Por tercera vez en 25 años, Estados Unidos encabeza una coalición internacional para actuar militarmente en territorio iraquí, en esta ocasión para combatir a las milicias terroristas del Estado Islámico, que han ocupado una extensa región a caballo entre Irak y Siria.
La primera la convocó Bush padre, bajo paraguas de Naciones Unidas, para recuperar por las armas el Kuwait invadido por Sadam Husein. Era por el petróleo: el dictador iraquí quería quedarse con los yacimientos kuwaitíes. Estaba en juego el derecho internacional y la construcción de un orden mundial tras la Guerra Fría. Suena a sarcasmo más de dos décadas después, pero así fue.