“Es la hora de un crepúsculo en día no señalado. La visión de las techumbres enrojecidas es inseparable del color tardío de la ciudad soñada. Mi vida se resuelve en la vida de la ciudad. Una herencia deslumbrada se entreteje con mis recuerdos; hay un poder comunal cuyos límites son bordes y fisuras de mis propios límites.
Crece la ciudad sobre los pastos invernales. Hacia los terraplenes del Torío, crece sobre las huellas del pastor. Los agrimensores alzan monedas cuyas leyendas fueron borradas por el óxido, tégulas abandonadas por las legiones de Galba, campanillas azules como las venas bajo una piel amada.
Desde las carbonerías, la pobreza asciende a los edificios aptos para la proclamación del suicidio y los arroyos retroceden como las víboras ante el incendio. Es la pasión de las inmobiliarias. Como un monte, la melancolía crece en los pastos invernales”.(Antonio Gamoneda)
EL LUNES PASADO Juan Carlos Mestre, poeta y artista, leyó en Madrid este poema de Antonio Gamoneda. Lo hizo durante la presentación en el Centro de Arte Moderno de Madrid de Lapidario incompleto, un libro con 31 poemas de Gamoneda y 10 dibujos de Mestre publicado por el propio Centro en edición de 100 ejemplares.
Una versión de ese poema puede leerse en la tercera parte de Lápidas, publicado por la editorial Trieste en 1987. Fiel a su afán de reescritura, Gamoneda no ha dejado de volver a la mínima ocasión sobre sus textos. No es extraño que terminara por decir a Claudio Pérez Míguez, lo contó él mismo el lunes, que dejase de mandarle pruebas para cerrar por fin el nuevo Lapidario. De lo contrario todavía estaría reescribiéndolo.
En un acto lleno de poetas –Francisca Aguirre, Guadalupe Grande, Javier Lostalé, Jordi Doce, Julio Mas, Marta Agudo...- y de lectores de poesía, Gamoneda dio con la palabra justa para zanjar el debate en torno a la relación entre imagen y texto. ¿Ilustración? No. “Lo que ha hecho Juan Carlos es una transfiguración”. Sus poemas, vino a decir, no son los mismos después de pasar por la mirada y las manos de Mestre. Manos y mirada, si hace falta decirlo, de poeta. Un poeta que recordó la importancia que tuvo para él la lectura de Sublevación inmóvil, de Antonio Gamoneda, al que llamó “maestro”. Por supuesto, el “maestro” estuvo en desacuerdo con semejante magisterio. Por si fuera verdad que las palabras se las lleva el viento, Gamoneda las corrige antes de que se las lleve.
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En la imagen, dibujo de Juan Carlos Mestre para Lapidario incompleto.
Hay 2 Comentarios
espectacular Juan Carlos Mestre
Publicado por: Samuel | 05/03/2014 10:42:44
Impresionante la obra plástica de Carlos Mestre.
Publicado por: Nely García | 05/03/2014 10:03:44