“Mi error fue abrir un día un libro”, decía Jack London en El lobo de mar. A veces –suele coincidir con el día del libro- pienso que el mío también. A veces pienso que no. ¿Para qué sirve un libro? Esa pregunta suele provocar respuestas pedagógicas, poéticas o metafísicas. Hay también una respuesta, digamos, periodística. Un libro sirve para enterarte de cosas. Para enterarte, por ejemplo, de que no es que le hayas perdido la pista a alguien, es que se ha muerto. A mí me pasó leyendo un libro de John Berger, uno de mis escritores favoritos.