Lluis Bassets

Cómo nos gusta la guerra fría, bien fría

Por: | 28 de abril de 2007

El nuevo secretario de Defensa, Robert Gates, es mucho más prudente y reflexivo que su antecesor Donald Rumsfeld. Y sobre todo, menos locuaz y expansivo. ¿Alguien puede imaginar las cosas que estaría diciendo Rumsfeld estos días propósito de Rusia?. A los guerreros fríos les gustan las guerras frías y ven guerras frías donde haga falta. Sólo saben concebir el mundo a través de la polarización, la carrera armamentística, la disuasión por la destrucción mutua asegurada y otras zarandajas que nos ponían la piel de gallina hasta 1989. Así debe ver las cosas Putin, según los manuales de observación y de interrogatorio que debieron enseñarle en la escuela del KGB, de los que nos da una buena aunque probablemente pálida imagen el magnífico filme ‘La vida de los otros’. Pero no debe verlas así Gates, que le dijo a un importante dirigente europeo hace escasos días: “¿Usted se imagina cómo estaríamos los americanos si de pronto perdiéramos todos los Estados del sur, desde Florida hasta California? Pues eso es lo que les ha sucedido a los rusos”.

Pocos conocen mejor la caída del comunismo en Rusia (y su evolución en China) que el diplomático español Eugenio Bregolat. No tengo el gusto de conocerle personalmente pero le sigo por sus artículos en La Vanguardia y acabo de leer ahora su libro 'La segunda revolución china'. Y sólo puedo decir que hay que atender a sus argumentos y a sus análisis, apoyados en una sólida experiencia como embajador en Moscú entre 1992 y 1995 y en Beijing en dos etapas (de 1987 a 1991 y de 1999 a 2003). Su artículo de ayer sobre la desaparición de Boris Yeltsin viene a completar el cuadro que pintaba Gates. Rusia, acompañada por las repúblicas ex soviéticas, ha sufrido la mayor recesión económica que se haya producido en tiempos de paz en país alguno. Los ahorros de la gente, incluida la clase dirigente, quedaron reducidos a ceniza. La esperanza de vida ha retrocedido, y eso sin hablar del encogimiento demográfico. Ha aparecido una minúscula oligarquía inmensamente rica mientras el grueso de la población se sumía en la pobreza. La fuga de capitales, lógicamente no cuantificada, se antoja como descomunal y monstruosa. Todo esto tuvo como motor fundamental la ambición personal. “Yeltsin y su entorno sacrificaron la Unión para lograr su ardiente deseo de reinar en el Kremlin”, recuerda Gorbachev en sus memorias. “Así como China encontró en Deng Xiaoping un dirigente de una visión y una sagacidad extraordinarias, Rusia no tuvo suerte”, escribe Bregolat. El embajador nos recuerda también que Bush padre, Mitterrand, González, Kohl y Thatcher, querían que la Unión Soviética sobreviviera como unión de estados.

No es extraño, por tanto, que Putin asegure que fue la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX. Incluso en la comparación hay que ser comprensivo con el actual zar de Rusia, aunque esté faltado de la más elemental razón: la mayor catástrofe fue para Europa la Segunda Guerra Mundial, y dentro de ella la limpieza étnica colosal mediante el exterminio practicada por el nazismo con toda la población judía europea. Educado en el comunismo soviético como ideología imperial rusa, Putin no puede dejar pasar además la oportunidad para recuperar terreno, al menos dialécticamente, cuando Estados Unidos mueve sus piezas con su habitual desenvoltura y escaso respeto por las opiniones y posiciones ajenas. Las fronteras de la guerra fría se han desplazado, los antiguos satélites y tres repúblicas ex soviéticas se han incorporado a la OTAN y a la Unión Europea, se abren bases junto a sus fronteras, se anuncia la creación de un escudo antimisiles, se desmontan los monumentos al 'glorioso' ejército rojo... Mientras Rusia se hundía en la más profunda crisis, no cabía esperar protesta alguna. Una vez liberada de sus obligaciones financieras con las instituciones internacionales y en pleno 'boom' gasístico y petrolífero, lo mínimo que cabía esperar eran estas protestas verbales tan contundentes por parte de Putin, que sabe conjugar muy bien con la actuación del 'lobby' del Kremlin, en el que está cómodamente instalado el ex canciller alemán Gerhard Schroeder, el ex premier italiano Silvio Berlusconi y quien sabe si nuestro ex José María Aznar, que estuvo de paseo por Moscú hace escasos días con los de Grazprom, y no ha juzgado necesario dar explicación alguna.

Si se trata de buscar culpas, están claras las de Putin y no hay más vueltas que darle. Como están claras las de Bush. Pero las que más nos interesan desde Europa son las europeas. Lo que hacen unos y otros se dirige a debilitar a la Unión Europea, a evitar que la UE tenga una política exterior y de defensa común. Pero nada de todo esto sucedería si los europeos, nuestros gobiernos, nuestros parlamentarios, la Comisión Europea, nuestros medios de comunicación, no lleváramos tanto tiempo en Babia sin enterarnos de lo que pasa ya no por el mundo sino en nuestra misma Europa. No habrá una nueva guerra fría, claro que no. Pero al paso que vamos no habrá tampoco Europa, que seguirá siendo, como durante la auténtica y única Guerra Fría, un excelente territorio de reparto de influencias de las verdaderas potencias mundiales.

Y para terminar, unas dignas y ejemplares palabras de Garry Kasparov, el manifestante, el detenido, de nuevo el disidente frente a la autocracia: “Nosotros, los de Otra Rusia, defendemos nuestra Constitución. La defendemos de Putin y la defendemos de los Omon [policía antidisturbios] con los que ha ocupado la ciudad. Queremos vivir en un país en que estén vigentes reglas comunes para todos, en el que la Constitución reine soberana. Queremos vivir en un país en el que los derechos que ella garantiza sean respetados. Pero no queremos vivir en un Estado en el que todo queda decidido por una ‘personalidad fuerte’, sea quien sea: el Duce, Berlusconi o Putin.”.

Hay 3 Comentarios

La guerra fria, mantiene a mucha gente..
Me pergunto que sera de la sociedad americana sin conflitos?? sin guerra fria dentro y fuera de su zona de influencia, cuantos quedaron parados despues de la caida del comunismo??sin saber que hacer??que pasó a la industria armamentista americana?? quien de verdad echa de menos la guerra fria?? siempre los mismos verdad

Ese "deseo" de mantener una Rusia unida y razonablemente fuerte, hoy, avalaría movimientos (Ucrania, Lituania,...) e minorías pro-rusas en favor de no se muy bien qué? ¿Qué postura cabría mantener ante una intentona "rarita"?

Reconforta leer artículos como el suyo, Sr. Bassets. Muchísimas gracias por poner los puntos sobre las íes. Y sobre las idas y venidas del Sr. Aznar.

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es periodista. Director adjunto y columnista de EL PAÍS. Tiene a su cargo la edición de Cataluña.

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