Desde el 1 de agosto me he ausentado del blog, tal como ya conté en el post que deje colgado aquel día. Siempre conviene cortar durante un corto período para tomar un poco de distancia y utilizar el tiempo de otra manera. Dejé programados todos los post de agosto, con textos que aparecerán en octubre en un libro titulado La Oca del señor Bush y que algunos ya habrán podido leer anteriormente en una versión a veces algo distinta en las páginas del periódico. Justo a mitad de mes, sin embargo, me apetece escribir para poner negro sobre blanco lo que pienso sobre un acontecimiento que me parece trascendental para todos nosotros, para la historia de Europa, los equilibrios geopolíticos y la paz mundial. La guerra ha regresado a territorio europeo y, una vez más, quienes tienen la responsabilidad de evitar que las ciudades sean bombardeadas, los civiles asesinados y los jóvenes reclutas enviados al matadero no han hecho nada eficaz para evitarlo. Nos alarmó a todos cuando sucedió en los Balcanes, que es como quien dice en la esquina, pero debe alarmarnos igualmente cuando ocurre en el Caúcaso.