Lluis Bassets

China sigilosa

Por: | 10 de abril de 2014

La fricción se produce en la frontera occidental, pero la futura correlación de fuerzas se juega en Asia central y la frontera oriental con China. Una de las mayores incógnitas que suscita la crisis de Crimea la ofrece la actitud de Pekín, inicialmente prudente y sigilosa, posteriormente equidistante y siempre objeto de cortejo por parte de todos, tanto de Moscú como de Washington. Vislumbrar la posición china respecto a esta nueva Rusia anexionista es crucial para orientarse respecto al mapa geopolítico que saldrá de la sorda confrontación que tiene lugar sobre el mapa de Ucrania.

Hay un móvil muy directo en la acción de Vladimir Putin, que suscita sin duda la simpatía de Xi Jinping, y es su temor a la expansión desde la vecina Ucrania del modelo de sociedad abierta, elecciones competitivas y libertades públicas que la Unión Europea sigue ofreciendo y exigiendo a quienes se le acercan, a pesar de inquietantes retrocesos como el de la Hungría de Orban. Pero también hay un ensueño imperial que funciona en dirección contraria y evoca la tensión sino-soviética de la guerra fría, cuando China era un país del Tercer Mundo que solo superaba a Rusia en población, en vez de la pujante segunda economía mundial que es ahora.

Y luego están los hechos: Pekín se ha abstenido en dos votaciones en Naciones Unidas, una en el Consejo de Seguridad el 15 de marzo contra la celebración del referéndum de independencia de Crimea, y otra en la Asamblea General el 27, contra la anexión de esa parte del territorio ucranio por Rusia, una forma de escenificar su equidistancia y de subrayar también el aislamiento de Moscú, que tuvo que usar el veto en solitario, aunque luego se deshizo en halagos hacia el comportamiento chino.

China cultiva con habilidad la diplomacia del silencio, pero cuenta con razones poderosas para distanciarse de Putin. Unas son internas: el derecho de autodeterminación, los referéndums y las secesiones no le convienen, sobre todo para que no cunda el ejemplo en casa. Otras son externas: Rusia ha sido un rival estratégico, con el que ha mantenido contenciosos territoriales similares al actual de Ucrania. De método: a China no le gusta el juego de la inestabilidad al que es tan propicia la autocracia rusa; considera sagradas la integridad territorial y la soberanía nacional, con las que Putin ha devuelto la pelota de Kosovo a los occidentales. De ideología: China no cree en una unión euroasiática, de momento aduanera, tal como la sueñan los filósofos neosoviéticos de extrema derecha que inspiran al Kremlin.

Y sobre todo geopolíticas: Pekín no teme a la Unión Europea como la teme Moscú, al contrario, desea que sea fuerte y actúe de contrapeso frente a Rusia y a EE UU; y, en cualquier caso, prefiere mantenerse alejada del desgaste que sufren las grandes potencias cada vez que se enredan en conflictos de su elección, como EE UU en Irak o ahora Rusia en Ucrania, pues son la oportunidad para avanzar posiciones gracias a las derrotas de los adversarios. Sin descuidar la economía: Pekín no tiene interés alguno en una nueva guerra fría, que terminaría con la etapa de enorme prosperidad que ha obtenido de la globalización.

Hay 10 Comentarios

corrección: " vamos a una bipolaridad económica e industrial entre Norteamérica y Asia Oriental como sucede con los móviles (software americano, hardware asiático)"

Como dice hoy Moises Naim, "EEUU pronto tendrá precios de gas natural que estarán por debajo del promedio mundial, lo cual dará una ventaja competitiva única a sus industrias".

En Europa, sin embargo, va a suceder lo contrario debido a la nefasta política de la Comisión Europea contra la Federación Rusa, comportándose como un mero brazo civil de la Administración norteamericana.

Rusia no es un competidor industrial de Alemania; lo son los EE.UU. y Asia Oriental, como sucede con los móviles (software americano, hardware asiático)

El acceso al mercado emergente ruso y al suministro masivo de materias primas y energía barata por Rusia, supone la principal ventaja competitiva de la industria alemana frente a sus competidores.

Entregando "Rusia" a China, vamos hacia una bipolaridad económica e industrial entre Norteamérica y Asia Oriental, con Europa relegada a la irrelevancia. La supervivencia de la industria alemana (y por ende de la de Europa) es complicada cuando los costes sociales y energéticos en EE.UU. son más bajos, y los costes sociales en Asia Oriental son muy inferiores a los europeos...aunque ese defecto por lo menos es compensado con los altos costes energéticos que sufre Asia Oriental. Rusia puede compensar dichos costes.

La economía de Alemania es muy frágil y su futuro no está garantizado.

Los Estados Unidos han tratado a Rusia como si fuera Cartago, y tras el fin de la Guerra Fría se han lanzado como aves de rapiña sin escrúpulos buscando su destrucción....pero Cartago no disponía de 4.000 cabezas nucleares.

Si los Estados Unidos intentan invadir la Federación Rusa, y dado que la potencia militar norteamericana es muy superior a la rusa, Rusia no tendrá otro remedio que utilizar su defensa nuclear.

A medio plazo, es bastante probable una guerra nuclear. Entonces veremos si el escudo antimisiles norteamericano, o su equivalente ruso, creado sobre los sistemas S-400 y S-500, son efectivos.

Si no lo son, las grandes áreas metropolitanas occidentales y rusas, serán destruidas.

La consecuencia directa será una República Popular China fortalecida, en una situación similar a la de Estados Unidos tras el fin de la II Guerra Mundial, que representará el 50% del PIB mundial.

Entonces, tras esa victoria sigilosa y sin pérddas humanas ni materiales para China, ésta podrá iniciar su expansión territorial y comercial a costa de las potencias occidentales y de Rusia.

Entonces, la victoria sigilosa de China se habría producido a coste cero para su población y presupuesto.

La política no es sigilosa, simplemente, es un arma de doble filo. A lo largo de la historia todos los imperios han sido y son iguales (inglés, francés, alemán, americano, ruso, chino, japonés, español, italiano, otomano, mongol, etc.) Todos han provocado desigualdades, saqueos, guerras, genocidios, y con mucha hipocresía ideológica,
y en ocasiones con mucho disfraz religioso, convirtiendo al mundo en una verdadera jaula controlada por caníbales.

Qué mundo convulso, y sobre todo, confuso. No sé ustedes, pero yo veo que se han perdido algunas esencias. Ya ni del comunismo te puedes fiar. Aquí no hay nadie auténtico ni por recomendación. Si acaso, el capitalismo parece que se mantiene a flote, tanto que hasta sus detractores de toda la vida son sus practicantes más salvajes, pero solo desde el lado que les conviene, que es que en todo hay dos orillas. Lo de siempre: exijo rectitud y coherencia cuando les toca a otros. Que impere la ley pero solo fuera de mi círculo, este es el principio que inspira a la mayoría. Nadie se muestra incoherente en esto. Pero, bueno, va, tira,

Y que tenemos que pensar, dice un comentarista en mi opinion desde llano, que el inmenso mercado chino hace realidad lo de Quevedo, poderoso caballero es don dinero y ante eso lo mejor es quedarse calladitos no sea que la sgilosa China se convierta en la marabunda China y ahi si se termina la guerra fria y si no empieza la caliente es por miedo mutuo o la llamada paz del terror y de nuevo se hace realidad lo que alguien ha dicho, la plitica no sabe ni de colores ni de lealtades solo de intereses. Mejor que el gigante chino siga siendo al sigilosa China
Jose Luis Espargebra Meco desde Buenos Aires

Yo personalmente no puedo estar más en desacuerdo con la visión que tiene el sr. Bassets sobre China y sus intereses nacionales. A mi me parece que si fuertes son las tensiones de Rusia con los aliados de USA en occidente, no lo son menos las de China con los aliados orientales, Taiwan, Japon, Corea del Sur y hasta curiosamente Vietnam. La actitud china en el conflicto de Crimea se puede considerar de "sigilosamente" rusófila. Muchos analistas pensaban que serviría para que se desmarcara contundentemente de Rusia y se acercara a Occidente. No se ha visto nada de eso.
No puede ser de otra forma. Si cae el actual régimen ruso y se sustituye por uno menos independiente y más pro-americano, China se verá literalmente cercada por todos los flancos por satelites de Estados Unidos. Acorralada, con las enormes reservas energéticas de Rusia cada vez menos accesibles y con Japón, Corea, Vietnam y Taiwan cada vez más embravecidos, China pese a su potencial pasará a ser vulnerable. Sería entonces , ante una China debilitada, cuando la cuestión de los derechos humanos empezará "sorprendentemente" a salir del cajón donde ahora está cuidadosamente guardada y pasará a primera linea en los medios anglosajones. Podrán resurgir con fuerza los conflictos separatistas internos (Tibet, Uigures, mongoles) y las manifestaciones pro-democráticas en las grandes ciudades...desorden, caos, y debilidad interna. Justo lo que temen sus dirigentes.
No, definitivamente en ningún caso China va a dejar que el régimen de Putin caiga. En los momentos definitivos siempre le dará "sigilosamente" y sin llamar demasiado la atención todo el apoyo que precise. Neutralizada Rusia, China sería la siguiente en la lista. Y los dirigentes chinos lo saben perfectamente.

Y que hacemos de todas las demostraciones de fuerza de la armada y fuerza aérea del Ejército Popular de Liberación en el Mar de China?
Y que tenemos que pensar del Tibet o del Xinjiang?
Y que tenemos que pensar de la degradación medioambiental de China?
Y que tenemos que pensar del éxodo rural ( forzado?) de 90 millones de personas hacia las "insostenibles " urbes chinas?
Y que tenemos que pensar de la transmisión del poder prácticamente "aristocrática" en China?
Y que tenemos que pensar de la liquidación de la justicia universal en España por no "poder" inculpar a dirigentes chinos?
No hablemos de transparencia cuando surgen crisis sanitarias y brotes epidemicos. Ni de alquiler de tierras agricolas en Africa que auguran crisis de subsistencia en ese continente...
La sigilosa China da mucho que pensar.

En suma, China parece querer estabilidad para todos, paz, y después gloria. No sé si es verdad del todo, pero si lo es, ¿quién puede tener algo que objetar?

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es periodista. Director adjunto y columnista de EL PAÍS. Tiene a su cargo la edición de Cataluña.

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