Lluis Bassets

Un crítico cuerdo

Por: | 08 de agosto de 2007

¿Quién se acuerda de José María Massip? Hoy muy pocos. Hace 34 años algunos más, porque le habían leído en Abc y en el Diario de Barcelona. Aquel ’Del alfiler al elefante’ era necesario entonces y sigue siéndolo hoy, para que no se rompa el hilo rojo del periodismo, a pesar de una guerra civil, los cambios de bandera y de lengua y los montones de escombros que dejan la violencia y el paso del tiempo. Fue escrito como apoyo o acompañamiento a una noticia titulada “Ha muerto Josep Maria Massip”, con el subtítulo: “Dirigió La Rambla y La Humanitat”. MVM le considera como “uno de los mejores periodistas catalanes de los años veinte y treinta”, hilvana un hermoso elogio (“supo poner la ironía al servicio de la esperanza”) y pide una antología de sus artículos que nadie ha hecho desde entonces. Massip fue militante de Esquerra Republicana de Catalunya, y se encargó de redactar la declaración que leyó Companys el 6 de octubre de 1934. Dirigió el diario del partido hasta que se exiló directamente a París en 1937 antes de que terminara la guerra civil. Luego en 1948 se convirtió en corresponsal y comentarista de política internacional. Es todo un honor pertenecer a su linaje.

Del alfiler al elefante

Por MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN

Los críticos de política internacional se dividen en dos grandes clases: los locos y los cuerdos. La locura en esta profesión es comprensible. Uno está cada día pendiente de lo que hacen los grandes de la Tierra y llega un momento en que les conoce casi como su madre. Entonces el comentarista de política internacional enloquece y convierte sus escritos en una serie de advertencias y ultimatos dirigidos a los grandes de la Tierra: De Gaulle, no hagas esto o aquello que me enfadaré y diré todo lo que sé; Breznev, cuidado que ya sé por dónde vas; tú, Mr. Heath, no te metas en camisa de once varas; Nixon… A Nixon vamos a dejarle.

José María Massip era un crítico cuerdo. Era uno de los indiscutibles maestros de la “corresponsalía” y un maestro en la medida de la crítica. La gente leía a Massip por sus entrelíneas más que por sus líneas, sobre todo en aquellos años en los que era tan árido leer un diario español y se agradecía la escritura de Massip mitad distancia mitad insinuación. Massip, que había visto casi toda clase de poderes, les había tomado la medida y había descubierto su terreno. Era un espectador, tal vez como último recurso para una promoción que vio frustrada su vocación de protagonistas. Massip había sido uno de los mejores periodistas en lengua catalana de los años veinte y treinta, en unos años en los que era difícil ser de los mejores porque había muchos y buenos, hijos de una espléndida floración de prensa en catalán. Su conversión en corresponsal es un tanto tardía, 1948, cuando ya tenía 44 años de edad y había dejado un tanto atrás la mitad de su camino. El talento de Massip estaba ya entonces condicionado, más condicionado por sus naufragios que por sus esperanzas, y sin embargo supo poner su ironía al servicio de la esperanza. Porque uno de los mejores favores que se puede hacer a la esperanza es no aceptar nunca la realidad presente, sea la que sea, como el punto final de los siglos.

Delalfileralelefante_08 Los liberales son imprevisibles en sus ironías. Siempre me ha admirado que entre los que se marcharon de la zona republicana en plena Guerra Civil, al menos dos casos rompieran la monotonía de las direcciones hacia Roma, Bayona o Burgos. Uno de esos casos es Josep Maria de Sagarra, que se fue nada menos que a la Polinesia. Massip tampoco se quedó, como quien dice, en Matadepera, se fue a Manila. Su recuperación para el lector español en 1948 fue acogida con una cierta expectación por cuanto significaba el retorno de uno de los pocos supervivientes del “Diluvio”. Areilza ha escrito en La Vanguardia de hoy una bonita semblanza de Massip: “Él, que procedía de un campo político adverso, actuó siempre con exquisita y ponderada rectitud”. Si repasamos ahora las crónicas de Massip, y tal vez sería oportuno reunirlas en una antología, habría que enmendar un poco la adjetivación de Areilza y dejarla en “… una exquisita, ponderada e irónica rectitud”. Massip era demasiado inteligente para que su rectitud fuera simplemente exquisita y ponderada como la de los chambelanes o los mayordomos.

Otro aspecto a valorar en sus escritos es el sustrato cultural, a valorar y añorar. Massip pertenecía a aquella “inteligencia” de entreguerras que aún se crió con grano cultural y no con piensos compuestos. Aún existía entonces una clara diferencia entre cultura e información, sustancia y accidente y toda clase de cualidades entre apariencia y realidad. Eran otros tiempos. Irreplanteables y, desde luego, irrepetibles. Pero al menos el papel ejemplar de la memoria sirve para que los protagonistas de aquellos años queden con el testimonio de lo que intentaron y consiguieron o no consiguieron, incluso quede esa reconversión final en espectadores cuerdos.

Aunque a veces ese talante tuvieran que irlo a buscar tan lejos. Polinesia… Manila…

10 de mayo de 1973. Tele/eXpres

A Manuel Vázquez Montalbán, primera entrada del blog (21 de abril)

Página oficial de MVM

Página oficiosa de MVM

Hay 1 Comentarios

Leyendo esta evocación de Massip escrita por el gran Manolo V el Empecinado hallo muchas de las dosis que hicieron de él un periodista que supo combinar lo que sabía con lo que intuía. Leerlo hoy sigue siendo una lección de periodismo sabio e irónico; en algún sentido, este es también un autorretrato. Ay, periodistas que no van quedando.

Los comentarios de esta entrada están cerrados.

TrackBack

URL del Trackback para esta entrada:
https://www.typepad.com/services/trackback/6a00d8341bfb1653ef00e398220a6c8833

Listed below are links to weblogs that reference Un crítico cuerdo:

Sobre el autor

es periodista. Director adjunto y columnista de EL PAÍS. Tiene a su cargo la edición de Cataluña.

Eskup

Archivo

diciembre 2016

Lun. Mar. Mie. Jue. Vie. Sáb. Dom.
      1 2 3 4
5 6 7 8 9 10 11
12 13 14 15 16 17 18
19 20 21 22 23 24 25
26 27 28 29 30 31  

Mis libros

Cinc minuts abans de decidir

Cinc minuts abans de decidir

Enmig del vendaval independentista

Un llibre que explica, qüestiona i contextualitza com s’ha esdevingut, setmana a setmana, el canvi radical que els darrers quatre anys ha sotragat Catalunya. Des d’abans de la sentència del Tribunal Constitucional, fins avui, quan l’independentisme és en primer pla del debat polític i social.

L'any de la revolució

L'any de la revolució

Com els àrabs estan enderrocant els seus tirans

Crònica, anàlisi i atlas de les revoltes de la dignitat, que van conmocionar al món àrab durant 2011, amb referències i comentaris a tots els països on els joves van aixecar-se en protesta contra l'autoritarisme i les dictadures. Amb un nou epíleg per l'edició catalana.

El último que apague la luz

El último que apague la luz

Sobre la extinción del periodismo

Una reflexión sobre los últimos años de la industria de la prensa escrita, las dificultades para seguir haciendo periodismo de calidad y la indisoluble relación entre periodismo y democracia.

El año de la Revolución

El año de la Revolución

Cómo los árabes están derrocando a sus tiranos

Balance, atlas político y análisis de las causas de las revueltas de 2011, que han derrocado a cuatro dictadores, encendido enfrentamientos civiles y provocado reformas y convulsiones políticas en la entera geografía árabe.

¿AUN PODEMOS ENTENDERNOS?

¿Aun podemos entendernos?

Conversaciones sobre Cataluña, España y Europa
REIVINDICACION DE LA POLÍTICA

Reivindicación de la política

Veinte años de relaciones internacionales
La oca del señor Bush

La oca del señor Bush

Como la Casa Blanca ha destruido el orden internacional

Nube de tags

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal