Lluis Bassets

Lo que quedó en el tintero

Por: | 27 de febrero de 2009

Obama hizo un buen discurso. Quiero decir que lo interpretó muy bien. En los dos atriles transparentes que flanquean la tribuna de oradores corría el texto del teleprompter, que el presidente no se limitó a leer sino que interpretó con las dotes excelentes que ya había demostrado durante la campaña y también en estos casi 40 días de presidencia. El equipo de redactores había hecho una buena labor, como siempre basada en las ideas del presidente e incluso en su fraseo más espontáneo. Ésta es la mejor forma de construir discursos que puedan ser recitados como si salieran libremente. Ayer ya conté lo que me pareció más sustancial desde el punto de vista político. Hoy voy a recoger lo que quedó en el tintero de mis notas después de escribir la columna.

- La era de la responsabilidad.- No hubo una expresión contundente, con posibilidades de convertirse en una marca, como ha sucedido en otros discursos presidenciales del mismo tipo. George W. Bush lanzó su Eje del Mal en su Estado de la Unión de 2002, al igual que Clinton declaró que “la era del gobierno intervencionista (big government) ha terminado”. Ambas etiquetas eran erróneas: el propio Bush se ha encargado de demostrarlo en los dos casos, con el fracaso de su Guerra global contra el Terror y con la recesión que reclama de nuevo una era de intervencionismo gubernamental. Lo más parecido a estas etiquetas salió en el discurso de la Inauguración y tuvo ayer un eco en la exigencia de que los norteamericanos tomen responsabilidad una vez más de su futuro.

 - El día del juicio.- Una curiosa expresión ocupó un lugar especial en el discurso también en relación a esta nueva responsabilidad: “Ha llegado el día del ajuste de cuentas y el momento de hacernos cargo de nuestro futuro”. Graves palabras de crítica profunda a la irresponsabilidad anterior, compartida por todos. La frase utilizada tiene resonancias bíblicas: reckoning es ajuste de cuentas, pero day of reckoning es el día del juicio en el lenguaje bíblico.

- Las nuevas tecnologías.- Hace pocos años, los parlamentarios con escasa educación leían el periódico en el hemiciclo, ostensiblemente si querían declarar su lejanía u hostilidad hacia el debate en curso y de forma subrepticia si querían evitar el espectáculo. Hoy en día se pasan el tiempo leyendo en sus teléfonos móviles. También le sucedió a Obama durante su discurso y algo peor: muchos congresistas estuvieron twitteando durante la sesión, mandándose mensajes cortos a través de este sistema de microblogging que conecta a pequeñas comunidades. La cuestión fue la comidilla del día y muchos periódicos escribieron ayer informaciones sobre el caso. Desgraciadamente no tuve tiempo de atender a twitter, donde sigo a algunos políticos norteamericanos, y a la vez el discurso en la madrugada del martes al miércoles. También por primera vez en la historia, según señalaron algunos, un presidente dio una dirección en la web desde la tribuna. Era la de recovery.org. el portal que servirá para difundir y controlar el paquete de gasto para la recuperación de la economía.

- Leña a los ejecutivos irresponsables.- Siendo un discurso sobrio y medido, no faltaron algunos acentos levemente populistas. “No se trata de ayudar a los bancos, se trata de ayudar a la gente”. “Esta vez, los presidentes de las empresas no podrán utilizar el dinero de los contribuyentes para sus primas de beneficios, su ropa cara o para desaparecer en sus jets privados”. Se entiende, porque Obama tendrá que seguir inyectando dinero en bancos y empresas y será muy difícil mantener siempre el entero control del destino de este dinero.

- El siglo americano.- Los neocons querían que el siglo XXI fuera el siglo americano, y para ello tomaron el camino de la guerra preventiva, la luz verde a la vulneración de la legislación internacional y los derechos humanos y la privatización incluso de la guerra. Obama quiere conseguir lo mismo pero por caminos totalmente distintos: “El único camino para que este siglo sea otro siglo americano significa enfrentarnos a nuestra dependencia del petróleo y al costo altísimo de la sanidad, las escuelas que ahora no preparan a nuestros hijos y la montaña de deuda que hemos heredado”.

- Responsabilidad personal.- Obama introdujo también una tonalidad personal en su discurso. No toda la culpa es de Bush, ni siquiera de los republicanos. Hay responsabilidades y culpas personales de cada uno de los ciudadanos. “Yo os hablo no sólo como presidente sino también como padre cuando digo que la responsabilidad de la educación de nuestros hijos debe empezar en casa, y este no es un problema demócrata o republicano, es un problema americano”. Obama es tan buen orador político como sermoneador de tonalidad moral y a veces incluso religiosa. O quizás una cosa va con la otra.

- Noticias.- La lectura detallada de estas piezas oratorias, producto de una auténtica destilación por parte de la Casa Blanca, permite confirmar pequeñas noticias en las costuras del discurso. Por ejemplo, el anuncio de que a partir de ahora habrá un único presupuesto de defensa, en el que se incluirán todas las partidas, también las costosísimas de Irak y Afganistán. “Durante siete años hemos sido una nación en guerra. No vamos a ocultar su precio a partir de ahora”. Esto último es lo que hicieron Bush y los suyos. Y otro, todavía más importante: “Reformaremos nuestro presupuesto de Defensa de forma que no paguemos un sistema de armas propio de la Guerra Fría que ya no usamos”. Sin mucho énfasis, Obama nos anunció por tanto una nueva era de desarme. Ayer mismo el prespuesto que presentó corroboró este y otros anuncios económicos realizados en el Congreso

- La fuerza del ejemplo.- Ya escribí hace unos días que hay nubarrones en el horizonte respecto a las detenciones indefinidas y a las entregas extraordinarias por parte de la CIA. Las ong’s que se ocupan de la vigilancia en derechos humanos están muy atentas y no deben bajar la guardia, para evitar que debajo de Obama vuelva a crecer Bush otra vez. Las palabras del presidente son, por el momento alentadoras, aunque sean sólo palabras: “Debemos estar vigilantes en mantener los valores que nuestras tropas defienden, porque no hay fuerza más poderosa en el mundo que el ejemplo de América. Y es por eso que ordené la clausura del centro de detención de Guantánamo y la búsqueda de algún tipo de justicia rápida para los terroristas capturados. Porque mantener nuestros valores no nos hace más débiles, nos da más seguridad y nos hace más fuertes. Y por eso quiero decir aquí esta noche sin excepción ni equivocación alguna que Estados Unidos de América no tortura”. Las mantendremos inscritas en nuestra mente y las recordaremos siempre que sea preciso.

- Los invitados. Hay mucha escenografía en el discurso que el presidente dirige a las dos cámaras reunidas en sesión conjunta. Su entrada y su salida, entre saludos y abrazos, las numerosas interrupciones con aplausos, a veces en pie (standing ovation), los gestos de cortesía entre unos y otros, y finalmente, los ejemplos vivos que el presidente ofrece a sus conciudadanos y que suelen estar en la tribuna de invitados. En esta ocasión Obama citó el caso de Leonard Abess, presidente de un banco en Miami que repartió discretamente el bono que le tocaba por los beneficios de su compañía, nada menos de 60 millones de dólares entre los 399 trabajadores del banco y otros 72 que lo habían sido. Cuando su acción fue descubierta por un diario local se limitó a declarar: “Conozco a toda este gente desde que tenía siete años y no me sentiría bien si me hubiera quedado el dinero sólo para mí”. El señor Abess estaba sentado cerca de Michelle Obama, como lo estaba Bob Dixson, alcalde Greensburg, una ciudad de Kansas destruida por un tornado y reconstruida por sus vecinos como urbe alimentada por energía verde y limpia. Justo al lado de la primera dama estaba Ty’Sheoma Bethea, una niña de Dillon (Carolina del Sur), que escribió al Congreso pidiendo ayuda para su escuela, llena de goteras y desconchados en las paredes, en la que hay que parar las clases seis veces al día por la trepidación del paso del tren. Su carta, leída por el presidente, proporcionó el auténtico lema del discurso: “Somos estudiantes que queremos convertirnos en abogados, médicos, congresistas como ustedes mismos y un día presidentes, y por eso queremos cambiar no tan sólo nuestro estado de Carolina del Sur sino también el mundo. No somos gente que se rinda fácilmente (We are no quitters).”

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Lo que se quedó y lo que se quedará.................

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es periodista. Director adjunto y columnista de EL PAÍS. Tiene a su cargo la edición de Cataluña.

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