Fuga de muerte en el Teatro Real

Por: | 13 de diciembre de 2012

 

Negra leche del alba la bebemos al atardecer

la bebemos a mediodía y en la mañana y en la noche
           bebemos y bebemos
cavamos una tumba en el aire no se yace estrechamente en él
Un hombre habita en la casa juega con las serpientes escribe
escribe al oscurecer en Alemania tus cabellos de oro Margarete
lo escribe y sale de la casa y brillan las estrellas silba a sus
           mastines
silba a sus judíos hace cavar una tumba en la tierra
ordena tocad para la danza

Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos en la mañana y al mediodía te bebemos al atardecer
          bebemos y bebemos
Un hombre habita en la casa juega con las serpientes escribe
escribe al oscurecer en Alemania tus cabellos de oro Margarete
tus cabellos de ceniza Sulamita cavamos una tumba en el aire no
se yace estrechamente en él
Grita cavad unos la tierra más profunda y los otros cantad sonad
empuña el hierro en la cintura lo blande sus ojos son azules
cavad unos más hondo con las palas y los otros tocad para la
            danza

Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos al mediodía y la mañana y al atardecer
           bebemos y bebemos
un hombre habita en la casa tus cabellos de oro Margarete
tus cabellos de ceniza Sulamita él juega con las serpientes
Grita sonad más dulcemente la muerte la muerte es un maestro
          venido de Alemania
grita sonad con más tristeza sombríos violines y subiréis como
          humo en el aire
y tendréis una tumba en las nubes no se yace estrechamente allí

Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos a mediodía la muerte es un maestro venido de
          Alemania
te bebemos en la tarde y la mañana bebemos y bebemos
la muerte es un maestro venido de Alemania sus ojos son azules
te hiere con una bala de plomo con precisión te hiere
un hombre habita en la casa tus cabellos de oro Margarete
azuza contra nosotros sus mastines nos sepulta en el aire
juega con las serpientes y sueña la muerte es un maestro venido
           de Alemania
tus cabellos de oro Margarete
tus cabellos de ceniza Sulamita

 

Este poema de Paul Celan -"Fuga de muerte"; aquí en la versión de José Ángel Valente- se oyó ayer en el Teatro Real de Madrid. Fue en el estreno de Lo Real/Le Réel/The Real, el nuevo espectáculo del bailaor y coreógrafo Israel Galván. El poema evoca el destino de los deportados a los campos de concentración nazis –la muerte es un maestro de Alemania: Safranski tiró de ese hilo para titular su biografía intelectual de Heidegger- y de eso trata el trabajo de Galván, concretamente de los deportados gitanos. En la obra, el recitado de los versos de Celan se hace sin mayor énfasis, más bien atropelladamente, lejos del patetismo que cabría imaginar a la lectura de un poema así dentro de un contexto así, es decir, “espectacular”.

De hecho, todo Lo Real está atravesado por esa contención (por momentos, también atropellada). Así, pese al protagonismo de Galván –compartido con las bailaoras Isabel Bayón y Belén Maya-, no es él quien cierra la pieza; pese a que el virtuosismo de los participantes se intuye en cada acorde y en cada movimiento, las expectativas de los espectadores quedan frustradas a cada paso. Sorteada la dificultad –y no menor- de enfrentarse  en un espacio así a la representación de un acontecimiento que muchos -empezando por Claude Lanzmann, autor de Shoah- consideran irrepresentable –el Holocausto-, los que ayer ocuparon sus asientos en el Teatro Real asistieron no solo al desmontaje –deconstrucción si quieren- de un modo de entender un espectáculo: ni divos ni clímax ni lágrimas fáciles. Ni argumento casi.

Como complemento, una parte del público del Real estuvo a la altura de un coliseo de hechuras decimonónicas: arquitectónica y, se diría, también mentalmente. Clamó “Esto es una tomadura de pelo”, reclamó la presencia de Mortier, trajo a colación al mismísimo Zapatero (?) y gritó “Viva España” cuando un saxofón atacó una versión –grave, triste como poco- del himno nacional.

Una vez le preguntamos a Gerard Mortier por el conservadurismo del público de la ópera y respondió: “Por su naturaleza, la ópera es un lugar conservador. Y no está mal mientras no se vuelva reaccionario. ¿Y qué es un reaccionario? Pues un conservador que no tiene curiosidad por lo nuevo”. Tal vez bastaría con evitar que se vuelva maleducado. Uno está en su derecho de silbar, patear o escribir al presidente del Gobierno protestando. Si lo hace cuando la obra ha terminado, mejor para todos.

LO REAL

“El que percibiera la totalidad de la melodía sería a la vez el más solitario y el más comunitario”, dice una cita de Rilke en sus Notas sobre la melodía de las cosas que el filósofo francés Geroges Didi-Huberman incluyó en El bailaor de soledades, el libro que dedicó a Israel Galván (en España lo publicó Pre-Textos en 2008 en traducción de Dolores Aguilera). También a Didi-Huberman le preguntamos una vez. En aquella ocasión, por el flamenco y su consideración como acaso la forman más auténtica de arte contemporáneo (algo sobre lo que también ha reflexionado Pedro G. Romero). Su respuesta: el flamenco “nos propone una forma de ser artista que es todo un contramodelo, claro que también se ha convertido en una industria, pero cuando veo bailar a Israel Galván pienso que su trabajo funciona de forma no académica, mientras que el del arte contemporáneo –galerías, mercado- es un sistema académico. El flamenco plantea una crítica a aquello en lo que hemos convertido el arte. Aparte de dinero y contactos, esperamos muy poco del arte contemporáneo. El aficionado, sin embargo, lo espera todo del flamenco. Como mínimo, que le hable de la vida y al muerte”. De eso se habla estos días en el Teatro Real: de -imperfecto, irritante, imprevisible, incontrolable, inabarcable- lo real.

Hay 1 Comentarios

precioso, muy bien escrito, aún tengo más ganas de ir a verlo.

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Sobre el blog

Como dios y el diablo viven en los detalles, en la letra pequeña de los contratos están los matices. Este blog habla de literatura desde esa perspectiva. A pie de página. Sin gritar demasiado.

Sobre el autor

Javier Rodríguez Marcos

estudió filología, trabaja como periodista y es miope. Pero sigue leyendo. Forma parte del área de cultura del diario EL PAÍS y ha publicado media docena de libros, alguno incluso de poesía. De tener una teoría, podría resumirse en este viejo tuit de don Quijote: "Más vale un diente que un diamante".

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