La izquierda se esfuma y la derecha se endurece. Aquel centro idealizado e inaprensible que tantos éxitos obtuvo, ha dejado simplemente de existir. A juzgar por la marcha de la campaña presidencial en Estados Unidos, las ideas políticas pertenecen todas al mismo campo y el único proyecto que entusiasma a sus partidarios es el de una derecha cada vez más extrema, que cabalga guiada por los más radicales, el Tea Party. La convención del Partido Republicano, espejo en el que cada cuatro años se miran los conservadores de todo el mundo, se inclina cada vez más a la derecha. Mientras que los demócratas y progresistas no se sabe muy bien hacia dónde se inclinan, qué quieren, salvo aguantar la embestida y mantener el poder donde lo tienen. Veremos la semana próxima si Obama sabe electrizarles y funciona también en su convención como un espejo global.