Letra Pequeña

Sobre el blog

Como dios y el diablo viven en los detalles, en la letra pequeña de los contratos están los matices. Este blog habla de literatura desde esa perspectiva. A pie de página. Sin gritar demasiado.

Sobre el autor

Javier Rodríguez Marcos

estudió filología, trabaja como periodista y es miope. Pero sigue leyendo. Forma parte del área de cultura del diario EL PAÍS y ha publicado media docena de libros, alguno incluso de poesía. De tener una teoría, podría resumirse en este viejo tuit de don Quijote: "Más vale un diente que un diamante".

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Lo que debemos a Constantino Bértolo

Por: | 27 de febrero de 2014

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El editor  Constantino Bértolo. Foto: Efe

Dicen que Constantino Bértolo –editor, crítico, ensayista y, hasta ahora, director literario del sello Caballo de Troya en Penguin Random House- se retira. También dicen que la biografía de un editor es su catálogo. Se trata, por supuesto, de una figura literaria, pero sirve para entendernos. Lo mismo que sacar de la estantería un libro editado por él y leer la lista que, en la solapa, reza “Últimos títulos publicados”.

Si el libro es, pongamos, Mediterráneos, de Rafael Chirbes (Debate, 1997), esa solapa dirá que entre lo que los lectores debemos a Constantino Bértolo hay libros de V. S. Naipaul (mucho antes de que le dieran el Nobel), W. G. Sebald (antes de que se popularizada la fórmula Sebald) o Rick Moody (antes de que nadie hablase de los nuevos narradores estadounidenses).

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Jordi Évole, novelista

Por: | 24 de febrero de 2014

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Jordi Évole (izquierda) y Antonio Muñoz Molina en el Salvados del 22 de diciembre de 2013.

La literatura se ha pasado los últimos 200 años debatiendo los límites entre ficción y realidad. Parece que el periodismo va a pasarse debatiendo lo mismo los próximos 200. Mala noticia para el periodismo. Paradójicamente, el portador de la mala nueva ha sido el mismo que había traído una buena, muy buena: Jordi Évole. Domingo a domingo, el director de Salvados se había convertido en una mezcla sui generis de reportero de investigación y defensor del pueblo. Y lo había hecho aplicando eficazmente la estrategia de la mano de hierro en el guante de seda. En los antípodas de entrevistadores dedicados a discutir con sus entrevistados para terminar no sacándoles nada nuevo, Évole, sin levantar la voz, había conseguido que los poderosos del mundo, enfrentados a sus contradicciones, le llenasen el programa de titulares. Ya se tratase del caso Urdangarín, el accidente del metro de Valencia, las preferentes, las compañías  eléctricas o los paraísos fiscales.

Para entendernos, Évole era el que rascaba en la propaganda, el que desmontaba –los modernos lo llaman deconstruir- un anuncio sobre el recibo de la luz para mostrar su zona de sombra. Era, en fin, el que contaba la verdad. En tiempos en que existe la sospecha de que la justicia no es igual para todo, la labor de ciertos jueces y de ciertos periodistas es un depósito de esperanza para los menos iguales ante la ley. Eso ha sido lo que ha dado a Salvados una audiencia creciente y a su director, un crédito merecidísimo  –en moderno, credibilidad-.

Frente a la idea de que no existen los hechos sino las interpretaciones de los hechos –periodismo, historia, filosofía y literatura no serían más que relatos-, Salvados demostraba que los hechos existen por más que algunos se empeñen en ocultarlos. Seguía dando sentido a la vieja definición: noticia es aquello que alguien no quiere que se sepa. De ahí la desilusión que produce el paseo de Évole por el lado de las interpretaciones en el falso documental Operación Palace. Era el menos indicado para hacerlo. ¿Por qué? Por lo mismo que la prensa seria no debe publicar inocentadas el 28 de diciembre, porque buena parte de su crédito procede de no hacerlo. Como decía el poeta Auden, “la integridad del escritor se encuentra más amenazada por los llamados de su conciencia social y sus convicciones políticas o religiosas que por las demandas de su codicia. Moralmente confunde menos ser engañado por un vendedor ambulante que por un obispo”.

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Antonio Machado, a la altura de las circunstancias

Por: | 22 de febrero de 2014

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Sabe esperar, aguarda que la marea fluya
—así en la costa un barco— sin que al partir te inquiete.
Todo el que aguarda sabe que la victoria es suya;
porque la vida es larga y el arte es un juguete.
Y si la vida es corta
y no llega la mar a tu galera,
aguarda sin partir y siempre espera,
que el arte es largo y, además, no importa.

Antonio Machado. “Consejos”. Campos de Castilla

El 19 de enero de 1939 Antonio Machado escribió una carta al general republicano Vicente Rojo para agradecerle el discurso en el que llamaba a los españoles de los dos bandos a resistir al fascismo. Dos días más tarde, el poeta, de 63 años, abandonaba Barcelona camino del exilio y de la muerte, que le llegó en Collioure el 22 de febrero, hoy hace 75 años. En aquella carta, el autor de Soledades utiliza palabras que pueden leerse como un autorretrato: “La suerte ha querido que en la más alta cumbre del ejército apareciese en su persona una representación integral de nuestra raza. No es poca fortuna para todos”. Dejando en el contexto de la época una retórica racial que hoy chirría un tanto, Rojo representa para Machado a todos los que, contra viento y marea, decidieron cumplir con su deber y con el juramento de respetar la ley, aquella contra la que se levantó el general Franco.

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Lemebel, el escritor como artista contemporáneo

Por: | 19 de febrero de 2014

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Fecha:1986 / Técnica descriptiva: Fotografía, caja de luz y grabación sonora (11') / Dimensiones: 85 x 120 cm / Categoría: Acción, Instalación / Año de ingreso: 2013

Hablando de ARCO, esta es la ficha de la colección del Museo Reina Sofía de Madrid sobre la obra Manifiesto. Hablo por mi diferencia, de Pedro Lemebel (Santiago de Chile, 1952). La instalación pudo verse hasta hace unas semanas en las salas del museo dentro de la exposición Mínima resistencia. Entre el tardomodernismo y la globalización: prácticas artísticas durante las décadas de los 80 y 90. En la pared de enfrente había una obra de Diamela Eltit, también de Chile, también escritora. Y también artista plástica. O viceversa. En España es raro que alguien esté a la vez en las historias del arte y en las de la literatura. Parece que en Chile no lo es. Puede que la culpa la tuviera la dictadura, pero ahí están Lemebel y sus libros de crónicas y su novela Tengo miedo torero. Lemebel y su Colectivo de Arte "Yeguas del Apocalipsis".

Con Hablo por mi diferencia, recitado en 1986 como alocución en un mitin de la izquierda chilena con la cara maquillada con la hoz y el martillo, las fronteras entre arte, política y literatura quedaron anuladas por completo. Escuchados en un museo, los versos de Lemebel estremecían. Leídos como un poema no hacen echar de menos la caja de luz con su retrato ni casi el audio, es decir, todo aquello que en ocasiones llamamos arte contemporáneo.

MANIFIESTO. HABLO POR MI DIFERENCIA

No soy Pasolini pidiendo explicaciones
No soy Ginsberg expulsado de Cuba
No soy un marica disfrazado de poeta
No necesito disfraz
Aquí está mi cara
Hablo por mi diferencia
Defiendo lo que soy
Y no soy tan raro
Me apesta la injusticia
Y sospecho de esta cueca democrática
Pero no me hable del proletariado
Porque ser pobre y maricón es peor
Hay que ser ácido para soportarlo
Es darle un rodeo a los machitos de la esquina
Es un padre que te odia
Porque al hijo se le dobla la patita
Es tener una madre de manos tajeadas por el cloro
Envejecidas de limpieza
Acunándote de enfermo
Por malas costumbres
Por mala suerte
Como la dictadura
Peor que la dictadura
Porque la dictadura pasa
Y viene la democracia
Y detrasito el socialismo
¿Y entonces?

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Simpatía por la Infanta (Margarita)

Por: | 07 de febrero de 2014

MargaMeninas
“A los ocho años Luis XIII hace un dibujo parecido al del hijo de un caníbal de Nueva Caledonia. A los ocho años, tiene la edad de la humanidad, tiene por lo menos 250.000 años. Años más tarde ya los ha perdido, no tiene más que 31, se ha vuelto un individuo, no es más que un rey de Francia, atolladero del que no saldrá nunca”.

Este fragmento de los Pasajes de Henri Michaux al que Alejandra Pizarnik dedicó un artículo maravilloso resume bien la sensación que embarga a cualquiera que se acerque estos días al Museo del Prado para ver una de las exposiciones más tristes de la temporada: Velázquez y la familia de Felipe IV.

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A partir de ahora será una mujer

Por: | 01 de febrero de 2014

Negra

 

 

 

 

 

 

 

 DESDE EL PRINCIPIO

 

Primero se nace

y se nace mujer

y se tienen manos

y se tiene menos

se tienen ojos y se tienen hijos

se tienen besos

y se tienen sueños.

 

Dije que se nace

y se nace mujer

se tiene sexo de mujer

manos de mujer

palabras de mujer

se nace mujer.

 

Luego una crece

y sigue siendo mujer

y aprende a vivir

como una mujer

amar

como una mujer

cuidar del mundo entero

como toda una mujer

soñar los sueños

con sueños de mujer.

 

Y mientras una sigue creciendo

se hace cada vez

más mujer

y aprende de libertad

de castillos con reyes

de finales felices

se aprende amar

como una mujer.

 

Pero de pronto una descubre

que las manos las tiene vacías.

Y entonces un día

una no quiere ser más

una mujer

porque serlo

no es siempre tan bueno

ni tan dulce.

 

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El País

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