Portugal fue otro de los grandes temas de la columna de MVM en Tele/eXpres. Mucho antes del derrocamiento de la dictadura, el 25 de abril de 1974, Manolo estaba ya muy atento a la jugada. No era una jugada portuguesa. También el futuro de España estaba en juego, como luego se ha sabido. La transición española hubiera sido distinta sin las lecciones aprendidas de la Revolución de los Claveles. El columnista se convirtió en enviado especial y se fue a Portugal, como se verá más adelante.
Del alfiler al elefante
Por MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN
Todo el tremendo embrollo portugués empezó por un libro titulado Portugal y su futuro. Su autor, el general Spínola, tiene a partir de ahora el futuro tan ligado al de su país que el libro de marras bien hubiera podido titularse Spínola y su futuro. La sublevación de la guarnición de Caldas da Rainha y su conato de “marcha sobre Lisboa” es un aviso, y no sólo dirigido al presidente de Gobierno o al presidente de la República y su cenáculo ultra. Ha sido un aviso también para Spínola, convertido de la noche a la mañana, y a su pesar, en la cabeza visible de la renovación portuguesa.
Caldas da Rainha es una población situada a 100 kilómetros de Lisboa. Vive del turismo interior y de una curiosa industria tradicional: los “malandrises”. Esta palabra portuguesa, traducible al castellano por “picardías”, connota una curiosa artesanía erótica, de una brutalidad de sex shop danés, acentuada por una estética de forma y color diríase que valenciana. Los “malandrises” son figuras de barro pintadas a mano que reproducen los más pintorescos disfraces humanos, pero siempre con los atributos sexuales en su sitio, muy a la vista y con una evidente y jocosa desproporción antropomórfica. Creo que me he explicado.
Pues bien, Caldas da Rainha ha cumplido su papel a la perfección. Ha puesto en marcha un golpe de oficiales de zarzuela de entreguerras, un golpe típico de ciudad-balneario con guarnición, un golpe de oficiales que le han echado a la cosa lo mismo que los humildes artesanos de Caldas de Rainha acentúan en sus estatuillas. Y sin embargo, una sublevación que ha sido un fracaso táctico, se ha bastado y sobrado para dinamitar toneladas de oratoria oficial sobre la unidad política, militar y nacional del Portugal. Aunque Spínola no se haya querido subir al carro de combate de esta sublevación de “malandrises”, aguarda en la capital las consecuencias de los avances de una crisis inexorable.
Es hora ya de que se diga que Spínola no es un hombre de izquierda, ni muchísimo menos. Es un militar-político siempre identificado con el salazarismo y que lo único que le distancia del régimen es que quiere un postsalazarismo realista, mientras Américo Thomas y su corte prefieren vivir en un Portugal imaginario. Cuando Spínola se atrevió a publicar su libro, lo hizo con el visto bueno de Caetano y respaldado por la conciencia de buena parte de la burguesía nacional portuguesa, temerosa de que el deterioro de la situación de dominio político-militar en las colonias culmine en el irreparable deterioro de la situación de dependencia económica.
Una prueba de que Caetano quiso instrumentalizar la salida del libro para “ver qué pasaba” es que la celosa censura portuguesa no dijo, ni dice, ni pío ante las sucesivas ediciones de una obra que ya va por los 100.000 ejemplares. Ahora Caetano ya sabe qué pasa cuando alguien quiere ser realista en Portugal. Recibe inquebrantables adhesiones de 100 oficiales, se sublevan oficiales de arcilla pintados a mano en Caldas da Rainha, Spínola queda moralmente triunfador y no gastado por el golpe y la gente, venturosamente despolitizada, se preocupó tanto del partido Sporting-Oporto (por cierto, 2 a 0) como de las peripecias de una zarzuela político-militar primaveral.
18 de marzo de 1974. Tele/eXpres
A Manuel Vázquez Montalbán, primera entrada del blog (21 de abril)
Hay 1 Comentarios
¿Cómo puede un tribunal de Baviera autorizar una marcha en homenaje a Rudolf Hess?
Publicado por: Diego Fernández | 17/08/2007 22:15:51