Si Estados Unidos se ha puesto a prueba, con los resultados que se ha visto, en su guerra de Irak, la Unión Europea pasará un gran examen de graduación en política exterior y de defensa en los Balcanes con la espinosa cuestión de la independencia de Kosovo. Esto sucederá pronto, en diciembre sin ir más lejos. Y será un examen difícil, lleno de temas aparentemente sin solución. Si la UE lo supera con éxito, habrá culminado una tarea iniciada en la anterior década, que llevó a la OTAN a una intervención armada contra Serbia, y a hacerlo sin autorización del Consejo de Seguridad, tal como no se han cansado de subrayar los partidarios de la invasión norteamericana de Irak, realizada también sin autorización de Naciones Unidas.