LO QUE NO ES SUEÑO
Déjame que te hable en esta hora
de dolor, con alegres
palabras. Ya se sabe
que el escorpión, la sanguijuela, el piojo,
curan a veces. Pero tú oye, déjame
decirte que, a pesar
de tanta vida deplorable, sí,
a pesar y aun ahora
que estamos en derrota, nunca en doma,
el dolor es la nube,
la alegría, el espacio;
el dolor es el huésped,
la alegría, la casa.
Que el dolor es la miel,
símbolo de la muerte, y la alegría
es agria, seca, nueva,
lo único que tiene
verdadero sentido.
Déjame que, con vieja
sabiduría, diga:
a pesar, a pesar
de todos los pesares
y aunque sea muy dolorosa, y aunque
sea a veces inmunda, siempre, siempre
la más honda verdad es la alegría.
La que de un río turbio
hace aguas limpias,
la que hace que te diga
estas palabras tan indignas ahora,
la que nos llega como
llega la noche y llega la mañana,
como llega a la orilla
la ola:
irremediablemente.
El poema es de Claudio Rodríguez (1934-1999) y pertenece a Alianza y condena (1965), su tercer libro después del precocísimo y fulgurante Don de la ebriedad (1953) y de Conjuros (1958). Que solo publicara dos libros más –El vuelo de la celebración (1976) y Casi una leyenda (1991)- da una idea de la exigencia del que tal vez sea el mejor poeta español de la segunda mitad del siglo XX.
No sabemos si “Lo que no es sueño” es el mejor poema de Claudio Rodríguez, lo que sabemos es que Claudio Rodríguez es uno de los pocos poetas que han conseguido ser a la vez celebratorio y verosímil.
Desde el hecho de cantar lo que se pierde (Machado) hasta el de considerar la literatura como una defensa contra las ofensas de la vida (Pavese), la mayoría de los poetas se han sentido siempre más cómodos en la elegía. Claudio Rodríguez es uno de los pocos que han conseguido cantar la vida sin pecar de optimismo ni resultar naïf. Su amigo Francisco Brines –maestro de la elegía, por cierto- siempre ha dicho que Claudio Rodríguez consiguió eso tan difícil que él llama “voz adolescente”. No adolescente porque hable de la adolescencia del poeta sino porque habla de la del mundo, cuando todo es nuevo o, mejor, es visto como si lo fuera: “Qué verdad, que limpia escena / la del amor, que nunca ve en las cosas / la triste realidad de su apariencia”, dice uno de los poemas de Don de la ebriedad.
Claudio Rodríguez, además, es uno de esos pocos escritores que consiguen disolver la frontera entre el fondo y la forma. Sus poemas son más un cuerpo que una máquina: todo en ellos parece natural, sin esfuerzo. Una vez, en un curso de verano, le pregunté por la palabra final del poema –irremediablemente- y él arrastró las erres y habló del Cantábrico y de cómo las consonantes llegaban al verso como llegan las olas. “No podía ser otra palabra”, dijo.
John Berger sostiene que los poemas están más cerca de las oraciones que de los cuentos, es decir, de la religión que de la literatura. Puede ser. Tal vez por lo que tienen a veces de curativo. No sabemos si “Lo que no es sueño” es el mejor poema del mundo, pero sí es el poema al que uno recurre cuando piensa en un lugar en el que coinciden la verdad, la belleza y la bondad. Dejémoslo en que es el mejor poema para el 9 de noviembre de 2012. Irremediablemente.
.......... Imagen: Claudio Rodríguez retratado por Gorka Lejarcegi.
Hay 14 Comentarios
Claudio Rodríguez es de los mejores, escasísimos poetas españoles, de la segunda mitad del siglo XX. Con todo, hay alguno más que, aun oculto u ocultado, alienta poemas como este:
COMO LIBROS
Quiero decirte que he leído
y sé enteras
las páginas aún sueltas, temblorosas, de tu libro
-un prólogo candente-
y confesarte que he soñado también las escondidas
que aún guardas cerradas
y crees intactas
Quiero decir que quedan muchas páginas en blanco
aún por escribir de puño y letra
donde insertar los pies de las figuras
nuestras siluetas
en cuerpo a cuerpo denso
y boca a boca
Quiero deletrear despacio tu mirada
puntuar tu risa
poner constantemente el dedo en tus acentos
-aún más que circunflejos, circulares-
para atajar los circunloquios
los cenagosos puntos suspensivos
y despoblarte así cada interrogación y cada niebla
Quiero tocar cada renglón con estos dedos
como los casi analfabetos
que siguen con los labios la escritura
y cuando leen, dirías que oran
como los ciegos
que surcan promontorios
que palpan agujeros y así saben
y quiero acompañar entre los labios la lectura
de cuanto esté dispuesto
o como un niño
como un primer lector que descubriera el paroxismo
de barcos, príncipes, murallas…
Una odisea y Troya
El primer libro
Quiero leerte entre comillas y a deshoras
de la paginación al índice completa
al hilo que encuaderna, recoserme
y quiero ser solapa, atril y marcalibro
velar cansado en tu mesilla
ser una lámpara pequeña
-lo necesario-
como un vaso de agua
cuando se tuerce el sueño y se hace miedo
y quiero ser también tu libro de horas
estar de cabecera
quedarme entre tus manos y tu vientre
recostado
para otro día que venga
otro contiguo a ti
tu posalibros
Quiero leerte enteramente
y que me leas hasta el final del colofón
del duelo
y que después, si quieres
tires las páginas al fuego
y que concluya así este opus nigrum
Quiero pedir, que encuadernados
se nos desgaste el texto tan despacio
que en blanco y negro y deslumbrante
sea, línea a línea
una lectura altiva
que nos llame constante
y que nos haga airosos, altos
extendidos
Quiero decir que quiero llegar hasta el epílogo
hasta la página final que nos acecha
que no me rindo
que malherido sí, pero pulsante
te escribo hoy la página de más
casi arrancada
la imprescindible
esta que crece
-que ahora eres tú quien me la debe-
una oración completa
un grito opaco
este renglón que llama y se hace cuerpo
Quiero escribir que sé que estás escrita
Alberto Caffaratto Ladoire (Madrid, 1954)
Publicado por: Hanna | 31/05/2013 19:28:52
Gracias a ti Javier. Me alegra contactar contigo después de tantos años transcurridos.
Es un placer leerte.
Un abrazo.
David
Publicado por: David Amezcua | 16/11/2012 18:42:43
Gracias, David. Aquel curso fue inolvidable para mí (perdona el desahogo).
Por Claudio Rodríguez y porque conocí a uno de los mejores lectores -y personas- del universo mundo: Ángel L. Prieto de Paula.
Por aquellas fechas Tomás Sánchez Santiago -inmenso poeta- había publicado en la revista 'Lateral' un precioso comentario a "Lo que no es sueño".
Publicado por: J. Rodríguez Marcos | 15/11/2012 15:32:35
Estimado Javier, tuve la suerte de asistir a ese curso de verano (en Almería, creo que en 1996) al que te refieres y también tuve el placer de conocerte. El curso y la presencia de Claudio Rodríguez allí, tan asequible y cercano, fue para mí una experiencia inolvidable. Y el poema que has seleccionado es ciertamente hermoso. Gracias por tu estupendísimo blog literario. Un abrazo.
Publicado por: David Amezcua | 14/11/2012 21:32:34
bonitas palabras para estas fechas,relajan el espirituy te dan la calma. Cuando sales de nuevo a la calle la rabia llega de nuevo,cuando ves la realidad de la degradacion social,que actualmente nos envuelve.
Publicado por: ASP+2012 | 11/11/2012 11:12:28
Leí este poema hace tiempo pero es muy hermoso recuperarlo en este mes de noviembre tan difícil para tantos.
Gracias Javier, por traernos esas palabras tan exactas y
salvadoras.
Publicado por: María Tena | 10/11/2012 16:49:16
Cáspita, Jorge. Tú sí que sabes ver en las cosas mucho más que la triste realidad de su apariencia. Gracias de corazón. Y a todos los civilizados. Abrazos
Publicado por: J. Rodriguez Marcos | 10/11/2012 15:11:36
Leo la hermosa entrada de Letra pequeña. Quedo pronto atrapado; el poema de Claudio Rodríguez, la serena glosa de Javier R. M.
Lo leo todo, todos los textos del blog, como un corrector o como decía Georges Perec que había que leer.
Imantado, sigo leyendo los comentarios de lectores, algo cada vez más antipático. Pero los cuatro primeros mantienen la atmósfera de profundidad, de amor al lirismo. Y llego al quinto sin poder frenar. Dice: “Mujer, logra perder 36 Kg. sin dejar de comer sus comidas favoritas…” Este sus comidas favoritas estropea todo, está escrito incorrectamente por discordancia de número (si “sus” se refiere a la mujer, el verbo debería ser “logre”. Y esta sencilla falta me rompe todo el encanto. Pero me asombro de haber podido seguir dentro de una atmósfera poética mientras leía la frase “Mujer/logra perder/sin dejar de comer”. Es ripioso, claro, pero me admira que la magia de lo ya leído antes me haga percibir al menos ritmo y rima en una frase digna de un anuncio de antes de la República.
Y, sobre todo, el mérito es de Javier Rodríguez Marcos, que todo lo contagia de serena contemplación literaria. Gracias.
Publicado por: Jorge Fernández Guerra | 10/11/2012 13:16:36
Poesía de un beso http://www.todosysofia.com/2012/11/poesia-de-un-beso.html
Publicado por: ManoloTolosa | 09/11/2012 23:06:14
Que el dolor es la miel
a pesar y aun ahora
que estamos en derrota, nunca en doma,
La que de un río turbio
hace aguas limpias,
Me quedo estos versos para un 9 de noviembre de tristeza y a la vez, e irremediablemente, de orgullo.
Publicado por: civilizada | 09/11/2012 21:57:29
Lo mismo que Lina Susan y Luis Fernando. Gracias
Publicado por: Belén Mtnez. Oliete | 09/11/2012 20:48:34
Alegría, la esperanza que nos queda a pesar del mundo oscuro.
Publicado por: pandafilando de la fosca vista | 09/11/2012 19:28:09
¡Una maravilla! ¡Muchos ánimos!
Publicado por: Luis Fernando | 09/11/2012 13:18:10
Me ha encantado. Gracias y ánimo.
Publicado por: Linda Susan | 09/11/2012 10:19:08