Día infernal de la poesía

Por: | 21 de marzo de 2013

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Diálogos imaginarios en El Limbo. Hoy: el Día Mundial de la Poesía.

AUNQUE LOS ÚLTIMOS ACONTECIMIENTOS vaticanos les han tenido un tanto alejados de sus pantallas, Dios y el Diablo, autores del aclamado “Cambio Cervantes por British Council”, se han vuelto a reunir en el restaurante El Limbo. 

El diablo. Malas noticias para la poesía: hoy es el Día Mundial de la Poesía.

Dios. Alegría, alegría. Siempre tan optimista. No sé qué le ves de malo. Eres el típico snob al que le molesta todo lo que gusta a más de tres personas (y no lo digo por mí). El futuro de la poesía no cabe en los libros. A mí me pareció divino que la Unesco le consagrara el 21 de marzo en 1999.

El diablo. A ti -o a vosotros tres- todo te parece divino. Y consagrado.

Dios. ¿Algo en contra?

El diablo. ¿La Unesco? ¿El día de la primavera? ¿El día de la primavera… en el hemisferio norte? Un poco de multilateralismo, por favor.

Dios. ¿Ahora te preocupas por el sur?

El diablo. Me gusta ampliar el negocio. El norte lo tengo ya a mi cargo. Desde 2008, sobre todo en Europa y en España, me va, siento decirlo, divinamente. Tengo gente muy competente allí. ¿Conoces España?

Dios. ¿Aparta de mí ese cáliz? Soy devoto de Vallejo, César, no Fernando, que dice una cosas de mí... En serio, conozco Belmez y El Palmar de Troya. Desde que no es la reserva espiritual de Occidente ya no es lo mismo. Hablando de poesía, a ti te fastidia no haber escrito algo como el Cantar de los Cantares. Ahí estuve inspirado (o inspirador).

El diablo. De lo tuyo prefiero el sacrificio de Isaac, aunque sea prosa. Tensión narrativa pura.  ¿Sodoma y Gomorra? Me gustó más la película, aunque la vi codificada. Teníamos una conexión pirata y nos la cortaron.

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Un poeta da las gracias

Por: | 20 de marzo de 2013

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“Cuando nos topamos con la inocencia, la belleza, el afecto, la alegría o la valentía, incluso en los sitios más remotos, ¿no estamos obligados a agradecer estas emociones desafiando a los ironistas?”. Estas palabras pueden leerse hasta el 20 de mayo en una pared del Museo Reina Sofía, concretamente en las salas de la tercera planta que acogen la maravillosa exposición de fotografías de Robert Adams. ¿No estamos obligados a agradecer? Lo estamos. A quien corresponda.

La poesía se ha vuelto irónica con la modernidad y el ruido metropolitano, pero a veces los poetas son agradecidos sin recurrir a barreras que enfríen la emoción de decir gracias. Eso es lo que hizo la semana pasada Juan Vicente Piqueras al recibir en Madrid el premio Loewe de poesía. En el acto de entrega, el poeta valenciano resumió en una sola persona todos los agradecimientos de la jornada. Esa persona es don Miguel Ponce, que estaba en la sala, el maestro de escuela que le dijo a su padre –Fermín- que el futuro poeta tenía que estudiar, que no lo pusiera a trabajar en el campo. Sea porque los buenos maestros se parecen unos a otros, sea porque Piqueras trabaja ahora en el Instituto Cervantes de Argel, su historia recordaba a la de Louis Germain, el maestro que pidió a la madre de Albert Camus que no sacara a su hijo de la escuela. La historia terminó en premio Nobel.

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El hombre que nos roba las novias

Por: | 09 de marzo de 2013

Pla

CARRER DE PELAI 3


Tengo ya preparadas las respuestas
para las entrevistas periodísticas
que me harán en la prensa, radio y tele.
Querrán saber qué opino y cómo soy.
Me mostraré ingenioso y espontáneo.

Tengo ya preparadas unas listas
de personalidades importantes
e incluso redactados ya los textos,
muy agudos, de las dedicatorias.

Tengo ya preparadas las metáforas
que servirán como brillante ejemplo
o síntesis que aclare lo que exponga.
Saldrán como galaxias de las páginas.

Y tengo preparada mi postura
al sentarme o de pie, tono de voz,
expresión de los ojos y la boca.
Todo está preparado. Todo a punto.
Puedo empezar, pues, a escribir mi libro.

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¡Noticia! Vuelve Monterroso

Por: | 27 de febrero de 2013

MonterrosoAutorretratoPeticionImagenCAF7PBA0Para algo tenían que servir los aniversarios: vuelve Augusto Monterroso. El escritor guatemalteco exiliado en México murió, con 81 años, en febrero de 2003 y Debolsillo publica ahora El Paraíso imperfecto, una “antología tímida” preparada por Carlos Robles Lucena. La nota de prensa que acompaña el libro utiliza las expresiones “deliciosa antología” y “célebre autor”, y no es difícil imaginarse al célebre autor de la deliciosa antología sonriéndose ante tales epítetos. Todo adjetivo supone un criterio de clasificación y a Monterroso le gustaban las clasificaciones, no en vano decía que toda su obra era una variación sobre la de Borges. Cuando en el libro de entrevistas Viaje al centro de la fábula le preguntaron “¿Qué sensación te produce ser considerado o designado, generalmente, como un humorista?” Monterroso respondió: “Agradable, no por lo de humorista, sino por el hecho de ser clasificado. Me encanta el orden”. Basta echar un vistazo a las cinco toneladas de documentos que atesora su archivo –actualmente en la universidad de Oviedo- para certificarlo.

Como habrán comprobado, lo mejor de la pregunta son las expresiones “o designado” y “generalmente”, perlas dignas de un Viaje durante el que el escritor se sometió a preguntas del tipo “¿cómo debe hacerse la publicidad de un libro?, ¿la hace el editor, o el autor, o ambos?”; ¿podría decir una frase "típica" de Monterroso?”; “cree, como la Jirafa de La oveja negra, que todo es relativo?” (“A veces sí, a veces no; según”, contesta).

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Cosas oídas en ARCO 2013

Por: | 16 de febrero de 2013

Rogelio1360692546_044461_1360693539_album_normal
[Fieles a la tradición anual: cosas oídas, vistas y leídas –a derecha e izquierda, sin gafas ni audífonos- en la feria de arte contemporáneo de Madrid (ARCO)]

Usted está aquí.

Empezamos por la punta en lugar de por el centro, como ayer.

Hay que aguantar.

Dentes contra ferro.

Me recomendaron el Opening.

Me alegro de que te guste.

¿Has visto algo?

Este año hay muchos alemanes.

Todas las ideas son arte si se ocupan del arte y están dentro de las convenciones del arte.

Falta algo como lo de Franco del año pasado.

Mejor no.

Ya hace demasiado que las musas no me visitan.

Los stands deberían estar más juntos: que parezca que hay negocio.

Conceded a la ciudad un poco de vuestro amor por el paisaje.

Post Consumer Art.

¿Has visto la escultura rota?

Y tres pruebas de artista.

Sócrates estuda Sócrates em París.

Era de Rogelio: los precios caros de hoy mañana parecerán baratos.

El Reina está interesado.

¿Son los galeristas o es una performance?

El stand más pequeño cuesta como 13.000 euros. Me han dicho. 40 metros cuadrados.

Este de aquí también me suena a mí.

Los objetos no son lo importante.

Menos fotografía.

Norberto también se ha ido a Doctor Fourquet.

La vida es tan misteriosa…

Marx. I love U. Will U marry me?

¿Gregorio Reyes? No, Joaquín Reyes.

Lacan. I love U. Will U marry me?

Un chillida.

Soy la mayor fan de tu niño.

A mí este año me gusta.

Se lo mandamos adonde nos diga.

¿De qué viven las revistas?

En otras ferias, cuando la gente pregunta el precio es que quiere comprarlo. Aquí preguntan y dicen que ya volverán. Raro.

Este es bonito.

Lo de Sierra en Helga.

¿Por qué hay manzanas en todas las mesas?

Y tú sin saber que era arte.

Expulsée / Trouée / Exilée

¿Morimura es hombre o mujer?

En Viena también tengo muy buena prensa.

No tiene más historia, la verdad.

Everything’s done to order.

Ya no distingo.

Tú eres un humanista a tiempo completo, ¿no?

Tengo síndrome de Stendhal.

Paseo astral.

Las satisfacciones que te da el arte…

Más IVA.

Work of Art In the Age of Copyright Rectrictions.

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Imagen: Juana Aizpuru en el stand de su galería junto a una obra de Rogelio López Cuenca. Foto de Cristóbal Manuel.

 

¿Una reconversión industrial para el mundo del libro?

Por: | 10 de febrero de 2013

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Una revista de 170 páginas no se liquida en la sala de espera del dentista, y menos si está llena de artículos interesantes. Es el caso del número 19 de Texturas, una entrega de la que ya dijimos algo al glosar el decálogo del perfecto agente literario pero cuya onda expansiva ha terminado llegando hasta la publicación del Barómetro de hábitos de lectura y compra de libros 2012 a cargo de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE). El barómetro presentando el jueves pasado es uno de los grandes informes anuales canalizados por la FGEE, el otro es la panorámica de la edición, que suele hacerse pública a principios del verano (septentrional). Mientras el primero da cuenta de, digamos, la demanda, el segundo da cuenta de la oferta (y su aceptación). La suma de ambos da una idea aproximada de esa mezcla de cultura e industria que es el mundo del libro.

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¿Qué poema sabes de memoria?

Por: | 06 de febrero de 2013

MemoriaAunque el futuro tiene más prestigio que el pasado, a veces una buena reforma no es más que una restauración. Viene esto a cuento de que el Gobierno británico está decidido a que los estudiantes de primaria aprendan poemas de memoria. La idea tomó un nuevo impulso hace semanas, pero no es nueva. Hace meses que la lanzó el secretario de Educación, Michael Gove, y desde entonces no ha parado de dar vueltas. The Guardian llegó incluso a plantear un curioso –y muy británico- test en su web en el que el lector debía elegir el final de un poema de entre tres versos dados. Solo uno era el original, o sea, como en el práctico del carnet de conducir pero con Kipling, Byron o Christina Rossetti en lugar del límite de velocidad en carreteras de doble dirección con arcén de menos de un metro.

Más allá de pensar en los beneficios de recordar versos, en lo primero que uno piensa cuando lee juntas las palabras poesía y memoria es, por supuesto, en hacer memoria. Con permiso, eso sí, de Joe Brainard, Perec y el recio profesor que nos enseñó métrica en séptimo de EGB (traducción a euros: primero de la ESO).

Me acuerdo, pues, de gente que recuerda poemas.

Me acuerdo, por ejemplo, de Luis García Montero recitando un arranque de Pedro Salinas. Fue en un curso de verano en el que cada mesa redonda terminaba con un homenaje al 27 leyendo versos de un autor de esa generación. Nadie había advertido a García Montero –o él no lo recordaba- y tiró de memoria:

¡Si me llamaras, sí,
si me llamaras!

Lo dejaría todo, 
todo lo tiraría:
los precios, los catálogos,
el azul del océano en los mapas,
los días y sus noches,
los telegramas viejos
y un amor.
Tú, que no eres mi amor,
¡si me llamaras!

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El amor, la muerte y las moscas

Por: | 02 de febrero de 2013

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Las moscas no dan ruedas de prensa (ni siquiera sin preguntas), pero dan exclusivas. Por ejemplo, la exclusiva de sus memorias. Cualquiera que sepa que una drosophila melanogaster vive una media de 30 días en un laboratorio pensaría que esas memorias darían apenas para un microrrelato. Sin embargo, el 3 de agosto de 2008 los lectores de este periódico descubrieron que esa vida daba para una historia de 5.400 palabras con todos los ingredientes de un melodrama clásico: amor, sexo, refinamiento, instinto. Ese día de verano en que Juan José Millás se vistió de biógrafo de una mosca del vinagre —Catalina— quedó por fin claro a qué se refería Augusto Monterroso cuando decía que había tres grandes temas en la literatura: el amor, la muerte y… las moscas.

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El vigilante del fuego

Por: | 26 de enero de 2013

MestrePeticionImagenCAUG3QW1“Madrid, 1937, / en la Plaza del Ángel las mujeres / cosían y cantaban con sus hijos, / después sonó la alarma y hubo gritos, / casas arrodilladas en el polvo, / torres hendidas, frentes escupidas / y el huracán de los motores…”. Juan Carlos Mestre (Villafranca del Bierzo, León, 1957) recita de memoria los versos que Octavio Paz dedicó a la plaza madrileña en la que él vive desde hace 15 años. Pintor y poeta, premio Nacional de Literatura en 2009 por La casa roja (Calambur), Mestre escribe de espaldas al balcón que da a esa plaza porque, dice, necesita “no ver cosas”. Lo dice y al instante repara en los objetos que, bajo un techo pintado por él mismo, ocupan cada centímetro del lugar en el que escribe y dibuja: “No me distraen. Son huellas, cosas encontradas, regalos de amigos. Ellos me han elegido a mí, no yo a ellos. No tengo afán coleccionista. Esto es una asamblea de pensamientos vivos que trata de mantener la presencia de los ausentes. Son cosas radicalmente inútiles, pero imprescindibles. Esa tabla de lavar y ese diosecillo tienen aquí la misma categoría”.

Así, en una habitación de paredes verdes, conviven los ídolos africanos y unas tijeras que su abuelo, sastre, trajo de Cuba; pájaros de madera y una pala que usaba su padre, panadero, para sacar las piezas del horno; fetiches tibetanos y un futbolista tallado por un ciego en Brasil. Se lo regaló su amigo, el poeta Lêdo Ivo, al que ha traducido y con el que tenía una cita en diciembre pasado que la muerte aplazó para siempre.

Autor de libros como La poesía ha caído en desgracia (Visor), La tumba de Keats (Hiperión) o el reciente La bicicleta del panadero (Calambur), Juan Carlos Mestre inaugura el próximo jueves una exposición de su obra plástica en la Sala José Saramago de Leganés, pero no para. Su mente está ya en otra cosa, ocupada por la indignación que le ha llevado a escribir de nuevo torrencialmente: “El poder ha corrompido palabras como verdad o justicia y el trabajo de la poesía es restituirles su significado oponiendo un grado de delicadeza a la violencia de esa corrupción. Un poeta es el vigilante del fuego, alguien que advierte de la catástrofe inminente”.

Rodeados por tinteros y fósiles, diccionarios y un puñado de libros —los Cantos de Maldoror, de Lautréamont; Paradiso, de Lezama Lima; El ritmo perdido, de Santiago Auserón—, Mestre pintor trabaja estos días ilustrando una antología de Federico García Lorca y un bestiario de Rafael Pérez Estrada. Además, remata, Las venas comunales, un libro en el que Antonio Gamoneda ha ido escribiendo a mano sobre los dibujos que le iba mandando. “Mira qué letra tiene”, dice. “Parece de Michaux”.
El poeta leonés, que sostiene que no necesita mucho espacio para trabajar, acompaña a veces la lectura pública de sus versos tocando el acordeón, y ahí tiene los instrumentos, ordenados debajo de la mesa: “El acordeón tiene algo de mágico y, a la vez, de mendigo, ¿verdad? Es muy emocionante la humildad de su respiración”.

 

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Fotografía, Juan Carlos Mestre retratado por Luis Sevillano.

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Publicado en Babelia, suplemento cultural de EL PAÍS. 26 de enero de 2013

Lo que debemos a la editorial DVD

Por: | 18 de enero de 2013

GasparPeticionImagenCADGCGH5Las editoriales independientes nacen en silencio y en silencio mueren. Y así ha muerto DVD Ediciones, fundada en 1996 en Barcelona por Sergio Gaspar, al que esta tarde a las 20 h. se le rinde un homenaje (Círculo de Bellas Artes de Madrid) en el que, con su presencia, participan Eduardo Moga, Jordi Doce, Juan Manuel Macías, Manuel Rico y Javier Lostalé.

Después de 16 años, asfixiada por los impagos más que por la bajada de las ventas y después de haber capeado ya alguna vez las turbulencias de la distribución, DVD anunció que cerraba el verano pasado, cuando muchas noticias parecen un susurro.

Algún día los lectores buscarán en las librerías de viejo los libros editados por DVD como se buscan perlas. Los que tengan memoria recordarán que allí publicaron algunos de los títulos que han marcado esta década y media que acaba de pasar. Recordarán Mi primer bikini, de Elena Medel, una fulguración; y Las afueras, el poemario con el que Pablo García Casado ganó en 1997 el Premio Ojo Crítico de RNE y con el que demostró que el realismo sucio –para entendernos- tenía aún mucho recorrido. Lo mismo que los libros de Antonio Lucas –también Premio Ojo Crítico- han demostrado que –para entendernos- el irracionalismo lo sigue teniendo.

MiprimerbikiniPor su parte, que hay un puente entre la dos –o las que sean- caras de la realidad se comprende bien leyendo a Martín López-Vega o a Miriam Reyes, dos de los grandes escritores jóvenes crecidos en una editorial que buscó entre los nuevos –y acertó- sin olvidarse de la tradición. Ni siquiera de la tradición inmediata: nunca le agradeceremos lo bastante que reuniera toda la poesía de José Luis Piquero en un volumen –Autopsia- o que pusiera de nuevo el foco sobre autores como José María Fonollosa, Javier Egea o José Luis Hidalgo. Sin romper el hilo de la buena poesía, Alejandra Vanessa, Antonio Portela o Luna Miguel convivieron en su catálogo con El preludio de Wordsworth, el Milton de Blake o los poemas japoneses a la muerte, clásicos de otras lenguas que fueron hitos editoriales.

Jóvenes, consagrados, grandes autores extranjeros vivos –John Ashbery, Charles Simic- alternaban en el catálogo de DVD con antologías que marcaron época: si Feroces –preparada por Isla Correyero- fue una piedra –para entendernos –“radical” en el estanque de la poesía española, las dedicadas a la lírica nueva en catalán o en vasco, al poema en prosa o a los Contemporáneos mexicanos fueron más bien lo contrario: un ejemplo de normalidad cultural.

EspañaVilasDVDPero no todo en DVD era poesía (150 títulos). El riesgo de su colección de narrativa (casi 70) se entiende repasando la lista de los autores por los que apostó cuando eran desconocidos: Manuel Vilas (ahora en Alfaguara), Javier Sebastián (que pasó por Espasa), José María Pérez Álvarez (luego en Bruguera), Salvador Gutiérrez Solís (con libro muy reciente en Destino)…

Lo que debemos a la editorial DVD no cabe en tres puntos suspensivos. Los lectores se fiaban de su catálogo; los escritores (poetas sobre todo) querían entrar en él. No cabe mayor éxito. Y luego está el dinero, con sus razones que la razón no entiende. O entiende demasiado bien.

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En la imagen, Sergio Gaspar, director de DVD Ediciones, en una fotografía publicada en Babelia, suplemento cultural de EL PAÍS, el 25 de mayo de 1999.

Letra Pequeña

Sobre el blog

Como dios y el diablo viven en los detalles, en la letra pequeña de los contratos están los matices. Este blog habla de literatura desde esa perspectiva. A pie de página. Sin gritar demasiado.

Sobre el autor

Javier Rodríguez Marcos

estudió filología, trabaja como periodista y es miope. Pero sigue leyendo. Forma parte del área de cultura del diario EL PAÍS y ha publicado media docena de libros, alguno incluso de poesía. De tener una teoría, podría resumirse en este viejo tuit de don Quijote: "Más vale un diente que un diamante".

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