Lluis Bassets

El miedo de unos es la esperanza de los otros

Por: | 17 de enero de 2011

Los pueblos árabes consiguieron sacarse de encima a sus colonizadores. Pero hasta esta pasada semana nadie en un país árabe había conseguido sacarse de encima a sus propios déspotas. No es fácil. Tampoco lo conseguimos los españoles, que tuvimos que esperar a la muerte del dictador en 1975 para que empezara la transición democrática. Los tunecinos han sido más espabilados y valientes, o el régimen más débil y corrupto todavía, porque la dictadura ha sido liquidada en un mes de manifestaciones callejeras.

El prestigio y la seguridad de los déspotas árabes son hoy un poco más frágiles. Se les puede echar. No son eternos. No hay que permitirles que conviertan en hereditarios los Estados que han ocupado y sometido a pillaje. Desde Marruecos hasta Arabia Saudí corre un tweet que recoge a la perfección este estado de ánimo: “Todos los líderes árabes observan Túnez con miedo, todos los ciudadanos árabes observan Túnez con esperanza y solidaridad”. La revuelta de Túnez es el fin de una maldición: el despotismo no es una obligación árabe, los árabes pueden ser libres, nadie está condenado a la privación de la libertad.

La tradición dictatorial de los árabes se basaba en la dureza represiva. No se entiende que pueda haber autoridad sin un ejercicio cruel y desmedido de la violencia sobre el pueblo. Esto también va a terminar. Debe terminar. No extraña la solidaridad de la familia real saudí con el dictador Ben Ali y su clan familiar. Defienden lo suyo, su autoridad, su idea del Estado como bien privado familiar y la utilización de la policía y el ejército como instrumentos de dominación sobre sus pueblos.

Este sistema no funcionaría sin la aquiescencia y la complacencia de los países occidentales. Ni Europa ni Estados Unidos han movido un dedo para llevar la democracia y la libertad al mundo árabe. Al contrario, han preferido contar con regímenes represivos, capaces de controlar a sus poblaciones, garantizar el suministro energético y limitar la inmigración y el contrabando. Los mejores colaboradores de Estados Unidos y Europa han sido los jefes de policía árabes, perfectos en la lucha contra el terrorismo, pero más perfectos todavía en la opresión de sus conciudadanos y en el pillaje del erario público.

La reacción que mejor recoge el cínico realismo con que los occidentales hemos tratado al mundo árabe es la que ha tenido el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a quien sólo le preocupa la estabilidad de su vecindario y considera que lo sucedido en Túnez demuestra las dificultades para firmar y mantener un acuerdo de paz en una región tan inestable. Netanyahu dice claro y en voz alta lo que todos los gobernantes occidentales piensan y dicen en voz baja. Les preocupa la estabilidad y les importa muy poco la libertad de los pueblos árabes. En algún caso, incluso, la temen.

La actitud de los tres países europeos más directamente vinculados al Magreb no ha sido mejor. Nada justifica la vergonzosa cautela diplomática de España, Francia e Italia ante la primera revolución democrática magrebí. Desde Europa se ha comprado la amenaza islamista fomentada y armada por los déspotas como sistema de chantaje ante los europeos.

Al igual que los saudíes fomentaron la guerrilla islamista contra los soviéticos en Afganistán, han seguido luego fomentando el fundamentalismo islámico como última trinchera para evitar que sus pueblos alcancen la libertad y la democracia. Los tunecinos han terminado también con esta monserga, que conducía a que las democracias europeas apoyaran golpes militares para evitar la llegada de regímenes islamistas.

Está por ver todavía si Túnez podrá encarar la transición democrática o se encontrará con fuertes resistencias para que regrese a la dictadura. Ya sabemos quiénes van a intentar cerrar el camino de la libertad. Sería una vergüenza redoblada que los gobiernos europeos no se pusieran inmediatamente al lado de la democracia y en contra de quienes quieren mantener los viejos regímenes policiales. De momento, sólo hemos visto declaraciones tardías y torpes, y malas y vacilantes palabras. Faltan gestos contundentes y decisiones de estímulo, apoyo y ayuda al nuevo Túnez libre.

Hay 4 Comentarios

?porque no bombardean los paracuribes o badcrim ¿por que no atacan y matan con bombardeos a los paisas, los urabeños, los rastrojos que son ahora los paracuribes? por que???por que el mejor policia del mundo NARANJO Y el mejor militar PADILLA del mundo no realizan una operacion doble jaque contra los paracuribes en monteria y en antioquia???por que???

se demostro una vez mas la fuerza que tiene cuando la gente sale a la calle y dice BASTA Esperemos lo mejor

Prematuro lo del nuevo Túnez libre. Yo creo que lo único que han hecho es cambiar el color de sus cadenas.

Como bien dices: "este sistema no funcionaría sin la aquiescencia y la complacencia de los países occidentales". Los países occidentales saben bien cuándo y cómo deben mirar para otro lado. Que se lo digan a nuestro gobierno, que se llena de satisfacción al recibir a los representantes de China para que se comprometan a comprar nuestra deuda, siendo China un país regido por una dictadura totalitaria donde no se reconocen los derechos humanos más elementales.

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es periodista. Director adjunto y columnista de EL PAÍS. Tiene a su cargo la edición de Cataluña.

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