“Mi náusea es diferente de la náusea de Sartre. Mi náusea es verdaderamente sentida porque cuando era pequeña no soportaba la leche y casi vomitaba cuando tenía que beberla. Me echaban gotas de limón en la boca. Es decir, yo sé qué es la náusea en todo el cuerpo, en toda el alma. No es sartreana”. Así explicaba Clarice Lispector (1920-1977) en una entrevista su relación con el existencialismo que algunos críticos habían creído detectar en sus libros.
Sentadas las bases conceptuales del estudio llega el turno de Lispector a través de libros como La pasión según G. H., La manzana en la oscuridad o algunos cuentos de Lazos de familia que lejos de ilustrar una idea, la encarnan. "No soy un intelectual, escribo con el cuerpo", dice –en frase ya famosa- el narrador de La hora de la estrella, el libro publicado el mismo año de la muerte de su autora. Esa frase sintetiza bien la carnalidad de un estilo que consigue transmitir la impresión de que el asco del que habla no viene de la rive gauche sino de la boca de su estómago. Y el estómago es importante porque, siendo niña, Clarice preguntó una vez a su hermana mayor si pasaban hambre. La respuesta fue “casi”. (Hay, por cierto, un maravilloso volumen de cartas entre ella y sus hermanas).
La náusea literaria –que describe bien cómo ese estilo encierra toda una teoría del lenguaje- funciona mejor como epílogo que como prólogo a la obra de Clarice Lispector. Eso sí, es una contribución mayor en castellano al estudio de la literatura de una escritora a la que la revista Anthropos consagró un número ya histórico en 1997 –cuatro años más tarde haría su aportación Turia- y a la que la editorial Siruela –con 15 títulos de Lispector en su catálogo, cartas familiares incluidas- acaba de dedicar toda una biblioteca.
La reedición de Cuentos completos y el rescate de la citada La pasión según G. H. –para muchos, su obra maestra- en la traducción que Alberto Villalba hizo para Península, demuestran que Clarice Lispector sigue ahí, inagotable, y que cada una de sus líneas es un cable de alta tensión. Ya hable de una cucaracha, de una misérrima mecanógrafa emigrada a Río o de la clandestina felicidad que se alimenta de admiración y envidia, sus libros producen, es cierto, la sensación de estar escritos con el cuerpo. A ese efecto algunos lo llaman autenticidad.
Hay 4 Comentarios
Yo he leído "La pasión según G.H.," poruqe la léi recomendada en un blog y que quieres que te diga... tien reflexiones interesantes y no deja de ser un tour de force literario, pero en mi opinión, más bien fallido... le daba demasiadas vueltas a lo que parecía una expèriencia con el ácido lisérgico o con el embebimiento de fumarse un buen petardo de maría...
Publicado por: Jonan | 30/09/2013 17:32:38
Muchas gracias Javier Rodríguez por la reseña... un abrazo afectuoso.
Publicado por: Carolina Hernández Terrazas | 28/09/2013 12:29:40
http://nelygarcia.wordpress.com La nausea pueden provocarla las injusticias, el hambre, o la impotencia, entre otras cosas, pero el hecho de poder plasmarla, suavizan los efectos devastadores.
Publicado por: Nely García | 28/09/2013 10:09:33
Me encanta Lispector. Es una de las mejores escritoras sudamericanas (aunque haya nacido en Rusia) del siglo XX, junto con María Luisa Bombal. Me alegro de que su obra se reedite. Sus líneas resuenan en cualquier época, creo yo.
Publicado por: Morena | 28/09/2013 4:06:49