Lluis Bassets

Religiones en la aldea global

Por: | 23 de mayo de 2013

La diplomacia estadounidense cuenta con excelentes observadores y escritores, capaces de narrar como el mejor de los periodistas lo que está sucediendo en los países donde están destinados. Por si alguien lo dudaba, quedó demostrado por la calidad de los cables secretos del departamento de Estado o Cablegate, publicados por Wikileaks a partir de diciembre de 2011, y especialmente el más famoso de todos sobre una boda mafiosa en el Dagestán, firmado por el entonces embajador en Moscú, William Burns.

Además de demostrar dotes de reporteros y columnistas del más alto nivel, los diplomáticos de EE UU tienen que realizar con frecuencia otras labores que no se les exige a los diplomáticos de otros países, alguna de las cuales se hallan en apariencia más cerca de las funciones de las ONG y las organizaciones internacionales de derechos humanos que de la diplomacia clásica.

Una de estas actividades es el informe anual que realiza el departamento de Estado sobre la libertad religiosa en el mundo, tarea expresamente encomendada por el legislativo mediante la International Freedom of Religion Act, aprobada en 1998 y firmada por el presidente Clinton. Anualmente, el ejército de diplomáticos de Washington tiene que evaluar los niveles de libertad religiosa de los distintos países y designar los que permiten o promueven las mayores violaciones, unas tareas que luego obligan a la misma diplomacia y a los máximos responsables a presionar, negociar o incluso sancionar a los peores y más recalcitrantes alumnos de la clase.

Si atendemos a las generalidades del informe de 2012, el diagnóstico sobre la libertad religiosa en el mundo deja mucho que desear y da un toque de atención a todos, incluidos los países con más buena conciencia, como es el caso de España. La retórica y las acciones contra los musulmanes están en auge, particularmente en Europa y en Asia. El uso de legislaciones contra la blasfemia y contra la apostasía o cambio de religión siguen proliferando hasta constituir un auténtico problema en muchos países. Hay un incremento continuo y global del antisemitismo, que incluye la denegación y la apología del Holocausto, y que quiere justificarse en algunos casos en la oposición a las políticas de Israel.

Los cristianos son la diana más importante de la discriminación social, el abuso y la violencia en determinadas partes del planeta, donde también sufren los seguidores de otras religiones y del propio islam. Una de las conclusiones que se deduce de una lectura atenta del informe es que nadie sufre más los efectos violentos del islamismo radical que los propios musulmanes. Si Stalin fue el mayor asesino de comunistas de la historia lo mismo puede decirse del salafismo violento y de Al Qaeda.

El departamento de Estado designa cada año los países que merecen una especial atención porque en ellos se registran los mayores niveles de intolerancia e incluso la persecución organizada y letal de los fieles de determinadas religiones. Son ocho y dos de ellos, China y Arabia Saudí, ambos con estrechas relaciones no tan solo económicas con Estados Unidos, conservan esta infamante calificación desde que la obtuvieron con el primer informe de 1999. Un tercero, Birmania, perdió el vergonzoso título el pasado año, coincidiendo con su transición democrática, pero lo ha recuperado en el actual, con el informe de 2012, a la vista de los escasos progresos realizados en libertad religiosa y la continuada persecución de las sectas budistas no oficiales y de los seguidores del islam. Los otros cinco países de la primera división de los perseguidores son Eritrea, Irán, Corea del Norte, Sudán y Uzbekistán. Vietnam ya no está en la lista desde 2006 y consta así como uno de los éxitos de la diplomacia estadounidense.

La lectura del informe revela que su función no es solo vigilar, sino también estimular a los gobiernos a mejorar. Respecto de Birmania, el informe reconoce que “el gobierno ha aplicado reformas considerables, pero el comportamiento general no ha cambiado durante este último año”. De la China que acaba de elevar al nuevo líder, Xi Jinping, dice que “el respeto del gobierno por la libertad religiosa ha disminuido este año”.

Es difícil acotar la religión en el capítulo de los asuntos internos de los países, como si estuviéramos todavía en el mundo salido de la Paz de Westfalia (1648) con su clásico lema cuius regio, eius religio (según sea la religión del rey, así será la del reino). La convivencia entre identidades, lenguas, religiones y costumbres en la aldea global encuentra más facilidades en las bellas palabras que en las duras realidades. No vale la añeja mirada laicista, ciega a la profundidad de las creencias y a las dificultades de convivencia. Tampoco es fácil para muchos países, incluidos los europeos, aceptar sin más las lecciones impartidas por Washington. Pero no hay duda de que la mirada atenta de la diplomacia estadounidense sobre el mundo hace un buen servicio a la libertad religiosa e imprime una orientación a su política exterior de la que los europeos debiéramos aprender.

Hay 9 Comentarios

Curiosamente los EE UU se relacionan mejor con los dos país con menos libertades disfrutan sus ciudadanos, incluida la religiosa. ¿Qué nos sugiere esto? Si EE UU defiende los derechos humanos pero a la vez apoya regímenes tan dictatoriales como reaccionarios, ¿no provocaría esto también rechazo al aparente apoyo de la democratización occidental?
Por ejemple, Arabia Saudí es el país más extremo fundamentalista del mundo. Se otorga el derecho de ser un estado islámico radical con una actividad misionera para extender el radicalismo a Pakistán y a otros países. Igualmente, financia el terrorismo según palabras textuales de Noam Chomsky (Power System) pero sigue siendo el mejor bastión político del Reino Unido como de los EE UU. En realidad, parece irónico, porque tradicionalmente estos dos países han apoyado el fundamentalismo radical islámico, no el islam político, como para hacer de ello un frente para frenar al nacionalismo secular. Consistentemente han tomado posturas contra el nacionalismo de Nasser en Egipto y de Qassem en Iraq. Aunque no hayan apoyado el islam político. Quizás ahora se han visto obligados a ello en Egipto y en Túnez. Por esto se debe a encontrar al sucesor de sus afines dictadores Moubarak y Ben Ali.

Política y religión son dos prácticas incompatibles.
En los EE UU, en efecto, la práctica religiosa no tiene condicionales siempre y cuando se respete al otro. Es tan libre su manifestación como la proliferación de cualquier nueva. Bastan cincuenta firmas para concebir una nueva, que en seguida tendrá sus adeptos. Esto es la grandeza de la democracia, por ello nadie se enfrenta a otro por discordancia religiosa. Todo prohibido es codiciado. Ojala aprendiésemos esto en Europa. Si dejáramos a toda persona manifestar su creencia religiosa no habríamos incitado a la radicalidad y al fanatismo, en especial el islámico. Lamentablemente los islamistas actúan por pasión y sin raciocinio, por ello es fácil provocarlos. Donde no hay cerebro no hay religión. Escuchar a dos descerebrados aclamando “Allah o Akbar” no debe carrear la condena de una colectividad, tampoco por ello se permite culpar a la religión. De igual manera que al escuchar en las noticias a tres víctimas de violencia de género en 48 horas no se culpa a toda clase de pareja y forma de compartirse la vida.
Dicho esto creo necesario, para contestar a algunos participantes comentaristas, subrayar que mucho fanatismo es consecuencia de decepciones políticas y frustraciones sociales, sin entrar detallando sus causas. El anti judaísmo al que el señor Bassets refería como antisemitismo, existe y existió desde hace siglos, incluso siglos antes de la Inquisición del siglo XIII. Por favor no lo confundamos ni el uno ni el otro con antisionismo. Mientras que el islam existe desde hace catorce siglos y si ha habido algo similar al radicalismo que vivimos actualmente, habría sido insignificante y muy pasajero. Para entender al desatado radicalismo islámico actual volvamos a las circunstancias que motivaron la decepción de sus seguidores.

hasta cuando en nombre de lo politicamente correcto vamos a tolerar a los intolerantes? Pq en sus países No tenemos ni la mitad de la libertad que les damos en los nuestros!

deberían decir que las personas pertenecientes a esas religiones que tanto respeto y libertad exigen son las mismas que a los homosexuales como yo nos quieren meter en las cárceles y aniquilar del mapa en la mayoría de los países del mundo donde dichas religiones se practican, lo se porque vivo en un país de Africa muy homófono gracias a los líderes cristianos y musulmanes que exigen poco mas que el asesinato de gente como yo, si quieres respeto respeta, si no no te quejes, a mi me da terror que nuestro país se empiece a llenar de musulmanes o evangélicos, en mi caso es una cuestión de supervivencia, yo respeto a las religiones ellas a mi, no

mira, Europa y sus utopias...¿ cuando vamos aprender? Zapatero y su alianza de las Civilizaciones , es poco realista unirse con paises en que no ha libertad de nada. Las bonitas palabras no valen.La realiadad es que hay religiones o mejor, comunidades religiosas que están en Europa que aprovechan la libertad que hay aqui para expandir y reafirmar sus ideas en los paises de acogida.el nivel ide información y estudios dos los recién llegados es muy bajo y no hay integración que valga.Tampoco se puede aceptar que las cmonunidades que llegan sobrepasen en cantidad a los nativos, por que es una bomba de relojeria para el futuro.Y también resaltar que una minoria puede hacer muito daño a todos asi que Europa y los pueblos sean más realistas y menos ingenuos por que aqui ya hemos tenido demasiada sangre por motivos religiosos.

¿Cuánto durará la paz? Pregunta ECO, a lo cual se puede contestar que ya no existe la paz, en cuanto que; a nivel global sigue incrementándose la ruptura de la paz social, la guerra económica semi-encubierta es una realidad al igual que la victoria de la inmoralidad sobre los valores básicos del sentido común. Y la más mortífera de todas, la Guerra Espiritual donde nuestra derrota queda evidenciada en los resultados de permitir que la Sociedad Occidental haya sido contaminada, con los cuerpos de creencias sectarios, abiertamente destructivos e intolerantes. La devastación a causa de nuestra mal entendida tolerancia apenas comienza, mientras por un lado se expulsa a los radicales por el otro hacemos negocios con los que financian nuestra destrucción.

Toda esa labor esta muy bien, pero faltaría que editaran un manual al respecto que fuera de obligado cumplimiento para los ciudadanos de su propio país, gobernantes incluidos.


Escrito poco oportuno teniendo en cuenta lo que acaba de pasar en Londres. Por el momento no hay constancia de acciones violentas contra musulmanes en ningún país del Mundo Occidental, todo lo contrario son grupos islamistas y sus aliados en las elites gobernantes de los países occidentales los que generan terror con sus acciones violentas. . El ex primer ministro del Reino Unido, Winston Churchill, dijo en su momento la conocida y acertada frase “Queríais paz sin honra, y ahora no tenéis ni paz ni honra”. Como en el pasado una nueva casta de gobernantes de la UE querían la paz, y la han logrado , pero para ello, como es ya evidente, han tenido que sacrificar pilares tan importantes de la UE como la seguridad ciudadana y la estabilidad política. La cuestión ahora es: ¿Cuánto durara la paz?

Y el Gendarme se hizo Rabino...

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es periodista. Director adjunto y columnista de EL PAÍS. Tiene a su cargo la edición de Cataluña.

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