Lluis Bassets

El rescate que no dice su nombre

Por: | 09 de junio de 2012

Es un salvavidas. Un enorme neumático que cabe hinchar hasta 100.000 millones de euros, destinado a evitar que se ahogue el sistema financiero español. Sirve para rescatar a la banca española, es decir, el sistema financiero y en definitiva a España, a su economía. Pero no se presenta como un rescate, palabra maldita y asociada a países insolventes, y de corrosivos efectos sobre la imagen política de los gobernantes. Y sobre todo del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. El rescate no dice su nombre en homenaje y al servicio del presidente del Gobierno, que rechazó la idea de un rescate bancario, ásperamente incluso, cuando desmintió al recién elegido François Hollande.

Si no es un rescate, tampoco es una intervención. Nada peor que una España intervenida por esos hombres de negro fabricados por la negra imaginación de Cristóbal Montoro. La España rescatada e intervenida era la de Zapatero, la de Rajoy es la España soberana que decide sobre sus límites de déficit público, aprueba los presupuestos a su ritmo y nacionaliza los bancos cuando hace falta con la pólvora del rey de una deuda pública sin apoyo ni permiso europeo. De Guindos ha sido claro: el salvavidas no tiene por tanto contrapartidas macroeconómicas ni especial seguimiento presupuestario por parte de esos interventores que no intervienen. Si hay que hacer algo, se hará pero por iniciativa propia del gobierno soberano. Y se hará, por cierto. Por nuestra real gana.

No hay rescate, no hay intervención, no hay hombres de negro, de acuerdo. Rescate suave, por tanto. No hay más intervención que la que había ya ahora. Y los hombres de negro no llegarán a La Moncloa, pero se colarán en todas las entidades bancarias que se agarren al salvavidas. Serán exigentes. Las consecuencias de la intervención no serán menores. Veremos cuántos puestos de trabajo quedan en el sector. Y cuántos bancos. Veremos qué queda del mayor y más averiado de los transatlánticos averiados que es Bankia.

A pesar de la política eufemística, el rescate bancario, la intervención europea e internacional en el sistema bancario español y la entrada de los hombres de negro en los bancos arruinados difícilmente quedarán sin consecuencias políticas. Salvavidas de este tamaño colosal suelen pasar factura política. No siempre los eufemismos funcionan y casi nunca la ausencia y el silencio de un gobernante, Rajoy en este caso, sirve como metáfora de su ausencia de responsabilidades.

Hay 9 Comentarios

Siento mucho no haberme equivocado tampoco esta vez.

Ojala que este rescate ayude a mejorar la economia

Y de todas maneras, siendo Rajoy, según propio testimonio, el que más sabe, no sé por qué no comparece él a dar cuenta del rescate, posiblemente la decisión más vinculante de todas las que se han adoptado desde hace mucho tiempo para el futuro de este país. Hace nada, el todavía presidente indicaba a los periodistas que dejaran de perder el tiempo y le preguntaran a él. ¡Pero si no se deja!

¿Rajoy ha vendido su alma al diablo? Ya quisiera. Rajoy ha vendido el alma de España a Europa.

No es un rescate y en eso radica precísamente el problema. Es un parche más que oblitera temporalmente la huida de capitales y por consiguiente la quiebra bancaria sistémica al garantizar liquidez suficiente a las entidades financieras. Pero hace poco que nosotros, el común de los mortales, sabemos lo crítica de la situación bancaria española así que esta línea de crédito permitirá ir tirando unos meses más. El problema de España es la nula prespectiva de crecimiento que mantendrá el paro registrado en niveles insostenibles a corto plazo y con ello la dificultad creciente de financiación de la deuda soberana con un déficit en aumento a pesar de todas las medidas de austeridad aplicadas y por aplicar. Los fondos entregados al FROB no van a cambiar esta tendencia, ni van a fomentar el préstamo a empresas y familias porque sencillamente no hay demanda. El único agente que podría estimular la economía es el estado pero no puede estrangulado por las demandas de austeridad y control del gasto impuestas por Bruselas. En fín, los inversores votarán el lunes y decidirán sobre la prima de riesgo. Si estoy en lo cierto y deseo de todo corazón equivocarme, el diferencial subirá más aún. La economía española tiene un tamaño que difícilmente puede ser avalado así que la única alternativa es la salida del euro. Y todo ello por actuar por lo menos cuatro años con retraso cuando otros países comprendieron que tenían que asumir la quiebra de sus bancos y fueron nacionalizados, mientras nuestro gobierno de entonces presumía de tener el sistema bacario más sólido del planeta. Así que, aunque por razones diferentes a las pretendidas, efectivamente no es un rescate sino otro apaño a ver si hay suerte esta vez. Demasiado poco, demasiado tarde.

Va a cambiar una porción de cosas, empezando por la existencia de aquellos siniestros banquitos locales y regionales en donde los caciques de turno entraban y salían y hacían y deshacían a su antojo. Es decir que los sobrevivientes, que no van a ser todos, serán en lo sucesivos bancos, más grandes o más pequeños, mejores o peores, según, pero dejarán de ser el patio de Monipodio, y de lo contrario dejarán de ser.

A Zapatero le costó el puesto la crisis, más que su negativa a reconocerla. A Rajoy le costará el puesto, no tanto el rescate como su empeño en llamar a una cosa por otro nombre. Un poco como le ocurrió en 2004, que perdió, no tanto por el atentado como por su afán de confundir en cuanto a la autoría. Ahora les está pasando lo mismo, quieren convencernos de que es una cosa cuando todos, menos ellos, vemos que es otra.

Zapatero no quiso ver la crisis y Rajoy no quiere ver el rescate.

Que es una intervención no tiene duda. solo hay que leer el comunicado. Que el dinero se presta a España y no a los bancos es obvio. Esto es una nacionalización de deuda privada y toma de control de un país por parte del país que imprime la moneda. España sigue el mismo camino que ha seguido todo país con deuda en moneda extranjera y balance por cuenta corrente negativo. No hay otra. El final será el mismo que el de todos los demas paises en nuestra situación... convertirnos en colonia absoluta o recuperar nuestra moneda. No hay otra. Ni para Grecia, ni Portugal, ni italia.. ni España.

Si Alemania no cambia de visión y de política monetaria y fiscal esto se hunde.. siguiendo los mismos pasos de siempre explicados aquí http://bit.ly/MvG5ii

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es periodista. Director adjunto y columnista de EL PAÍS. Tiene a su cargo la edición de Cataluña.

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