El juicio contra Bilal Hussein, el fotógrafo de Associated Press detenido en Bagdad desde hace 19 meses, está a punto de celebrarse en Bagdad, ante la Corte Central Criminal de Irak, establecida por Estados Unidos después de la invasión en 2003. Se trata de un tribunal que algunos juristas han calificado de rústico o rudimentario y otros de directamente inquisitorial. Quienes conocen la realidad iraquí aseguran que nada peor para un sunita como Hussein que comparecer ante un tribunal dominado por jueces chiítas. El ejército norteamericano le acusa de colaborar con los insurgentes y ha elaborado hasta nueve pruebas de tal colaboración. La empresa para la que estuvo trabajando durante dos años, y que difundió con su firma casi un millar de sus fotografías tomadas en Irak, ha contratado al abogado de Nueva York Paul Gardephe, de la firma Patterson Belknap Webb and Tyler, que ha viajado a Bagdad, se ha entrevistado con el detenido y con sus familiares, amigos y compañeros de trabajo y ha producido un informe de 46 páginas suficientemente elocuente sobre la debilidad de las acusaciones y la inocencia del periodista.