Jorge Bergoglio no cuida de sus zapatos. Son los de un cura andariego, poco atento al atildamiento de un príncipe de la Iglesia. Se vio enseguida, en el contraste de sus zapatones de papa recién elegido con los esmerados mocasines rojos de Benedicto XVI.
No es solo el diablo el que está en los detalles. El papa Francisco lleva su cartera atiborrada de papeles y circula en utilitario, el Ford Focus o el Fiat Idea de las clases medias emergentes, en vez de los Mercedes y BMW de los ejecutivos. Los pastores no tienen remilgos en mezclarse con las ovejas ni en hundir los pies en el barro.