Ante todo no hacer daño. La sentencia hipocrática, elemental para la medicina, debiera convertirse en lema para la política, el periodismo o la justicia. Seguro que si políticos, periodistas y jueces tuvieran presente que su función es arreglar y mejorar y no estropear o incluso destruir, de otra forma andarían las cosas.
Y sin embargo, lo habitual es que suceda exactamente lo contrario de lo que exigía Hipócrates de los médicos. Estamos ya acostumbrados a que una decisión política sirva para liarla o en todo caso para obtener el resultado contrario al proclamado. Tampoco es extraño que la publicación de una información periodística sirva para oscurecer algo más las cosas y obstaculizar el conocimiento de la realidad. Y tenemos bien presentes decisiones de la justicia que no sirven para dar a cada uno lo que es suyo o restablecer el orden vulnerado sino para crear más problemas y dificultades para todos.
Basta con pensar en el caso del Alakrana. Cuando la ley, los gobiernos y la información no están al servicio de los ciudadanos, de las personas, se cae toda la arquitectura de la sociedad y pierden cualquier sentido las invocaciones al estado de derecho, a la justicia y a la libertad de expresión.
¿Para qué queremos unas leyes que en vez de estar al servicio de los ciudadanos sirvan para someternos a su rígida arbitrariedad? ¿Para qué unos gobiernos dedicados a complicar las cosas en vez de resolverlas? ¿Y para qué unos medios de información dedicados a suscitar peleas entre políticos y jueces y a obstaculizar la resolución de los problemas gracias a su esmerada vocación catastrofista?
No puede olvidarse ahí, por supuesto, a los armadores que mandan sus barcos de pesca a zonas de alto riesgo, a sabiendas de que pueden caer en manos de los secuestradores somalíes. Los pesqueros que faenan en la zona protegida militarmente por el dispositivo de seguridad internacional, y concretamenre por la operación europea Atalanta, apenas están sufriendo ni siquiera el acoso de los piratas.
El secuestro del Alakrana, en todo caso, en un buen revelador del estado de las instituciones en un país como España. Aquí, unos y otros invierten la sentencia hipocrática: ante todo, buscar el propio beneficio aun a costa de producir el máximo daño.
Hay 6 Comentarios
Estoy de acuerdo con nuestro estimado amigo Lluís. Los armadores y pescadores españoles son una desgracia, forzan y son culpables de la piratería descalza somalí. Es increíble como descomponen al mundo por pescar en los mares "de los pobres."
¿Por qué será que una de las marcas indelebles de los "de izquierdas" es esta glotona amargura que los obliga a auto culparse de todos los males del mundo, mientras son incapaces hasta de limpiarse la nariz por ellos mismos? Lo único que hace falta es la castaña famosa de "los culpables son el capitalismo cavernícola, y los neocons."
Creo que el socialismo desbocado está llegando a sus limites máximos de ineptitud y cobardía. Parafraseando a la futura inmortal Lady Margaret Thatcher: El socialismo falla cuando no tiene a quién culpar de sus errores.
Por cierto, vuestro amado Obama va de retro en todo, y probablemente pierda las mayorías en el Congreso el año que viene, con eso terminará otro intento de la Internacional Socialista (y su madre la Comintern) de apoderarse de USA mientras la población está distraída.
Publicado por: Azpeitio | 12/11/2009 17:25:13
La inspiración no siempre está dispuesta, sin embargo hoy, Lluís, tu artículo es acertado y de los mejores. Gracias y saludos para todos...
Publicado por: Juan Bernardo montejb | 11/11/2009 19:34:32
Sencillamente genial, D. Lluis
La mezcla de dos viejos aforismos del oficio ("Las malas noticias son buenas noticias" y "No dejes que la realidad te estropee un buen titular") está produciendo en España daños progresivamente más catastróficos.
La crisis económica de la prensa acentuará este fenómeno.
Y la propensión de los medios a tratar de cambiar el gobierno con cualquier tipo de recurso (o a tratar de mantenerlo de cualquier manera) les alejará más todavía de su función de servicio público
¿Quien nos iba a decir que en el Siglo XXI retornaríamos a la prensa partidista del SXIX?
Publicado por: Daniel | 11/11/2009 19:27:07
Excelente artículo! Felicitaciones y ojalá pudiera ser traducido a varios idiomas y ser publicado especialmente en Europa que tanto se jacta de primer mundo...
Publicado por: H Prieto | 11/11/2009 16:00:46
Según Cicerón, la primera ley de la historia es que el escritor no diga nada falso,que no oculte nada verdadero y que no sea sospechoso de pasión y/o aborrecimiento. Está bastante claro ¿verdad?
Publicado por: Lidya Goñi Miranda | 11/11/2009 15:29:56
Sólo hay una explicación: el declive de la inteligencia humana se manifiesta en esas acciones, finalmente tan estúpidas y propias de una 'cultura criminal' (la cual a su vez es resultado de una persistente 'economía criminal').
No creí que viviría para ver esto. Gracias por el artículo, magnífico. ¡Viva Hipócrates!
Publicado por: marga | 11/11/2009 11:21:58