Lluis Bassets

El sargento Montoro

Por: | 13 de julio de 2012

El sargento Montoro y sus modales cuarteleros son hijos de la teoría del aguijón. La contó maravillosamente Elias Canetti en ‘Masa y poder’. La estructura del poder funciona gracias a la cadena de aguijones que cada grado superior de la jerarquía clava a su inferior. La única forma de extraer el aguijón y sobre todo el dolor que provoca el aguijonazo es clavándolo de nuevo a alguien al que sometemos. Nadie está más desautorizado en este Gobierno que Cristóbal Montoro. Nadie tiene mayor necesidad de proyectar su incapacidad y su torpeza sobre los otros. Esto explica que traslade el aguijonazo de Merkel sobre las comunidades autónomas de forma vejatoria e irrespetuosa para las personas y para las instituciones.

Los desperfectos provocados por la actuación legionaria del sargento Montoro en el Consejo de Política Fiscal y Financiera reunido el jueves son notables. Ha conseguido romper incluso la disciplina de voto dentro de su partido. Dos comunidades autónomas gobernadas por el PP se negaron a votar con el Gobierno. Ha sembrado el descontento entre todas las otras. Su socio de tantos recortes, que es CiU, votó en contra. El consejero catalán Andreu Mas Colell dijo a la salida de la reunión que en el futuro con mandar un correo e mail bastaría para resolver el expediente, en vez de someterse a una ceremonia de mala educación y de exhibición autoritaria.

Montoro pide y ha obtenido árnica para el déficit español en Bruselas pero se niega a compartir los nuevos márgenes obtenidos con las autonomías. Incrementa los impuestos, pero tampoco quiere compartirlos. Y, sobre todo, y esto es lo más grave, se dedica a regañar a los otros cuando es él quien merece una soberbia bronca por su mala gestión de la crisis. El desastre de estos seis meses de dilación y de errores lleva el nombre del sargento Montoro, tal como ha contado Carlos Cué: “Si iba a hacerlo, ¿Por qué esperó tanto?". Pues por culpa del sargento Montoro, especialista en cargar las culpas a los otros, sea la herencia recibida, sean las comunidades autónomas.

Espectáculos como el que ayer protagonizó el sargento Montoro ofrecen una pésima imagen de España y de su Estado de la Autonomías. Quizás cree que ha exhibido su autoridad, pero no ha hecho más que hacer gala de la que le falta. Solo tiene autoridad quien respeta y se hace respetar. Cuanto antes se vaya a casa, mejor. De momento, Rajoy debería arrestarle para evitar que siga provocando más desperfectos.

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"¡Qué bello es el Estado!"
En la película ¡Qué bello es vivir!, Clarence, un ángel de segunda clase, hace realidad el sueño de un arruinado George Bailey: conocer qué habría ocurrido en su pequeño mundo de no haber nacido él. Quizás deberíamos invocar a nuestro ángel particular para que nos mostrara qué sería hoy de nosotros en un país huérfano de una sólida estructura estatal. O mejor hagámonos la pregunta mirando al futuro: qué será de este país dentro de unas décadas frente a una crisis galopante equiparable a la actual cuando ya no haya servicios que recortar ni funcionarios que despedir. Qué será de nosotros cuando las distintas administraciones ya no se encuentren sobredimensionadas y nos vistamos todos con una organización pública hecha a medida. Y ya puestos, que no tire tanto de la sisa. Con un estado en su mínima expresión, como parece es el destino al que nos llevan de manera inexorable, qué será de nosotros cuando suframos ataques indiscriminados de los especuladores como los que padecemos hoy, de dónde aflojaremos para aguantar la presión, salvo que pretendan hacernos creer que la demolición actual garantiza la pax eterna de los deudores. Me contesto. Pues nos ocurrirá lo que le ocurría al desesperado personaje de la cinta de Frank Capra, que nada de lo que hoy nos hace la vida más segura y placentera existirá, porque nadie antes se habrá ocupado de instituir un sistema protector frente a la adversidad. Podría decirse, sin exagerar, que vamos en dirección contraria a nuestro futuro, pero sin que ello nos salve del presente.

Dice Montoro que los funcionarios saben lo que hay y que están dispuestos a sacar a España adelante. Pues bien, un consejo a los funcionarios:
"El Gobierno siempre llama dos veces"
La Función Pública está sufriendo la crisis como nunca antes había sufrido nada parecido. Ni sus puestos están seguros. Y pese a los constantes varapalos propinados por los sucesivos gobiernos, los empleados públicos, fuera de cuatro algaradas minoritarias, ni se inmutan, no, al menos, de la manera que cabría esperar de quienes padecen un expolio que no cesa. La mayoría de los funcionarios deben pensar que la ocasión aconseja ser solidarios, y no digo que no, que si la responsabilidad o que si una huelga no sirve para nada. ¡Pero tanto... ! Así se explica que, si atendemos a los datos aportados por el ejecutivo actual, en la última huelga general, la del 29 de marzo, el seguimiento no pasara del 16,71 % en la administración general (del 7,5 % en la convocada en septiembre de 2010), del 19,42 % en la administración autonómica y del 15,24 % en la local. Parece evidente, pues, que el personal de la administración pública no se considera aún lo suficientemente aludido por los fuertes y reiterados golpes salariales y laborales que contra su puerta lanzan este gobierno y el anterior. No me extrañaría que la escalada de recortes continuara aprovechando esa docilidad impagable. Y pueden darse con un canto en los dientes de haber salvado la extraordinaria de junio. Pero me permito advertirles que si, a pesar de hurtarles la paga de Navidad, reducirles los 'moscosos' a la mitad y anularles la totalidad de los 'canosos', siguen en sus 'trece', llegarán a sus doce (pagas). Si en la próxima convocatoria de huelga, probablemente en septiembre, su respuesta consiste en seguir tragando y en no secundar la protesta general, me temo que pueden ir despidiéndose, para empezar, de las dos pagas extras de 2013 y del resto de los 'moscosos'. El Gobierno siempre llama dos veces, en especial cuando no hay contestación.

Lo que me entristece enormemente es ver como se castiga desmesuradamente a familias que no se han endeudado, que han sabido ser responsables, austeras para poder llegar a fin de mes, que no han despilfarrado, que han sabido valorar el estudio, la educación de sus hijos, etc. y ahora se les hace pagar muy caro lo que es responsabilidad de la "partitocracia" y del sistema financiero de este país. Es una enorme injusticia y cuando no hay Justicia no hay Democracia ¡Vivimos en una Dictadura!

Y por lo demás, si esto sigue así, habrá que nombrar un 'Explicador de palabras' como se ha nombrado un secretario de Estado para reflotar la marca España. Con las peinetas Aznar no hay tantas confusiones. Por cierto, me ha parecido ver una foto con una peineta de Fabra dirigida a... vete tú a saber a quién nos dirá si le preguntamos. A ver si nos centramos y cuando insultamos lo hacemos con sujeto y predicado.

Vaya, me ha pasado algo parecido a lo que les pasa tantas veces a miembros del PP, que donde dicen rescate quieren decir tomate. Es evidente que la frase "que se jodan" no es un usted sino una tercera persona del plural. Y siendo así, me pregunto, ¿desde cuándo se emplea la tercera persona del plural para dirigirse directamente a quienes le rodean? Más fácil es entender que se jodan los parados que no que se jodan los parlamentarios del PSOE'. Nada, nada, que Fabra no es disléxica y sabe bien a quién se refería, como saben bien que una línea de crédito en ventajosas condiciones es un rescate bancario como un castillo.

Y hablando de falta de estilo de verdad. Hablemos de la hija de Fabra, diputada del Parlamento por méritos ajenos más que propios, bien que los ajenos son de vergüenza. Puede ser que realmente dirigiera su exabrupto parlamentario contra las filas del PSOE y no contra las filas del INEM. No lo creo. Si hubiera sido lo primero, un insulto contra las filas del PSOE, lo normal es que les hubiera dicho: "Jodeos". ¿O es que se hablan de usted nuestros parlamentarios cuando se faltan al respeto? El 'que se jodan' exclamado por la diputada por razón de nombre parece dirigirse más a una masa informe como es esa gran columna de parados que padece este país, y a la que en ningún caso una diputada como Fabra tutearía. No por respeto evita el tuteo sino por evitar que la contesten con idéntico tratamiento, con lo que escuecen tales confianzas en quienes se creen distintos. Pero ahí está la señora de Güemes y primogénita del defraudador de Castellón, impasible a las críticas, queriendo hacer pasar un desprecio a los desempleados como un desplante ordinario a los camaradas de bancada, lo mismo que la vicepresidenta Santamaría pretende hacernos pasar un aplauso a las políticas impuestas al país como un apoyo personal por su valentía a quien las presenta en público. Qué valentía hay en hacer lo que te obligan a hacer. La valentía, ya puestos, sería lo contrario. La sumisión, el servilismo, ¿desde cuándo son signos de valentía?

Resumen de la comparecencia de ayer de Santamaría y sus secuaces: Españoles, España ha muerto. Ojo, ha muerto una cosa tal y como la conocíamos y ha nacido otra, una mezcla entre estado y colonia: estado para asuntos menores como el fútbol y colonia para asuntos de mayor enjundia, como cuánto tenemos que pagar por sobrevivir. Como estado estamos muy unidos, todos con la Roja, pero como colonia, ay, como colonia acabaremos como el rosario de la aurora. Lo vemos en esas imágenes de manifestaciones espontáneas, tan espontáneas como las que congrega el fútbol. La felicidad y la desgracia tienen muchas cosas en común.

Hablando del Libro de estilo, en lo referente a los artículos estrictamente de opinión, dice que las únicas normas del Libro de estilo que cabe aplicar "son las que se refieren a evitar las abreviaturas, a la utilización de mayúsculas o de la letra cursiva y a la conversión de pesos y medidas". Vamos, que se puede escribir como a uno le apetezca. Y ya que estamos en el Libro, convendría, quizás, darle un repaso y adaptarlo a las nuevas tecnologías, introducir los blogs, los comentarios, por ejemplo, y también recortar lo que sobra, como ese conto portugués, salvo que piensen que volverá el escudo, claro.

¿Qué hemos hecho los españoles para merecer un gobierno de cretinos e incompetentes, incluso para engarzar dos frases con sentido y disimular su insondable ignorancia? Votarles. Los muchos que lo hicieron no deberían olvidarlo. Lo mismo meditan mejor su próximo voto. Porque, al menos, habrá próximas elecciones, ¿No? ¿O también se van a recortar?

¿Qué hemos hecho los españoles para merecer un gobierno de cretinos e incompetentes, incluso para engarzar dos frases con sentido y disimular su insondable ignorancia? Votarles. Los muchos que lo hicieron no deberían olvidarlo. Lo mismo meditan mejor su próximo voto. Porque, al menos, habrá próximas elecciones, ¿No? ¿O también se van a recortar?

Pues ya quisiera Montoro (me niego a llamarlo Sr. ni irońicamente) tener la mitad de clase que el sargento legionario que me tocó en la mili.
http://bicicleta-electrica.blogspot.com/

El uso despectivo por parte del "Sr." Bassets, de las palabras "sargento", "cuartelero" y "legionario", además de revelar un profundo resentimiento, también dejan a la luz una falta de profesionalismo, y probablemente vulneren el mismo Libro de Estilo de El País. Eso sin contar que quitan veracidad y objetividad a lo que podría haber sido un correcto análisis de la conducta del objeto de este artículo, por llamar de alguna forma al panfleto que le ha salido. Más respeto por otros campos de ocupación, que para hablar del periodismo hay mucho también para decir, despectivamente, ya que no justamente... Y no, no soy militar ni tengo relación con ese ambiente, solo es un tema de educación y respeto mínimo. El Sr. Bassets no duraría un día en Kandahar.

14 de Julio. El 'Pobre de mi' se extiende. Se acabaron las fiestas en toda España.

Y aprovechando la percha de Lambda.
"El rejonazo de Rajoy o el Rajonazo"
Acertadísimo el análisis de Josep Ramoneda en su artículo "La irresponsabilidad del presidente" (EL PAIS, 12-V-12). Acertado y tremendo por lo que se deriva, como tremebundo ha sido el discurso leído por Rajoy el 11 de julio de 2012 por lo que supone para la ciudadanía, un rejonazo consumado hoy. Un hito para nuestro futuro, o mejor, para nuestra falta de futuro, y que bien podría marcar, como el am/pm marca la diferencia horaria, el inicio del fin de nuestro estado del bienestar, o de nuestro Estado, a secas. Pero volviendo al artículo del comentarista catalán, es un artículo acertado, a mi juicio, salvo por un fleco suelto. Acertado, entre otras cosas, cuando dice que palabras como las pronunciadas el día de autos por el presidente deberían haber ido seguidas de inmediato por otras que anunciaran su dimisión. Sin embargo, hay una matización posterior que no comparto. Cuando pone a Mario Monti como ejemplo de la libertad de acción que el presidente español se niega a sí mismo. Si bien no puede negarse que la incapacidad decisoria de Rajoy le precede en cuanto antecede, hay que convenir que en el caso de Italia, para acelerar la implementación de las medidas impuestas, las fuerzas exteriores fueron un paso por delante con respecto a lo maniobrado en España, pues ya de primeras colocaron a un presidente no electo previamente domesticado. Quiero decir que Monti iba incluido en el paquete de medidas. Quiero decir que la convicción previa del sicario fue condición sine qua non para su designación. Pese a ello, esa dependencia casi orgánica no le impidió al profesor italiano conseguir lo que consiguió, si es que consiguió algo, en la última cumbre europea. Pero si logró poner los pies sobre la mesa comunitaria no fue gracias a su fortaleza sino al hecho de amenazar a Merkel con dimitir, a sabiendas de que su nombramiento procedía de donde provenía y su renuncia suponía, no una confirmación de su independencia sino una merma de la autoridad de la canciller.
Respecto a lo actuado y declarado por Rajoy en los últimos días sí puede, a mi juicio, hacerse otra interpretación. Una interpretación que más que relacionarse con la libertad lo haría con la sensación de desorientación que domina todos los actos del presidente. Si por un lado pudiera parecer que ha querido apurar al máximo antes de adoptar tan impopulares medidas y así poder culpar de ello a la presión externa, por otro, antes de la afirmación terrible que apunta Ramoneda, "no tenemos esa libertad de elegir", el mandatario español y cualquiera de sus ministros negaban cualquier atisbo de injerencia supranacional en su política, reafirmando, por contra, que la paternidad responsable de la criatura era solo suya. Es esta esquizofrenia mental la que sí es lamentable y que me temo no intencionada. En suma, que no sé si Rajoy ha actuado con libertad o simplemente ya no responde ni de sus declaraciones ni de sus actos, lo que es todavía peor. Peor un loco suelto que un cuerdo atado.

Un excelente análisis del comportamiento del Sr. Montoro. Cuando se piden sacrificios no se pueden plantear desde la arrogancia y la soberbia. Es impresentable.

Si es cierto que no tenemos libertad, como dice Rajoy; lo correcto sería que dimitiese el Gobierno en bloque y se cediese la dirección del país a un equipo de tecnócratas de Bruselas. Sería lo honesto. Además, cobrarían menos.

Y dado que nuestros ministros ya no ejercen como tales, o por lo menos no con la amplitud con la que juraron el cargo, ya podrían cobrar en consonancia y recortarse sus retribuciones. No es lo mismo decidir que ejecutar lo decidido. Eso sí, seguro que desde Bruselas llaman para reivindicar una compensación. Ya lo hemos visto en Dívar, que pese a salir por la puerta de atrás, ha exigido una pensión compensatoria de casi nueve mil euros mensuales. Como si cogen a un ladrón in fraganti y exige una indemnización por abortar su delito, a eso me suena lo del ex presidente del TS. Y tras el paréntesis ominoso, pues eso, que si las funciones se reducen, que se reduzcan los salarios, dado que de nada serviría que les incrementaran la jornada laboral cuando se la llenan otros.

Estoy totalmente de acuerdo con el autor del artículo porque llevo tiempo diciendo que este ministro de Hacienda es un chulo con muy poco estilo y una mala baba que satura cuanto toca. Si a esto añadimos su proverbial desfachatez y su nula preparación tendremos el perfil de un mequetrefe engreído y faltón. ¿Habrá visto Rajoy en él algún mérito que a los demás se nos escapa?

Artur Mas es el presidente autonómico que más cobra, con un sueldo de 144.030,12 euros brutos anuales y que supone el doble del sueldo del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (72.634 euros después de la última quita).
Al sueldo de Mas, hay que sumar 21.605,22 euros en dietas del departamento de Presidencia y otros 25.000 por el mismo concepto pero con cargo al «Parlament», del que Artur Mas es diputado. En total, el president de La Genialitat ingresa del contribuyente 190.635,34 euros al año.

No voy a hacer mofa del gangoseo socarrón con que últimamente habla el ministro de Hacienda, ni tampoco de la melenilla ridícula que exhibe sin pudor un hombre de su edad, pero es que ha sido llegar al poder y perder los papeles. Y perderlos en toda su extensión, toda vez que Montoro, como algunos otros de sus compañeros de Consejo, se han encontrado con que sus funciones han sido recortadas al máximo. Los ministros se han convertido en meras marionetas, en simples recortadores de lo propio por cuenta ajena. Amanuenses de escritos que no son suyos, unas veces los asumen como propios y otras culpan a quienes se los redactan. No se deciden por una u otra. Prefieren jugar con las dos opciones. Prueban con una o con otra según crean más conveniente. Si aplican una medida brutal que puede acogerse a su programa tradicional, se la apropian. Si les toca subir el IVA, acuden a la razón extranjera para disculparse. No se dan cuenta de que venga de quien venga, el ciudadano sufre igual. No se dan cuenta de que la ciudadanía está más que harta de sus remisiones a la herencia recibida, que no da para tanto y que además, ya puestos, se remonta más atrás de lo que ellos aseguran. No se dan cuenta de que una cosa es la crisis monumental a que nos ha llevado la explosión de la burbuja que todos hinchamos, y otra muy distinta el aprovechamiento de una coyuntura difícil para desplegar todas aquellas medidas que habrían gustado aplicar en tiempos más felices. A todos nos gusta adelgazar cuando estamos demasiado gordos, pero nadie recurre a la amputación de miembros para engañar a la báscula. Este gobierno ha decidido cortarse la mano de la educación y el pie de la sanidad con el fin de presentar un peso impecable. Un peso impecable a costa de nuestra integridad.

Está claro que las cosas hay que decirlas claramente. Nos la hemos estado cogiendo con papel de fumar con el tema de las autonomías y ahora es tarde. BASTA YA!! Que las autonomías se sometan a no gastar mas de lo que ingresan. Y me parece que el sr. Montoro ha hecho muy bien en poner orden en tanto cachondeo. NO SE PUEDE GASTAR DONDE NO HAY. (las instituciones se resisten a entenderlo y la autonomías y ayuntamientos más...)

Ciertamente, Montoro es lo más soberbio que hay en el gobierno Rajoy. Un soberbio sin causa. Que se puede ser soberbio, aunque esté mal el decirlo y reconocerlo. Montoro es soberbio cuando debería ser humilde. Montoro es latiguero cuando debería ser comprensivo.

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es periodista. Director adjunto y columnista de EL PAÍS. Tiene a su cargo la edición de Cataluña.

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