque allá donde vive últimamente han hecho más de 40º. Ahí en el círculo, sin embargo, donde las papas queman, no estaban representados los jóvenes. Campeaban los dirigentes de las décadas de 1980 y 1990, pero faltaban las nuevas generaciones, los descolgados, aquellos para quienes La Concertación y la Alianza, el Ad Mapu, el Consejo de Todas las Tierras y, a estas alturas, incluso la CAM, ya no son los únicos referentes; valga considerar que ellos no están de mirones, sino protagonizando algunos de los caminos que esta historia ha tomado. Mucho de esto está aconteciendo en los campos. L1110024
Pasadas las 12.30 hrs., se disolvió el cahuín. La prensa se arrojó como una jauría sobre Aucán. Querían saber las conclusiones. Aucán lo resumió así: se le exigía al gobierno que les pidiera perdón por la flagrante violación a sus derechos humanos que el Estado de Chile venía perpetrando desde fines del siglo XIX. Que pidiera perdón, como Aylwin a las víctimas de la dictadura, como el Papa por los errores garrafales de la iglesia, y que se haga cargo de resarcir económicamente el daño causado. El werkén Jaime Huenchullán leyó un documento elaborado días antes titulado Pacto por la Autodeterminación Mapuche. A continuación, correspondía la discusión en torno al tema del autogobierno con los invitados: candidatos a la presidencia de la república, senadores, diputados, miembros de organizaciones de ddhh y otros, entre los que me contaba yo. De los candidatos llegaron únicamente Parisi, de terno y camisa blanca, y Tomás Jocelyn-Holt, los dos candidatos con menos posibilidades entre los existentes. Parisi se veía estupefacto. El chico Navarro, famoso por los “navarrines”, era el único senador presente. Antes de cederle la palabra al primer orador, se acercó al micrófono la machi Francisca Linconao, una vieja flaca pero no endeble, para denunciar que días atrás la allanaron, la acusaron de tener un arma que no tenía (y valga que muchas machis usan escopetas conejeras en sus ceremonias), “yo no miento, reclamó indignada, yo digo la verdad, y me ataron las manos y tiraron el pelo”, antes de hacerla pasar, por motivos que desconocía, una noche en la prisión. “De todo esto acuso al gobierno”, concluyó. Cuando tomó la palabra el diputado Venegas, de la DC, se refirió a los problemas de la región, y uno le contestó: “¡nuestro problema es el Wallmapu!”. (Irrumpió el afafán). Le encararon haber aplicado la Ley Antiterrorista siendo gobernador de la zona, y no pudiendo hablar más, cerró su discurso con un lamento. Todo el resto se limitó a palabras de buena crianza, de apoyo, de solidaridad. La discusión puntual a la que se nos había convocado, no tuvo efecto. En el documento que se nos entregó, un documento sólido y sofisticado, estaban los fundamentos sobre los que se apoyaba el derecho al autogobierno, pero faltaba incluso la primera línea acerca de qué tipo de gobierno sería. Yo intuyo que, en el mismísimo momento que los mapuches, independientemente de sus conflictos con el estado chileno, inicien la conversación en torno a cómo manejar la autonomía, lo posible se impondrá sobre lo utópico, los eslóganes dispersos cederán ante las negociaciones concretas, y lo que hoy parece inviable, encontrará un canal de comunicación que lo posibilite. El camino todavía es largo, pero en la cumbre del cerro Ñielol, es de esperar, podría terminar fijándose un punto de partida. Iluso, pero no tanto. Alrededor de las cuatro de la tarde, se dio por finalizado el encuentro. Tres machis se arrodillaron junto a un árbol joven. Comenzaron a tocar sus cultrunes y los asistentes empezamos a girar en torno a ellas. La melodía de sus oraciones no es la de los pájaros del aire: son gente de la tierra. Sus trompetas son de cuerno de animal. Y sus aspiraciones, así haya quienes pretendan ridiculizarlas, son tan propias de este mundo, como las de todos los pueblos. Basta escucharlos para darse cuenta.

L1100995

Hay 12 Comentarios

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Estimado Pfernandez
Su artículo pretende recrear un entorno exótico y exagera el ambiente primitivo del evento así como su protagonismo en este ámbito de salvajes. Desgraciadamente los errores que incurre en su relato revelan que usted no es un “amigo de indios”, a pesar que así pretende personificarse en su texto. Permítame explicarle; cuando usted dice “Al día de hoy, las comunidades se hallan francamente envejecidas. Un 60% de los mapuches (aproximadamente 600.000) viven en la ciudad.” La cifra que usted refiere es la cifra que maneja el Estado chileno en su afán de fundamentar su “etnocidio estadístico” nosotros los mapuche destacamos que la cifra de un millón y medio de mapuche en territorio mapuche (Chile y Argentina). Es cierto que la mayoría de los residentes en las reservas indígenas mapuche son de edad avanzada. La razón obedece a que un territorio de aproximadamente 500 mil hectáreas no da cabida para un millón de habitantes. José Ancán, es historiador mapuche y no escultor. El escultor de los Chemamul (gente de madera), se llama Christian Collipal. Ana Llao, dirigente histórica de la CONADI, es un error de mayor envergadura, CONADI es la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena es decir la oficina de asuntos indígenas del estado de Chile, una institución burocrática del Estado. Por lo demás la orientación de su artículo está bien, pero no necesita exagerar su protagonismo. Por ultimo para, valga destacar que nosotros los mapuche fuimos el “Vietnam” de la expansión colonial del imperio español; detuvimos el avance y obligamos al imperio a firmar el Tratado de Paz de Killin, en 1641; que se mantuvo vigente hasta 1883, cuando el estado de Chile ocupa nuestro territorio y nos deporta a los campos de concentración denominados hoy en día como “comunidades indígenas” Un cordial saludo ,i nombre es Jorge Calbucura; soy mapuche.

Creo que hay temas mas relevantes en Chile para comentar, y que nuestros hermanos de la tierra se pordrian preocupar con mayor urgencia:

1. Salud
2. Educacion, la publica esa que reciben los niños al nivel de Zambia.
3. Pagar por todo y precios de locos, mas caro que Alemania y Estados Unidos: carrerteras, electricidad y agua potable, hace poco estaban tomando agua con barro.

4. la contaminacion en Santiago.

5. Los getos de las comunas pobres.

6. la desigualdad de los ingresos: muy pocos cultivan en gragas millones de cabezas de humanos.

7. que pais mas asimetrico, sales de un par de comunas y estas en el congo, o en tierra de nadie.

8. No hay sistemas de transporte publico eficiente.

9, 10, 11, 12......

hermanos mapuches , hay muchos temas antes que preocuparse por tonteras.

NI DIOSES, NI AMOS, NI WANKANTANKOS>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>

Hola, amigos. Agradeciendo la hospitalidad que recibí en este blog, al comentar un documental sobre Pinochet, comento brevemente mi opinión sobre las aspiraciones del pueblo mapuche. Tuve oportunidad de rechazar en otro comentario la intervención reciente del señor AZNAR a favor de los terratenientes que contradicen la causa de los mapuches. Como en la Colombia donde vivo, representan una larga humillación y un largo acoso. Que ello sucediera en otras épocas, no es de admirar porque los europeos vivían la fiebre de las conquistas. Pero hoy, después de la Declaración Unversal de los Derechos Humanos, no parece justificable. Y lo primero que hay que hacer es lo que hizo el titular de este blog: acercarse a ellos y escucharlos. Nada mas legitimo que su causa que es la misma de muchos pueblos indigenas de America que buscan su identidad actual y la libertad de decidir racionalmente su destino como pueblo. Pero como no son el buen salvaje utopico, hay que ayudarles, si lo piden y lo necesitan, a recorrer su propio camino. (Perdon porque se me dañaron las tildes).

A claudio: No es nada nuevo que Brazil no quiera aceptar dentro de su territorio las NACIONES INDÍGENAS. A excepción del actual gobierno de Bolivia, todos los gobiernos de Sudamérica HAN VIVIDO Y VIVEN NEGANDO LA EXISTENCIA DE ESTOS PUEBLOS NATIVOS. Y hay que decirlo por lo mas álto ES UNA INJUSTICIA QUE EN EL CASO DE BRASIL DURA MAS DE SEIS SIGLOS, puesto que Brazil fue propiedad de Portugal con anterioridad a la llegada oficial de Colón a las Américas. Tenemos datos consignados en el mismo Antiguo Testamento, donde se dice que " el rey Salomón hizo traer maderas de Brazil para la construcción del Templo de Jerusalem". Mas aún, el mismo nombre BRAZIL, proviene de unas maderas usadas para teñir telas, ya en la antigüedad, que SOLO había en ese territorio. Los fenicios comerciaban con ello. desde el siglo V a.C. Brazil es sin duda UN GRAN PAÍS , pero sería MAS GRANDE si le diera a sus NATIVOS EL LUGAR QUE LES CORRESPONDE, porque son un TESORO ETNICO, que, lo menos que debieran hacer vuestros Antropólogos, es ESTUDIAR DE DONDE LLEGARON. Os vais a llevar grandes sorpresas.

Me parece muy bien que los MAPUCHES quieran tener su PROPIO GOBIERNO.Para muchos oficialistas la ignorancia es rentable, pero lo cierto es que EL PUEBLO MAPUCHE es el LEGÍTIMO DUEÑO DE SUS TIERRAS, desde que, en épocas remotas se instalaron en ese sitio,provenientes de algun punto del Continente asiático.Ellos ya han tenido CINCO SIGLOS para conocer los procedimientos de los europeos y sus continuadores.¿Qué más? Los MAPUCHES como todas las etnias americanas, tienen muy en claro que sus tradiciones en nada coinciden con los actuales habitantes del territorio chileno. DE JUSTICIA sería otorgarles SU LUGAR .- QUE SIEMPRE FUE SUYO - y dejar que ejerzan su LIBRE ALBEDRÍO COMO PUEBLO. Ellos saben que NADA BUENO NI POSITIVO PUEDEN ESPERAR DE GOBERNANTES COMO PIÑERA. Un presidente que gobierna para LA CLASE ALTA DE CHILE, sin asomarse a las verdaderas necesidades de los chilenos. Eso si, hay que reconocerle que se jugó para rescatar a los MINEROS ATRAPADOS .Pero, con el mismo ímpetu que empleó para rescatar a los mineros, luego arremetió contra LOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS que protestaban por el encarecimiento de sus matrículas.

El monito del monte no es un mono, sino un marsupial. No importa. El último lugar que retuvieron los españoles en el continente fue la isla de Chiloé, y por el tratado de Tantauco los españoles se fueron pero acordando con el incipiente Chile que parte de la isla (la que ahora pertenece a Piñera a título privado) sería para los mapuches. Por esto siento simpatía por los mapuches, porque son expoliados (por el mismísimo presidente de Chile, entre otros). Ahora bien, no son una comunidad idílica en armonía perfecta con la naturaleza, sino un poco lo contrario: arrasan con todo y deforestan más que una motosierra. No veo que le venga bien a la naturaleza dejarla bajo la explitación de los mapuches. Lo mismo se puede decir de los indígenas norteamericanos.

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Concordo com cepillo, eles fazem parte de um País, o Chile que tem um Governo.Devem buscar dentro do Governo e seguindo a Constituição chilena melhores condições de vida.Autodeterminação dos povos não quer dizer que cada povo indígena das Amáricas tenha seu próprio País e Governo, e sim que tem direito a manter um terrirório, seus costumes, lingua, e participar da sociedade em que estão inseridos.No Brasil nunca aceitaremos a repartiçãodo território Federal em nações indígenas, assim coimo os EUA não aceitaram ou aceitarão com relação aos seus povos indigenas, o México, a China com relação as etnias minoritárias, a India, a Rússia.

Pero si pertenecen a un país como quieren tener su propio gobierno, ya tienen a alguien que les gobierna

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Sobre el autor

. Escritor y periodista. Director y fundador de la revista The Clinic y theclinic.cl. Además, se le puede escuchar todas las mañanas en radiozero.cl.

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