La epidemia empezó en una zona rural de Guinea, se desplazó luego hacia las zonas urbanas de Liberia y Sierra Leona y de ahí ha empezado a saltar a otros continentes. Es exponencial la velocidad de expansión en países sin sistemas de salud y en un continente donde los controles en frontera son meramente virtuales: las cifras oficiales contabilizan 3.800 fallecidos de un total de 8.000 enfermos reconocidos, pero los casos de contagio y muerte no localizados permiten multiplicar por cuatro las cifras.
El ébola es una avería sanitaria global con orígenes locales, nada distinta de las otras averías económicas, medioambientales, de derechos humanos o de seguridad de nuestro mundo globalizado. Vivimos en aquella aldea global que Marshall McLuhan ya supo ver en fecha tan temprana como 1962. El problema que tiene nuestro pequeño mundo es que todavía no está organizado ni gobernado en su conjunto, sino que siguen mandando los viejos Estados nación, allí donde existen, retranqueados en sus fronteras y sus soberanías nacionales; mientras que, en las zonas más pobres del planeta, estos mismos Estados son más entelequias que realidades con capacidad de garantizar la vida y la seguridad de los ciudadanos.
En la aldea global, el miedo es el virus más peligroso. Se expande todavía más rápidamente y tiene efectos desastrosos sobre la economía e incluso el orden social. De ahí que muchas medidas tengan sentido más como sistemas para dar seguridad a la gente que por su efectividad. Pero estas reacciones locales no deberían llamar a engaño, pues todos sabemos que al terrorismo como al ébola se le combate con esfuerzos e inversiones allí donde nacen.
Nada de lo que sucede en el más remoto punto del planeta es ajeno a quienes vivimos en las urbes del mundo más desarrollado. Todo termina afectándonos. Lo sabemos, pero nos enfrentamos a estas crisis de forma reactiva, siempre viéndolas venir. El virus se extiende a toda velocidad, pero la respuesta es lenta y en algunos casos, como en el caso español, de una torpeza política exasperante.
“Debemos eliminar el virus, pero antes tenemos que eliminar las excusas”, ha dicho el coordinador de la Organización Mundial de la Salud para el ébola, Bruce Aylward. Está visto que en el déficit de gobernanza de la globalidad hay que contabilizar también la ineptitud y el cinismo de los políticos locales, incapaces de responsabilizarse de nada que pueda afectarles en las elecciones.
Hay 15 Comentarios
¡Ya podían haber ingresado a los enfermos del ébola en las cuevas de Altamira, que creo que habría sido más seguro! Es este un país de contrastes. Un país en el que conviven, quizá más de lo recomendable, la chapuza, en lo esencial, con la excelencia, en lo meramente material. Que no quiero decir con ello que se prescinda de los controles necesarios para salvaguardar maravillas como las que esconde la sala Polícromos de la caverna cántabra. Pero se echa de menos que tales rigores no se extiendan a ciertas áreas de vital importancia para nuestra sociedad. Lo vemos con la crisis del ébola y su primer contagio en España. Tan pronto ocurre la desgracia, quedan al aire las vergüenzas administrativas: arcaica preparación, medios antediluvianos, medios antediluvianos. Carencias puestas en evidencia por doquier en las salas del hospital Carlos III: trajes de ínfima categoría, cámaras que no ruedan, llamadas de socorro al vacío. De película de terror. Sinceramente, cualquier cría de cigüeña negra o lince ibérico, por no hablar de los bisontes pintados, habrían contado con más protección que Teresa Romero, la auxiliar sanitaria infectada por ébola. Eso sí, seguro que los despachos de la todavía ministra Mato y el, todavía más sospechosamente en su cargo, consejero Javier Fernández, cuentan con los más sofisticados y caros complementos, por prescindibles que sean. Lo dicho, algo ya habitual en esta piel de toro en donde lo rupestre se pavonea en la calle, pero se viste de Prada tan pronto pisa las alfombras rojas del poder. Y no es demagogia, es una realidad tan contrastable como la vida misma.
Publicado por: Gonzalo de Miguel (y 2) | 13/10/2014 23:37:41
Ni la primera potencia económica y sanitaria del planeta, los EEUU, está a salvo de errores circunstanciales cometidos involuntariamente por personas concretas. Tal como la enfermera española se infectara por algún descuido propio en el protocolo de aislamiento y prevención, que no fuera advertido ni por ella ni por quienes supervisaran su labor, en Dallas, un trabajador sanitario que tratara al ciudadano liberiano muerto por ébola en suelo americano ha dado positivo en los tests para la detección del virus.
http://www.nytimes.com/2014/10/13/us/texas-health-worker-tests-positive-for-ebola.html?hp&action=click&pgtype=Homepage&version=LedeSum&module=first-column-region®ion=top-news&WT.nav=top-news&_r=0
Como bien ha dicho la comisión médica europea que en estos días ha revisado el tratamiento y los protocolos seguidos en nuestro país, ni aun con un diseño correcto -como el que realizaran las autoridades españolas- de la gestión de la crisis sanitaria es posible eliminar toda posibilidad de fallo humano. La ministra no puede hacer guardia ante la puerta para supervisar cada movimiento de los trabajadores; ha de delegar en las personas competentes capaces de diseñar y mantener los criterios apropiados para cada circunstancia. Que estos criterios estaban ajustados a la situación queda demostrado por el hecho de que otros médicos y personal auxiliar intervinieron en el tratamiento a los misioneros repatriados sin que ningún otro trabajador haya presentado síntoma alguno.
En este ámbito europeo en que la información suele ser tratada con sesgo interesado por unos e interpretada con escaso criterio por otros, predomina la tendencia a la irracionalidad de los extremos: la indiferencia cuando los hechos resultan aparentemente ajenos en su distancia, aun cuando resulten de una gravedad extrema, y el pánico en cuanto se aproximan a la puerta de nuestra rica sociedad como un peligro potencial todavía en su mínimo nivel. Del mismo modo, la reacción política pocas veces se compromete con una respuesta equilibrada. Es una lástima, pero lo cierto es que la demagogia con que se suelen tratar estos asuntos demuestra que, siendo global, la realidad se hace aldeana en cuanto alcanza la visión alicorta de los grupos humanos encerrados en sí mismos.
Publicado por: Witness | 12/10/2014 14:09:04
"La anécdota como categoría"
Cuántas veces nos soliviantamos por lo liviano, más que por lo realmente gravoso. Nos hemos enterado hace poco de que Blesa y sus huestes bancarias han dilapidado casi dieciséis millones de euros a cuenta de unas tarjetas opacas y nos hemos puesto todos como un 'obelisco', que diría Gila. No recuerdo una movilización semejante, ni mediática ni política, cuando se revelaron los sueldos de escándalo de estos ejecutivos, recordemos que de una entidad bancaria rescatada con dinero público. Nos pirramos por las migajas y despreciamos la gran tajada, o como dicen los ingleses, nos quedamos con el chelín en lugar de con la libra. Lo mismo pasa con el caso de Teresa Romero, la sanitaria infectada por ébola. La sociedad está muy indignada con la gestión desastrosa de la ministra de Sanidad y su mini-yo, el supuesto consejero de salud de la comunidad de Madrid. No recuerdo tanto revuelo cuando se adoptó la temeraria decisión de traer a España a dos enfermos de un mal incurable. Por no hablar de lo poco que nos importó que Mato y Rodríguez fueran nombrados para sus cargos. ¿Acaso no existían evidencias de sus carencias para asumir tales responsabilidades? Ese parece nuestro sino: ver subir meteóricamente a quien no lo merece y no verles caer con la misma celeridad cuando corresponde. Pero que la anécdota no nos impida ver la categoría. Y la categoría es amplificar la repercusión de la primera, olvidando, u obviando, la razón de la que trae causa. Que de aquellas Matos vienen estas Romeros. Que las segundas son víctimas de las primeras y no al revés, como parece nos intentan hacer creer.
Publicado por: Gonzalo de Miguel | 12/10/2014 0:42:25
Lo de la "aldea global" no parece un justo argumento que explique el ébola que aún sepamos no se ha convertido en una pandemia mundial. La globalización puede favorecer la propagación de los virus tanto como impedirla gracias, precisamente a que la información se transmite con rapidez, los protocolos, los remedios y los medios materiales y humanos, amén del saber científico. Precisamente la rápida propagación del ébola en África se explica por la incidencia del virus en tribus y clanes con una enculturación ancestral, basada en mitos y leyendas. Para combatir eficazmente el ábola hay que llegar a estos grupos y clanes africanos y explicarles de forma que puedan entender, como y porqué están muriendo las personas de su tribu, además de iniciarlos en la observancia de los medios de protección y manipulación de los enfermos y cadáveres. Hasta que esto no se consiga la propagación no parará o bien todos estos grupos serán exterminados por el virus en lo que para ellos si será una pandemia local.
Históricamente ha habido muchas pandemias que han diezmado a la humanidad, varios tipos de peste en varias épocas, el tifus, el cólera, la gripe española, la asiática, la rusa, la de Hong Kong, la viruela o la malaria son ejemplo de verdaderas pandemias que han terminado con millones de personas en el mundo. De momento el ébola, el chikungunya, el dengue, y otros no han llegado a la categoría de pandemia.
Publicado por: orin | 11/10/2014 23:47:10
Vivimos en un mundo globalizado, España recibe cada año millones de turistas de todo el mundo. Existen enfermedades contagiosa que actualmente no tienen cura, deberiamos:1º.-) Tener unas instalaciones de investigacion-hospitalaria (un complejo de investigacion de enfermedades contagiosas) en un lugar alejado de poblaciones. No es normal atender a personas contagiadas de enfermedades para las que no existe cura y ademas de gran contangio en un hospital en el centro de una gran metropoli (Madrid). 2º.-)Se deberia de crear una unidad militar de enfermedades contagiosas (militares y civiles), con intervencion en todo el territorio nacional;esta unidad debe estar constituida por profesionales de gran preparacion. A estas personas contagiadas solo deben de atenderle profesionales de gran experiencia y no enfermeras de un hospital,3º.-) con equipos ultramodernos, no con equipamento anticuado segun informaciones. En fin accidentes ,fallos siempre se puede suceder pero personas profesionalizadas cometen menos errores. Se trata de ponerse en manos de la ciencias y no en manos de la providencia.
Publicado por: scarmonan | 11/10/2014 21:19:06
Pero a final de cuentas os digo que sera los EEUU quien mate el Ebola y salve al resto de la humanidad. Los males del mundo no se dan por casualidad sino que se dan para que avance el progreso, la ciencia y evolucione el control de masas humanas y que con ello solo se beneficia el benefactor=EEUU/y satelites en este caso que es el que mas tiene a su favor en africa con sus 700 clinicas de emergencia a lo largo de iberia y sierra leona, ademas de cientos de personal expertos bajo el "payroll" norteamericano. El asunto de la cadena alimenticia inevitablemente es vertical porque si bien existe en el reino animal de Charles D. que no se ponga en duda entonces que aqui hay vegetarianos y comedores de carne siendo este ultimo quien se lleva la mejor tajada sangrosa y viva dos veces mas el tiempo de un herbivoro situandolo en el primer eslabon alimenticio. Que no os quepe en duda que el "realignment" mundial del Nuevor Orden Mundial del que padecemos ISIS, Estados Fallidos, China acaparando todo lo que puede como hormiguitas, Putin por otra sigue devorando, el negro de la CB sigue agitando el gallinero y el Ebola, enfermedad de los pobres que alguien derramo a gusto despues de un coito barato con una puta infestada; asi, el frasco ebola se ha destapado para que se esparza a doquier y todos paguen la factura de lo que significa ser humano, pobre, miserable brutalizado por el dolor del resentimiento social que durante siglos el hombre viene padeciendo. En esto, por supuesto que los monstruos farmaceuticos salen ganando con creces, donde una elite de senores que dominan el planeta con sus MD/MBS y PhD van. de la mano con los politicos de ahora. La Tercera Guerra debeis saberos que ya esta aqui, solo que al pueblo se les mantiene opacada la vista con el "reality show", la barbacoa y su compromiso social de trabajar y trabajar para superarse, pero todo sabemos que eso no es verdad, nunca ha sido verdad he ahi el nudo de la batalla y conflicto de hoy: o bien sois parte de la revolucion que va a viento de popa o bien os quedais como vasallo del imperio recibiendo mendrugos de los que dominan al resto.
Publicado por: John Doe | 11/10/2014 20:29:18
Hay Estado en España? con esta clase politica que no se le ocurre mejor cosa que decir que al que sea pillado usando tarjetas bancarias a cargo del ciudadano se le levantara la tarjeta roja, que podemos esperar. Es decir, se puede hacer el tonto, pero no que nos pillen. Lo de siempre. Lo del ebola es lo de menos. La podredumbre esta aqui desde hace tiempo.
Publicado por: ramon | 11/10/2014 20:15:22
No hay que eliminar las excusas sino las cuasas estan son el atraso y la pobreza de Africa y sobre ella algua o mucha responsabilidad tenemos los europeos y los occidentales en general, hemos explotado sus recursos les hemos dado nuestra forma de organizacion social y politica sis tener seguridad que sus estructuras estaban preparadas para ello.Como en la aldea tradicional, en la aldea global todos se enteran de lo que pasa y acuden en la medida de sus posibilidades a ayudar, es lo que recuerdo de mi niñez en una aldea de España
Jose Luis Espargebra Meco un español desde Buenos Aires
Publicado por: jose luis espargebra meco | 11/10/2014 17:49:11
Para defenderse de las acusaciones de ineficacia y las peticiones de dimisión realizadas a Ana Mato, Rajoy exclamó: “¡Dejen trabajar a los expertos!”, como si esta crisis hubiera dependido en algún momento de los expertos. Como no ha sido así, como nunca ha dependido de los expertos, sino sólo de los malos políticos, esta crisis es claramente política. Y es, además, una metáfora perfecta de lo que ocurre.
El Partido Popular utilizó a dos religiosos enfermos de ébola para demostrar eficacia, capacidad de reacción, poderío; algo así como cuando Aznar puso los pies encima de una mesa y nos metió en una guerra. El traslado de los sacerdotes fue la manera de Rajoy para poner a España en todas las portadas. Quiso mostrar que su gobierno era capaz de fletar un avión medicalizado, de enviar en él a unas personas vestidas de astronautas, de empujar a los enfermos en unas camillas encapsuladas, etc. Es decir, quiso mostrar al mundo que somos un país moderno y desarrollado, con un gobierno fuerte al mando. Yo pensaba entonces que a los sacerdotes enfermos había que repatriarlos porque pienso que un gobierno decente no debe abandonar a ninguno de sus conciudadanos en una circunstancia adversa: ni a los misioneros en África, ni a los enfermos de cáncer que pierden su empleo, ni a las personas dependientes, ni a los extranjeros que viven entre nosotros, ni a los parados, ni a nadie. La verdad es que me equivocaba: un gobierno que abandona a todo el mundo a su suerte no puede ocuparse eficazmente de una enfermedad contagiosa, más allá de la pura cuestión de la propaganda, la única que les importa.
Lo cierto que es que estas repatriaciones han traído la enfermedad y el riesgo de contagio, pero no porque se haya producido una mala gestión o un error, sino porque la verdad es que en el interior de aquel avión, de aquellos trajes, de aquella camilla encapsulada… no hay nada. No hay expertos, ni inteligencia, ni preocupación por la salud de nadie, ni hay hospitales preparados, ni protocolos, ni hay medios. Los trajes quedan cortos, las mascarillas tienen agujeros y no se le ha enseñado a nadie cómo actuar. Todo es puro attrezzo. Como los hospitales inaugurados en periodo electoral por Esperanza Aguirre, paredes relucientes e interiores vacíos, cuando no atestados de enfermos sin derecho a cama.
El ébola ha servido para mostrar el mundo y a nosotros y nosotras mismas que este país está infectado, sí, de ineficacia, injusticia, pobreza y ruindad moral, que es lo que han implantado los que gobiernan. Porque la verdad es que nos gobiernan, como leí el otro día en una red social, unos pijos. Los pijos no se caracterizan sólo por un hablar afectado, sino fundamentalmente por ser personas que provienen de una clase social privilegiada que no han desarrollado ningún sentimiento de empatía hacia sus semejantes. Son personas egoístas, insolidarias y además, por lo general, imbéciles e incapaces de darse cuenta de sus propias limitaciones; por el contrario, suelen ser personas pagadas de sí mismas y con un alto sentido (erróneo) de su propia valía. En España estos especímenes se dan profusamente en el Partido Popular y en el mundo empresarial como herederos que somos de una guerra que se hizo para defender los privilegios de unos pocos; y no de una historia democrática que, por lo menos, hubiera instaurado una educación pública decente con capacidad para ofrecer oportunidades a todas las personas. Aquí no hemos tenido de eso.
Si lo del ébola se les ha ido de las manos es porque han desmantelado la sanidad pública y han convertido los hospitales en lugares atestados que no tienen medios materiales ni humanos. Lo del ébola no podía ir mejor de lo que ha ido (y esperemos que no vaya a peor) porque los gestores de la sanidad pública, desde la ministra hasta el Consejero de Sanidad, son personas demostradamente incapaces además de insensibles, crueles, mentirosos y, además, prepotentes. Pero, sobre todo, porque tienen la misión de desmantelar, privatizar, reducir los recursos, abrir vías de negocio para sus amigos. Ahora, como en otras tragedias debidas a la desidia pública y a los recortes, desde el Yak 42, el metro de Valencia o el accidente del Alvia, toda la culpa será de la enfermera a la que ya están insultando y a la que es posible que estén incluso presionando. Como los niños pijos, nuestros gobernantes no asumen nunca ningún tipo de responsabilidad por sus actos porque ni siquiera conocen la vergüenza o el pudor que suele anidar en la mayoría de la gente decente. Como los pijos que son, nuestros gobernantes no sienten la más mínima empatía por nadie que no sean ellos mismos. Es la ideología y la práctica del “que se jodan”.
La gente corriente se pasa años en listas de espera interminables para operaciones y/o tratamientos cuya ausencia puede que no sea mortal, pero que puede ser dolorosa o incapacitante. Las personas dependientes no tienen ninguna ayuda, la gente se hacina en los pasillos, la suciedad es una constante, la comida es una mierda y mucha gente, esa misma gente que ahora pretendía gestionar el ébola, se ha hecho o se va a hacer rica gracias a todo esto. Nuestra responsabilidad como ciudadanos y ciudadanas es hacer todo lo humanamente posible para librarnos de estos gobernantes.
Beatriz Gimeno
Escritora y activista
Publicado por: Einbeck | 11/10/2014 17:23:55
Ya lo decía El Roto, nos olvidamos de África pero África no se olvida de nosotros. Ni las farmacéuticas tampoco.
Publicado por: Ciro3 | 11/10/2014 16:30:00
Tan poca dignidad hay que acabaremos metiéndonos en politica, aunque solo sea en defensa propia, como decía Hunter S. Thompson.
Publicado por: Ciro2 | 11/10/2014 16:28:09
Enlazando con la última frase, encaja aquí aquella afirmacion de George Orwell, extractada de su recién editado 'Escritor en guerra': "Todo el mundo es deshonesto y se muestra implacable con quienes quedan fuera del rango de sus propios intereses. Lo más sorprendente es el modo en que la compasión puede abrirse y cerrarse como un grifo según las necesidades políticas". Qué bien encajan algunas citas. Asi, puede decirse que esta última afirmación le sienta como un guante a ese impresentable que ejerce como consejero de Sanidad en Madrid, y que seguro que no dimitirá. La dimisión es un ejercicio de dignidad, por eso se impone el cese, un ejercicio de dignidad del que lo nombró. Pero me parece que el grifo de la dignidad en política ni gotea.
Publicado por: Ciro | 11/10/2014 16:25:07
Al final va a resultar que el Ebola no es mas que otra patraña de toda la misma escoria que gobierna el mundo, otra farsa para meternos mas miedo y angustia en el cuerpo, para poder tenernos distraídos, mientras ellos siguen haciendo sus guerras ilegales, invadiendo países con la excusa del terrorismo e inventándose crisis inexistentes para poder financiar dichas guerras a costa del dinero de todos los ciudadanos. todo es una absurda mentira como lo fue la tan mencionada pandemia de la gripe porcina y aviar, en las que también alarmaron a todo el mundo y se gastaron o mas bien se embolsaron millones de Euros en supuestas vacunas que nunca existieron o que nunca sirvieron para nada. El único ebola existente va a resultar que son solo todo el atajo de políticos mal nacidos que gobiernan este planeta.
Publicado por: Einbeck | 11/10/2014 15:43:20
"El grado de civilización de una sociedad se muestra en el trato que dispensa a los animales, sean comestibles o no."
"Es protegiendolos que el hombre se diferencia de las bestias. Hasta aquí ha llegado nuestra cultura: saberte simplemente tu condición animal te ha ce persona, creerte únicamente un hombre te convierte en bestia."
Jordi Graupera, filòsof.
Publicado por: maresmenc9 | 11/10/2014 14:29:28
Uno de los efectos de la globalización es que está extendiendo también el mal. Mal entre el que se incluyen enfermedades que no teníamos antes en el mundo desarrollado. Algunos gobernantes y simples dirigentes políticos no comprenden que extender un problema únicamente lo hace más grande, y tal vez le dé así más visibilidad, pero no contribuye a solucionarlo.
Para combatir el Ébola allí donde tiene su origen es preciso, necesario, imprescindible, previamente provocar cambios en las estructuras de poder, sino todo esfuerzo será inútil.
En este tipo de asuntos es importante recordar: “El estilo es lo que permite reconocer a los grandes artistas sin que sea necesario que firmen sus obras”
Publicado por: ECO | 11/10/2014 13:10:02