La Cámara de Representantes, the House, conservará el color rojo que recuperó en 2010 en las elecciones de mitad de mandato que castigaron a Obama y limitaron su primer mandato presidencial. Esta victoria republicana, junto al ya presentido triunfo demócrata en la elección presidencial y quizás también el Senado, dibuja una segunda presidencia de Obama que en muchos aspectos puede repetir la primera. La primera prueba de fuego será el 1 de enero cuando entren en acción los frenos presupuestarios automáticos y a la vez regresen los impuestos a las clases medias suprimidos temporalmente por George W. Bush.
No es extraña, por tanto, la fuerza del fantasma perfectamente posible de un empate en compromisarios presidenciales, que obligaría a las cámaras a tomar la decisión. Ni tampoco los ejércitos de abogados que tienen preparados los dos grandes partidos para seguir la batalla por la validez de sus respectivos votos ya en el recuento, una vez cerradas las urnas, en una indeseada repetición del accidente tremendo que dio la presidencia a Bush sin mayoría de votos populares y gracias la interrupción de las demandas de recuento por parte de los demócratas.
Todo esto no son buenas noticias para los estadounidenses pero tampoco para los europeos y para el mundo. Conviene que la primera economía mundial esté bien gobernada. Conviene, naturalmente, que reduzca su endeudamiento. Pero también que siga haciendo políticas de estímulo. Con Romney no está garantizado, al contrario. Con un Obama todavía secuestrado por el Congreso, tampoco.
Hay 1 Comentarios
No cabe duda de que el Congreso estadounidense se sentirá tentado a imponer su realidad, pero la realidad de la voz del pueblo (la que realmente puede hacer camino, y lo hará al andar con los ojos puestos en el ideal de bondad, equidad, amor... que ella misma ha sabido ver en Obama, y que éste mismo ha puesto en evidencia como su proyecto político en su primer discurso) será y con razón mucho más tozuda.
Publicado por: Federico Sánchez alcolea | 07/11/2012 8:30:06