Lluis Bassets

Espejos para 2014

Por: | 03 de febrero de 2014

Cada tiempo busca y a veces encuentra sus propios espejos históricos con el auxilio de la magia irracional de las cifras redondas. Hace 1.200 años murió Carlomagno. Hace 300 el duque de Berwick cercó y venció a la Barcelona que se resistía militarmente al nuevo rey Felipe de Borbón. Doscientos han pasado desde que el biznieto del anterior, Fernando VII, revocara la Constitución de Cádiz, la primera en adoptar el principio de la soberanía nacional en España. Solo cien, desde que empezó la Gran Guerra Europea, bautizada posteriormente como Primera Guerra Mundial. El mismo período de tiempo, un siglo, ha transcurrido también desde que Cataluña obtuvo el reconocimiento de su personalidad y de su unidad territorial, justo dos siglos después de perderlas, mediante una institución como la Mancomunidad, que agrupó a las cuatro diputaciones provinciales y sentó las bases de la Cataluña autogobernada en distintos períodos del siglo XX y XXI.

La fecha de 1914 es también la que marca el inicio del siglo XX corto, tal como lo caracterizó Eric Hobsbawn, que abarca hasta 1991, cuando colapsa la Unión Soviética, e incluye tres guerras mundiales, dos terribles y calientes y una tercera fría y heladora para la mitad de Europa, paralizada y sometida entre los brazos del oso soviético. Tras un siglo XIX plenamente europeo, el XX es todavía una época de dominio occidental, en la que Europa cede el testigo a Estados Unidos y el eje geopolítico y económico del planeta se traslada desde el centro del continente europeo hacia el mundo atlántico.

No sabemos cómo serán las hegemonías del siglo XXI, pero ya somos testigos de una desoccidentalización acelerada y del desplazamiento del pivote mundial del Atlántico al Pacífico. Los europeos echamos la vista atrás en busca de espejos del pasado, entre otras la fecha trágica que marca el inicio en propiedad de nuestro siglo XX, sin tener en cuenta algunas reflexiones tan elementales como claras de muchos intelectuales asiáticos de nuestros días. Asia no existe, es un invento occidental. Europa, una pequeña península en el extremo occidental del enorme continente euroasiático. China, finalmente, representa la tercera parte de la humanidad que recupera la fuerza de su tamaño y de su peso tras casi dos siglos de eclipse. Estas frases las escuché hace apenas dos semanas en Barcelona en el seminario anual sobre paz y seguridad en el siglo XXI, que desde hace doce años organiza en Barcelona el CIDOB, nuestro brillante y primer think tank, y que estuvo dedicado en esta ocasión a Asia oriental.

Los espejos europeos, y en concreto el de 1914, tan eficaces para explicar las cosas de occidente, no lo son tanto para las de oriente. Para esos asiáticos que solo existen a ojos occidentales, vale el siglo XX largo. Empezó en 1905, en la batalla naval del estrecho de Tsushima entre rusos y japoneses, cuando "por primera vez desde la Edad Media, un país no europeo venció a un poder europeo en una guerra mayor", según asegura el ensayista indio Pankaj Mishra en su libro 'From the Ruins of Empire. The Revolt againts the West and the remaking of Asia'. La culminación del siglo XX asiático también deberíamos situarla bastante más acá, tras la disolución de la URSS, quizás en el 11-S en que cayeron las torres gemelas, de nuevo en un ataque antioccidental de enorme trascendencia y envergadura; la guerra global contra el terror de Bush; la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca, el primer presidente negro, más acorde con el perfil mestizo de los países emergentes y del mundo global; o incluso la crisis del euro. En todo caso, entre 2001 y 2010.

La fecha de 1914 está inspirando a los europeos de cara a revisar el estado moral de sus sociedades y sus gobiernos respecto a los males que nos aquejaron entonces. Pero a la vista del actual paisaje geopolítico, no le falta razón al primer ministro japonés, Shinzo Abe, cuando la evoca para pensar en Asia, donde crece el gasto militar, hay una zona de creciente fricción bien definida en el Mar de la China, no hay instituciones multilaterales y también proliferan los políticos sonámbulos que tuvimos los europeos hace 100 años y que Cristopher Clark ha convertido en el motivo de su libro del mismo nombre ('The Sleepwalkers. How Europe went to War in 1914').

Shinzo Abe no ve el peligro del sonambulismo en Europa sino en su vecindario. No quiere que Asia empiece su siglo como Europa terminó el suyo, el XIX, hace cien años. Respecto a la fecha catalana, ese 1714 tan inspirador, basta con recordar que hace tres siglos entre China e India concentraban más de la mitad del PIB mundial, prueba de que no son países que emergen sino que recuperan el peso que corresponde a su tamaño.

Las celebraciones suelen ser engañosas. Puede darse el caso de que creamos que estamos conmemorando nuestra grandeza y nos encontremos en cambio que solo estamos subrayando nuestra insignificancia.

Hay 7 Comentarios

Todo fluye, todo cambia, nada permanece, como dijo Heráclito, el más "oriental" de los griegos, de los primeros filosofos "occidentales" . Frente al oriente asiático disciplinadísimo, práctico e industrioso, Europa dividida y aburguesada no parece poder aspirar en este siglo a mucho más que a sobrevivir y hacer sobrevivir sus ideales. No sería poco.

Lo peor de todo es sentir nostalgia de lo que nunca fue. Desde un punto de vista psicológico no es raro que las personas idealicen una parte de su propio pasado y anhelen desesperadamente volver a aquella adolescencia o aquella niñez que se les antoja lo mejor que les ha pasado. Gente inmadura en mi opinión. Seguro que ustedes conocen a muchos ejemplos. Esa clase de gente -los soñadores del pasado-, y he conocido a bastantes, generalmente eran durante esa adolescencia idílica unos verdaderos pringados que a duras penas tuvieron un par de momentos felices justo antes de convertirse en eso que los americanos llaman perdedores. Se me ocurre una cosa ¿Existen naciones inmaduras desde un punto de vista colectivo? ¿Conmemorar una derrota es acaso una muestra de inmadurez? ¿Sufre Cataluña el síndrome de Peter Pan? ¿Sueñan los nacionalistas catalanes con ser el príncipe que despierte a la Cenicienta? Son tan bellos los cuentos de hadas. Tan estimulantes. Lo malo es que no suelen soportar una falsación en términos Popperianos con la realidad. En fin.

Como los europeos nunca aprendemos, y todos los días nos encuentran desprevenidos, les muestro lo que nos espera por no entender el mundo fuera de nuestro útero protector sociocomunista:

"El Jefe Negociador palestino clama que los palestinos estaban en Jericó 5.500 años antes que Josué librara la batalla

Negociadores israelíes se sorprendieron el sábado, cuando durante una sesión conjunta en una conferencia de seguridad, el jefe negociador palestino citó un evento seminal en el libro bíblico de Josué para reclamar que su pueblo estaba presentes en el territorio en disputa a miles de años antes que los Judios.

El jefe negociador palestino, Saeb Erekat, que vive en Jericó, dijo: "Yo soy el hijo de Jericó. Tengo 10.000 años de antigüedad. Celebré el año pasado la fecha de nacimiento de mi ciudad ".

"Yo soy el hijo orgulloso de los natufienses y los cananeos. He estado allí desde 5500 años antes de Josué ben Nun [hijo de Nun] viniera y quemara mi ciudad natal de Jericó", dijo Erekat.

De acuerdo con el relato bíblico se describe en Josué capítulo 6 al que Erekat se refería, los israelitas guiados por Josué rodearon la ciudad, soplaran los cuernos y gritaran, haciendo que los muros de Jericó colapsaran."

Apuesto que en tres días este argumento será la posición oficial de la progresía española para la defensa histórica palestina. Nada supera a la ignorancia abyecta como arma política. Qué Japón ni que nada... Perdemos porque somos ignorantes llenos de ideas vacuas.

Ayer pudimos observar un curioso fenómeno: la verdadera política, la gran política, se desarrollaba delante de una pequeña mesa en un programa de televisión. Dos importantes dirigentes debatían sobre el futuro de España, de Cataluña, sobre la legalidad o legitimidad de importantes decisiones y otros temas de gran interés. Mientras, en Valladolid, en un escenario grandioso se había desarrollado la convención nacional del partido más poderoso hoy en el país, un espectáculo más caracterizado por la vacuidad que por la relevancia de su contenido, por las formas que por el fondo. Qué contraste, sobre todo teniendo en cuenta que quienes se han ido de Romería este fin de semana a la capital castellanoleonesa para cantar las alabanzas de su jamenei espiritual, no dudaban en presentarse como la única alternativa posible, 'nosotros o la Nada' - aseguraban -. Empiezo a pensar que esto es lo que ocurre un poco en el país, que el verdadero debate, el que hace evolucionar a la sociedad, se lo están perdiendo nuestros dirigentes porque están ensimismados en sus cuitas personales y partidarias. Gobiernan pero no se enteran de nada. Y llego a la conclusión de que con este gobierno en concreto, que debe hacer suya aquella máxima de Baroja de que no hay mejor gobierno que el que no hace nada, llego a la conclusión de que a este gobierno todo lo gubernamental le es ajeno, y que deberán ser los demás interlocutores políticos quienes hablen y lleguen a acuerdos pasando por encima del peso muerto en que se ha convertido el ejecutivo de Rajoy. En fin, hacer un poco con él lo que se hace con el niñato dueño de la pelota (bien que en este caso ni siquiera es suya), que quiere jugar según sus particulares reglas de juego, correr más que él dejándole en evidencia, y de vez en cuando, como quien no quiere la cosa, darle algún balonazo, a ver si reacciona.

Dejando de lado el apartado económico, ¿qué nos aporta Asia? El capitalismo offshore que ha prosperado tanto se ha encontrado muy a gusto en sistemas políticos tan rígidos como el de China o Singapur. Se ha amoldado a sus condiciones sin contemplaciones, mientras que en sistemas democráticos como la India, pese a crecer la clase media, las diferencias sociales aumentan al mismo ritmo. Asia en su conjunto ha acogido la industria deslocalizada en su territorio sin ambages, y por ósmosis, el "know-how". Culturalmente, la mayor influencia la recibimos de Japón (desde el entretenimiento cultural hasta la filosofia), aunque en general es superficial, dado que la influencia de los modos de vida y pensamiento occidental han penetrado con mucha mas fuerza en ellos, sobre todo en los aspectos que rigen su comportamiento económico y hábitos de consumo, así como el entretenimiento y la educación.
La diferencia es que sus nociones tradicionales todavía las consideran útiles y necesarias, y de algún modo configuran sus objetivos como sociedades. Desde el neoconfuncianismo chino ( estabilidad social de jerarquía familiar, con énfasis en educación y esfuerzo), hasta el sentido del ”giri” ( obligación, respeto) japonés, hay matices, pero generalmente se asocian con sociedades fuertemente normativizadas, donde el individuo es sólo una parte de un todo. Ni que decir que eso también tiene su lado oscuro.
Europa que en los últimos tiempos ha promovido la democracia no sólo como instrumento político, sino como marco social, se encuentra constreñida en una discusión que se renueva con fuerza cada vez que la asolan las crisis económicas: ¿ Está el capitalismo definiendo la sociedad, imponiéndole sus objetivos? "Si lo único que tienes es un martillo, todos los problemas son clavos" . Si la única forma de plantearnos los problemas es con la relación monetaria de coste\beneficio, como parece ser la tendencia, hay que preguntarse entonces qué hace la democracia con todo esto. La democracia no sirve sólo para escoger entre varios gestores cada cuatro años, debe ser una forma también de empoderar al ciudadano, hacerlo partícipe efectivo y responsable de la marcha del país, en fin, ser soberano junto con los demás partícipes. Por eso nos choca tanto ver la política económica teledirigida desde Bruselas y Berlín.
¿Qué clase de mejunje político y económico estamos creando? Difícilmente podemos calificar en este aspecto, que estemos en democracia. A la "democracia" española ( en la que hay muchos flecos y fallos flagrantes que tocará subsanar, y solo lo podrán hacerlo de verdad los españoles) , añadimos la escasa influencia sobre las decisiones de Bruselas. Descartado el ciudadano de a pie como motor de la iniciativa europea, ¿Que queda? ¿Los aparatos de los Estados Nacionales? ¿La burocracia de Bruselas?
La propia indefinición del proyecto europeo, en un principio tomada como señal de su flexibilidad, puede ser su tumba. Y no está proporcionando herramientas políticas eficaces a los supuestos ciudadanos europeos... con lo cual, ya de base, pierde apoyo.
La UE corre el riesgo de hacer crónicos sus errores de concepto y praxis, tanto políticos como económicos. Y su "ventana" temporal de gracia hace ya tiempo que pasó.

Like a ripple,
In a pond,
We're fading out,
In the dim light


Los Europeos estamos cogiendo perspectiva. Esos 500 años de rápida expansión, tanto tecnológica como cultural, se enfrentan ahora al Big Crunch. Es decir, las economías offshore crónicas (comenzando por el colonialismo impulsado por la necesidad de materias primas para nutrir la producción y consumo a gran escala) se han topado con un grave problema : el endeudamiento a gran escala basado en las monedas fiat. Es decir, economias financiarizadas que ahogan en sus contracciones a la economía real (producción y servicios). Todo este modelo económico, que nace en los 70 del siglo pasado, es una creación occidental, y que de algún modo tiene relación también con la lenta decadencia de la energía barata ( petróleo). El Big Crunch viene dado porque la solución empleada partía de un axioma no comprobado: el crecimiento infinito ( cuando precisamente sabemos que la tasa de renovación de las materias primas es limitada...).
Europa ya aprendió de su pasado guerrero (¿quizá?) pero del económico no sabe muy bien como salir: la deuda. Estamos experimentando lo mismo que vivieron los estados endeudados que recibieron las recetas del FMI durante los 80 y los 90. Algo que nos debería hacer reflexionar, pues sólo empezaron a salir del hoyo con las quitas y reestructuraciones que se hicieron bajo el Plan Brady.
En Asia ya se están percatando de los problemas que conllevará el modelo económico que tienen, y empiezan a planificar por sí mismos, algunos de ellos a 30, 50 años vista. ( la experiencia de la crisis del 98 les hace rehuir de las soluciones externas, como las que sugirió en su momento el FMI) China, por ejemplo, quiere incentivar el consumo interno.

P.D.
Japón con sus "Abenomics" se expone al mismo problema que EEUU: una deuda de crecimiento casi exponencial, es decir, muy dificil de pagar. Al fin y al cabo, las soluciones de Keynes son sólo circunstanciales. No resuelven el problema de fondo en el sistema económico. Se basan en la premisa de: "A largo plazo, todos estaremos muertos". Eso implica que no interesa crear un sistema estable, desde una perspectiva intergeneracional. Sino meramente parchearlo, y seguir adelante. Lo hemos visto ya ( ¿que fue de la proclama de Sarkozy en el 2008, de "controlar los mercados financieros"....?). El dinero por sí mismo no tiene valor (ni produce, de hecho, sólo es valioso cuando "engrasa" los intercambios de la economía ), pero el sistema insiste en su tendencia a su acumulación y concentración ( a veces, de forma totalmente injustificada y extractiva). Algo falla ahí.

Con lo interesante que me había parecido este recorrido histórico, me ha sobrado la cuña publicitaria sobre Catalunya, un puntito insignificante dentro de la insignificancia de España y, me temo, de la UE . Me ha gustado mucho eso de "políticos sonámbulos". Sin haber leído el libro, que parece muy interesante, "Sleepwalkers" suena a cualquier persona que anda mientras duerme. Es necesario dormir, y soñar, pero sino estamos bien despiertos se nos van comer vivos. El Roto, una vez más, lo borda hoy.

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es periodista. Director adjunto y columnista de EL PAÍS. Tiene a su cargo la edición de Cataluña.

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