Sorprende la repetición de la jugada. Es muy sencilla. Consiste en amenazar con que una institución o a una persona se convertirá en irrelevante si no hace lo que quien presume de más poder quiere que haga. Esta fue exactamente la que hizo George Bush con Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad, cuando quería que este máximo organismo internacional aprobara una resolución apoyando la invasión de Irak por Estados Unidos con el pretexto de unas armas de destrucción masiva que no existían. Quienes querían prolongar las inspecciones en Irak de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, encabezados por el miembro permanente y con derecho de veto que es Francia, se negaron a ceder al chantaje y no hubo resolución. Estados Unidos invadió sin base legal alguna y obtuvo después, en agosto de 2003, una resolución que convalidaba la presencia de sus tropas y de los países aliados en Irak.