¡Noticia! Vuelve Monterroso

Por: | 27 de febrero de 2013

MonterrosoAutorretratoPeticionImagenCAF7PBA0Para algo tenían que servir los aniversarios: vuelve Augusto Monterroso. El escritor guatemalteco exiliado en México murió, con 81 años, en febrero de 2003 y Debolsillo publica ahora El Paraíso imperfecto, una “antología tímida” preparada por Carlos Robles Lucena. La nota de prensa que acompaña el libro utiliza las expresiones “deliciosa antología” y “célebre autor”, y no es difícil imaginarse al célebre autor de la deliciosa antología sonriéndose ante tales epítetos. Todo adjetivo supone un criterio de clasificación y a Monterroso le gustaban las clasificaciones, no en vano decía que toda su obra era una variación sobre la de Borges. Cuando en el libro de entrevistas Viaje al centro de la fábula le preguntaron “¿Qué sensación te produce ser considerado o designado, generalmente, como un humorista?” Monterroso respondió: “Agradable, no por lo de humorista, sino por el hecho de ser clasificado. Me encanta el orden”. Basta echar un vistazo a las cinco toneladas de documentos que atesora su archivo –actualmente en la universidad de Oviedo- para certificarlo.

Como habrán comprobado, lo mejor de la pregunta son las expresiones “o designado” y “generalmente”, perlas dignas de un Viaje durante el que el escritor se sometió a preguntas del tipo “¿cómo debe hacerse la publicidad de un libro?, ¿la hace el editor, o el autor, o ambos?”; ¿podría decir una frase "típica" de Monterroso?”; “cree, como la Jirafa de La oveja negra, que todo es relativo?” (“A veces sí, a veces no; según”, contesta).

MonterrosoLibroNi esas preguntas ni esas respuestas –ni el cuento del dinosaurio, si no he leído mal- están en El Paraíso imperfecto porque el Viaje al centro de la fábula y Lo demás es silencio son dos de los pocos títulos no antologados para la ocasión. Poco importa, el resto compensa con creces. Hay textos de Los buscadores de oro –sus memorias de infancia-, de La letra e –su particular diario-, de Movimiento perpetuo, de Obras completas (y otros cuentos) y, por supuesto, de La oveja negra y demás fábulas –un libro traducido a multitud de lenguas, latín incluido-.

Ahí están la vaquita que no tiene quien le publique sus obras completas, las criadas que se largan cuando les da la gana, los palíndromos que tanto le gustaban, el mono que quiso ser escritor satírico, su apunte sobre novelas de dictadores o su maravilloso cuento “El eclipse”, que tan presente tuvimos el frustrado día del fin del mundo maya. Por no hablar de ese autorretrato que abre el libro con una cita del apócrifo Eduardo Torres: “Los enanos tienen una especie de sexto sentido que les permite reconocerse a primera vista”. “Sin empinarme, mido fácilmente un metro sesenta. Desde pequeño fui pequeño”, dice ya con su nombre y apellidos un escritor que solía decir que en su país la mayoría de la gente es de “talla modesta” porque “cuando alguien destaca, inmediatamente aspira a la presidencia”.

“No diré que lo venero porque no soy licenciado”, escribió Monterroso sobre Cervantes. No lo diremos nosotros de él. Diremos simplemente que, en medio de tanto solemne, su actitud hacia la literatura es, como escritor y como lector, la de alguien que juega, pero en serio: “El humor no es un género sino un ingrediente. Cuando el ingrediente se vuelve el fin, todo el guiso se echa a perder”. Él echó a perder poco guisos, tal vez porque sabía que “la tontería acecha siempre a cualquier autor después de cuatro páginas” (en euros: 1200 palabras). Este post tiene casi 600. No juguemos con fuego.

Hay 8 Comentarios

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Carlos, el dibujo es una copia coloreada que hay en el archivo Monterroso de la Universidad de Oviedo.

Por cierto, muy bien coloreado el dibujo.

Carlos, gracias por el buen humor y perdona que te tiñera el apellido. Ya está corregido. Y la idea es buena: al lado de una antología del cuento triste, una de cuentos de autores rubios, o que midan menos de 1,60, o pelirrojos, o con bigote...

Gracias por la nota, Javier!, y por el tinte dorado que se te ha colado en mi apellido. Seguro que Monterroso hubiera escrito sobre las bondades de los antólogos rubios.

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De los autores más grandes por pensar, sentir y, por lo tanto, escribir de manera difetente.
Siempre que he leído a Monterroso me sucede como con Borges, es único, es incomparable; nada se parece y todo está en sus letras.
Sin duda, de mis favoritos, el relato de "La oveja negra", no se puede decir mejor ni describir con más rasgos la naturaleza humana en unas pequeñas letras yustapuestas.
Podéis leerlo en el canon de http://fulgoresliterarios.blogspot.com.es/

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Sobre el blog

Como dios y el diablo viven en los detalles, en la letra pequeña de los contratos están los matices. Este blog habla de literatura desde esa perspectiva. A pie de página. Sin gritar demasiado.

Sobre el autor

Javier Rodríguez Marcos

estudió filología, trabaja como periodista y es miope. Pero sigue leyendo. Forma parte del área de cultura del diario EL PAÍS y ha publicado media docena de libros, alguno incluso de poesía. De tener una teoría, podría resumirse en este viejo tuit de don Quijote: "Más vale un diente que un diamante".

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