Lluis Bassets

Bala de plata

Por: | 05 de septiembre de 2013

El presidente se lleva el protagonismo y la responsabilidad. Su nombre es el que queda asociado a los éxitos o fracasos de la superpotencia. Aunque en muchos casos, como sucedió con George W. Bush, la decisión ni siquiera le pertenece. En otros, como está sucediendo con Barack Obama, aunque él mismo tome la decisión, al final ni su carácter ni su ideología consiguen doblegar los vectores de fuerzas que más determinan la política exterior y de seguridad de un país, como son los intereses, la correlación de fuerzas, y sobre todo la geopolítica.

No es la primera vez que sucede, pero la actual crisis siria nos ofrece de nuevo la oportunidad de observar cómo las continuidades de la política exterior de la superpotencia desbordan las diferencias entre demócratas y republicanos y terminan imponiéndose por encima de los programas e incluso de las personalidades políticas. Bush llegó a la Casa Blanca como alternativa a Clinton (no iba a practicar el nation building como en los Balcanes, por ejemplo) y Obama como alternativa a Bush (no iba a hacer guerras como la de Irak), y todos al final terminan haciendo cosas muy similares.

Todo lo que ha hecho Obama hasta ahora ante los dos años largos de guerra en Siria le ha debilitado. La idea de dirigir desde atrás, que le funcionó en Libia, no ha servido para nada en este caso, en que la revuelta democrática ha virado en guerra sectaria, suníes contra chiíes. Peor fue situar la línea roja sobre el uso de las armas químicas: aplazaba momentáneamente la necesidad de comprometerse, pero significaba citar a Bachar el Asad para que las traspasara cuando más le conviniera. Una vez utilizadas las armas químicas, la falta de una respuesta inmediata y fulminante, y esos días que siguen pasando sin que el crimen reciba su castigo, refuerzan la imagen de indecisión y debilidad.

El crimen es claro y admite poca discusión. Como máximo, algunas maniobras de distracción y cortinas de humo como las que ha lanzado Putin acerca de la autoría y responsabilidad por el uso de las ramas químicas. La gravedad de la actuación criminal del régimen de El Asad en la represión de las revueltas, convertidas muy pronto en guerra civil, tiene dimensiones y características de genocidio: 100.000 muertos, dos millones de refugiados en los países vecinos, cuatro millones de desplazados en el interior.

El régimen ha cometido un acto de guerra repugnante contra la población civil, como es el uso de armas químicas en vulneración flagrante de la legislación internacional. De no mediar una reacción contundente y efectiva nada va a quedar de la responsabilidad de proteger, consagrada como principio por Naciones Unidas. A ello se suma el peligro de proliferación de armas de destrucción masiva, consecuente al almacenamiento y a la utilización impune de un arsenal de armas químicas, de la que tomarán debida nota otros regímenes del mismo cariz. Todo esto, que recoge el borrador de resolución presentado al Senado de Estados Unidos, se resume en el peligro que significa El Asad para la seguridad regional e internacional y en el daño inmenso para la comunidad internacional, Rusia incluida, que representa un precedente tan nefasto.

Ahora Obama no tiene más remedio que disparar y deberá hacerlo con la autorización del Congreso o sin ella, porque sabe que la peor de las salidas es seguir sin hacer nada. Sería como citar de nuevo al dictador sirio para que doblara de nuevo la apuesta y volviera a utilizar las armas químicas contra su propia población. Hasta que no lo haga, sigue abierto el interrogante sobre su autoridad y su fuerza. Y lo más grave es que, cuando lo haga, su autoridad y su fuerza dependerán de los efectos de la acción militar que emprenda.

Está la cuestión de la cobertura legal, insuficiente si solo la tiene del Congreso y falta la del Consejo de Seguridad, como se da ya por hecho. Pero todavía está la dificultad mayor de la eficacia de la acción que se emprenda. Este caso va más allá de la teoría del mal menor. Elegir el menor de dos males es relativamente sencillo en comparación con lo que debe hacer Obama. Su elección es entre una pasividad que le destruye —a él como presidente y a EE UU como superpotencia con credibilidad internacional— y una acción de cuyos resultados nada sabe.

Obama se ha pedido a sí mismo una fórmula mágica: una acción limitada en el tiempo y adaptada a las circunstancias, sin poner pie a tierra, que dañe a El Asad con precisión diabólica, suficiente para castigarle y debilitarle pero no tanto como para darle el poder directamente a los grupos insurgentes incontrolados, Al Qaeda entre otros; es decir, con el resultado de debilitar al régimen y a sus alianzas sin liquidarlo, e incluso obligar a todas las partes, Rusia incluida, a sentarse en la mesa de negociación. Esa fórmula es una bala de plata para matar a un monstruo y no un acto de guerra del que solo se sabe cómo empieza y nada cómo sigue y sobre todo cómo termina.

Hay 8 Comentarios

"conservará el mérito de habérsele concedido el premio de paz antes de demostrar su derecho a ello"

Esto sucede por andar regalando premios de paz por ser miembro de la Internacional Socialista, y no al mérito. ¿Quiénes son los culpables?

No hay que preocuparse: Lo más probable es que la Casa de Representantes ni vote en la propuesta de Siria. Los socialistas picapleitos no tienen los votos y por gran margen; pierden 10-90%.

" tanto EEUU como Rusia podrían garantizar su defensa, si estos la solicitan"

Siempre vamos pasando a otros la responsabilidad por nuestros planes. ¿Por que no pedimos que EUROPA sea garante de algo? Siempre vamos metiendo a Usa y después nos quejamos amargamente porque Usa actúa y escribimos libros acerca de las ocas ajenas.

Señor Lambda, a parte de la verdad que reflejan sus palabras, le recuerdo que Ginebra II está sobre la mesa, pero EE UU, Francia y Bretaña lo están obstaculizando, simplemente porque el régimen ha recuperado fuerza y presencia sobre el terreno y esto no interesa a la hora de negociación porque debilita a la, de por sí flaqueada, oposición.
Castigar al régimen sirio no se detendrá con darle una bofetada o una patada, las represalia no las podrá controlar ni los EE UU ni Israel, será la conflagración mundial del siglo. Muchos advierten de tomar las decisiones militares antes de agotar las políticas. Y si a occidente le preocupa el costo económico de ese castigo, que por cierto Arabia Saudi insinuó estar dispuesta a pagar la factura como lo hizo contra Irak, a muchos de nosotros no carga la conciencia el número de víctimas civiles que caerán como efectos colaterales, como saldrán a defenderse los geniales oficiales al mando


En estas líneas no pretendo defender al régimen de Al Asad pero sí subrayar la doble vara con que occidente y los EE UU en particular miden los temas de la región del mundo árabe.
Los últimos presidentes de los EE UU han sido guiados por la agenda plantada por la AIPAC que ordena las prioridades de los objetivos e intereses de la administración. Es tan obvia la conclusión de que estos objetivos coinciden muchos con los israelíes. Las intervenciones militares estadounidenses desde la invasión de Irak en 1991 son guerras israelíes utilizando la fuerza armada norteamericana. Así que al final todos los presidentes tendrán que conferir al que lo controla todo.

Al marcar la línea roja por Obama sobre el uso de las armas químicas, supuestamente, por el régimen de Al Asad, le salió el disparo por la culata. Puede que haya sido engañado o resentido por el sentimiento de haber fracasado en el escenario sirio durante los dos años y frente a la postura ruso-china que apoyan sin disimulos al régimen, todo ello hizo hervir su sangre africana, de por sí caliente, para hacer algo “histórica” que quede reflejado en los anales de su nación.
EE UU es el país que menos puede predicarnos de moral y derechos humanos, siendo quien haya cometido los crímenes de guerra contra Vietnam, Afganistán Yemen Irak, utilizando su arsenal de bombas atómicas, NAPALM, fósforo blanco y de racimo sin haberlo juzgado hasta el momento. Además ha defendido a su gran aliado en la región con más en más de 24 vetos en el Consejo de Seguridad cuando este pretendió condenar las violaciones de toda norma internacional por Israel. además EE UU ha suministrado todo el arsenal de armas prohibidas por la comunidad internacional para usarla contra la población civil palestina en Gaza en más de una vez. La proliferación de armas de destrucción masiva es justificada mientras Israel posea el mayor arsenal de esta arma y nadie cuestiona el tema.
Que sepamos el régimen de Al Asad no atacó a países vecinos, todo lo contrario, ha sido objeto de ataques israelíes en más de una ocasión, y que nunca ha respondido a las flagrantes violaciones de soberanía por la aviación israelí.
¿De verdad, señor Bassets nos quiere convencer que Obama debe que intervenir para no tragar su orgullo, sin importarle el número de víctimas inocentes que puedan caer o el daño de la infraestructura de una nación como la siria? O ¿quizás a usted no le importe, siendo de sangre árabe o musulmana y en terreno ajeno al suyo?
No incurra usted igual que los defensores del ataque bélico en vendernos la guerra como para salvar al personaje de la Casa Blanca. EE UU no cambiará si Obama no cosecha algo positivo para la reputación, yo diría mejor quedará si se abstenga de recurrir a las armas y, por consiguiente, conservará el mérito de habérsele concedido el premio de paz antes de demostrar su derecho a ello.

La utilización de armas químicas es un crimen imperdonable, pero....Decidirse a matar a unos Sirios para castigarlos por haber matado a otros sirios que también les están matando a ellos y que no se sabe muy bien si al final serían mejores o peores que los sirios que se van a matar y eso esperando que los sirios que se van a matar sean los mismos y no otros que aquellos que se quieren matar por haber matado y además sin que se arme la de dios es cristo y no nos vaya a salir el tiro por la culata y total ¿cuántos misiles? ¿300 en dos o tres días? ¿Para qué? ¿Por el que dirán? Si al menos estuviera seguro de que moría Al Asad o de que se adelantaría el fin de la guerra, esperando que cuando acabe ganen los nuestros y no sean peores que los nuestros. Mal asunto.

Nuevo Testamento (apócrifo): Y dijo Dios a los corintios: mataos los unos a los otros, pero sin gas, que contamina.

Es sonrojante que no se les dé una oportunidad a los inspectores de la ONU para terminar su trabajo. Porque, honestamente, si hemos sido capaces de esperar dos años sin actuar, ¿cómo es que ahora no se puede esperar a ese informe? Something smells fishy here...
En realidad, esto no hace mas que confirmar la dicotomía entre el lenguaje oficial de los poderes, y los verdaderos intereses fácticos ( o geopolíticos).
De todos modos, si realmente se demuestra sin lugar a dudas, de forma pública y transparente, que fue El Asad, creo que lo ideal sería forzar una intervención de los cascos azules. Las tropas las podrían poner los países de la Liga Árabe, y ésta podría crear una mesa de negociaciones, a la que podtian asistir todos los actores dentro del conflicto, incluyendo representantes de Irán, Turquía, Jordania e Irak, además de la etnia kurda y el Libano ( esto podria significar también la presencia de Hezbollah). Israel podría tener un representante como pais observador. Esto lo digo, porque en el ME, ni EEUU ni Israel podrían suscitar consensos. En el caso de la posibilidad de agresiones contra los cascos azules, tanto EEUU como Rusia podrían garantizar su defensa, si estos la solicitan. Pero lo ideal seria que tanto el régimen como los rebeldes respetasen un alto el fuego, y aceptasen acatar el resultado de la mesa de negociaciones, en la que sus representantes tendrían voz y voto. Por otro lado, se han de asegurar los corredores humanitarios.
Yo no veo otra salida que sea capaz de asegurar que se escuchan los intereses de todos los participantes en el conflicto (de forma indirecta o directa).

El discurso comienza coherente cuando analiza del pasado de los presidentes de EEUU, "todos terminan haciendo lo mismo". A pesar de esta declaración el análisis de la situación actual, a día de hoy, el presidente Obama sale ileso, e incluso muy por encima en comparación con sus antecesores. El autor culpa a el Asad sin aportar ninguna prueba, ni siquiera necesita esperar al análisis de los expertos de la ONU. Los argumentos de Putin "una cortina de humo". etc, etc. Parece que la puesta en escena de Obama es hoy más convincente de lo que fuera la de otros presidente en el pasado; ayer no, pero hoy sí. Hoy hay pruebas contundentes, hoy sí, para inculpar a el Asad. En fin, todo sigue igual. Esta guerra fue preparada con mucho tiempo. Aprovechando la primavera árabe se decidió derrocar a el Asad. Es muy poco profesional explicarlo todo con la lucha entre chiitas y sunitas, demuestra poco interés por la verdad. Los rebeldes están compuestos, hay muchas pruebas de ello, de mercenarios extranjeros que son armados y financiados por el príncipe Bandar de Arabia Saudita. La línea raja fue puesta para ser sobrepasada. El Asad ha mostrado más inteligencia que sus enemigos, no cometería una estupidez semejante. Todo esta atado. Las hostilidades, el intento de hacer legal la agresión a través de la CSNO, y ante la negativa de Rusia y China, la línea roja de Obama, Es tan evidente que sonroja. Pero no está todo perdido para los sirios, aún tienen una posibilidad. La ONU puede impedir la agresión ya que no la aceptó en su día, los miembros de este organismo deberían estar impedidos para actuar por su cuenta. Aun hay esperanza para la paz.

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es periodista. Director adjunto y columnista de EL PAÍS. Tiene a su cargo la edición de Cataluña.

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