El patrono de Wikileaks ha perdido definitivamente los papeles. La última jugada de Julian Assange no se dirige ni a Putin ni a Hu Jintao, no denuncia a Bachar el Asad ni a Kim Jong-un, sino a un think tank privado, una sociedad de consultoría y prospectiva, que ha sido pirateada, atacada y robada con la excusa de que se trata de una especie de CIA privada, ‘la CIA en la sombra’ le llaman. Conozco el caso por dos razones: porque recibo los avisos como suscriptor de Stratfor, el site pirateado de donde han sido robados unos cinco millones de correos privados; y además porque hace poco más de un año prologué, a petición del editor español, el último libro publicado y traducido al español de George Friedman, el presidente de la compañía.