SALA DE LOS BUFONES
Supongo que es más fácil pintar
a un pobre, a un miserable,
a un lisiado, a un loco
y decir la verdad.
Porque no te castigan ni te cierran
la puerta de sus casas. Ni siquiera posan
sino que tan solo están ahí delante del caballete
ceñudos o riendo con la boca abierta.
No se ponen de perfil
ni enarbolan el gesto arrogante
de quien puede permitírselo,
no dicen Don Diego, que reluzca como debe
esta medalla o esta joya, no dicen
cuál debe ser la pose del hijo o del caballo.
Y el pintor entonces pinta, es lo suyo,
como quien pinta un animal
sin dueño: concentrado, atento, intentando entender
la biografía de ese cuerpo. Pinta un bufón
y no le sale un bufón cualquiera,
sino precisamente ese,
con ese nombre, con esa altura, con su historia precisa
de bofetadas ruidosas,
volteretas,
carcajadas,
reverencias.
Small is beautiful.
“Sala de los bufones” pertenece a Nueva guía del Museo del Prado, el nuevo libro de José Ovejero. Aunque la editorial Demipage anuncia que facilitará en su web enlaces a todos los cuadros que aparecen en el poemario -desde un bodegón de Sánchez Cotán hasta el perro de Goya pasando por El Juicio de París, de Rubens, o El tránsito de la Virgen, de Mantegna- los versos de Ovejero son mucho más que un comentario a las pinturas que los inspiraron.