Simpatía por la Infanta (Margarita)

Por: | 07 de febrero de 2014

MargaMeninas
“A los ocho años Luis XIII hace un dibujo parecido al del hijo de un caníbal de Nueva Caledonia. A los ocho años, tiene la edad de la humanidad, tiene por lo menos 250.000 años. Años más tarde ya los ha perdido, no tiene más que 31, se ha vuelto un individuo, no es más que un rey de Francia, atolladero del que no saldrá nunca”.

Este fragmento de los Pasajes de Henri Michaux al que Alejandra Pizarnik dedicó un artículo maravilloso resume bien la sensación que embarga a cualquiera que se acerque estos días al Museo del Prado para ver una de las exposiciones más tristes de la temporada: Velázquez y la familia de Felipe IV.

Pese al prodigio de pintura que destilan obras como el retrato de Inocencio X del Wellington Museum o la Infanta María Teresa del Metropolitan con el pelo lleno de mariposas, encoge el corazón ver crecer, sala a sala, a la Infanta Margarita, la niña que, con cinco años, ocupa el centro de Las meninas. El folleto de la muestra –que cierra pasado mañana- nos cuenta que fue el modelo más frecuente de los últimos años de Velázquez –la retrató al menos en cuatro ocasiones- y no cuesta imaginar al pintor hablando con la cría mientras la pinta y la repinta.


Abcresizer
La sensación de familiaridad que produce ver a la Infanta con tres años en el cuadro ante el que los actuales príncipes de Asturias (y sus hijas) posaron para su última felicitación de Navidad se convierte en algo parecido a la pena al verla convertida en una muchacha de quince en el retrato -debajo de estas líneas- pintado en 1666 por el yerno de Velázquez, Juan Bautista Martínez del Mazo.

Hija de Felipe IV y Mariana de Austria, Margarita y se casó con el emperador Leopoldo I, su tío, a finales de ese mismo 1666. Velázquez llevaba seis años muerto. Ella moriría siete más tarde, con 22. Repasar la secuencia teniendo en mente a la muchacha de Las meninas es mucho más que un viaje del tiempo.  La niña Margarita se convirtió primero en Infanta Margarita y luego en Margarita de Austria. Un atolladero del que no pudo sacarla ni Velázquez.

MargaLutoGrande

 

Hay 2 Comentarios

Me encanta esta historia tan intensa de nuestro reyes.

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Sobre el blog

Como dios y el diablo viven en los detalles, en la letra pequeña de los contratos están los matices. Este blog habla de literatura desde esa perspectiva. A pie de página. Sin gritar demasiado.

Sobre el autor

Javier Rodríguez Marcos

estudió filología, trabaja como periodista y es miope. Pero sigue leyendo. Forma parte del área de cultura del diario EL PAÍS y ha publicado media docena de libros, alguno incluso de poesía. De tener una teoría, podría resumirse en este viejo tuit de don Quijote: "Más vale un diente que un diamante".

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