La condena es unánime, universal casi. Llega incluso de países como Arabia Saudita donde la blasfemia se castiga con la pena de muerte. Leo la condena de la Conferencia Islámica, a través del secretario general, el saudí Iyad Ameen Madani, en una sentida carta en la que "expresa su convicción de que prevalecerán los principios fundacionales de la República Francesa, Libertad, Igualdad y Fraternidad".
La Conferencia Islámica tiene un observatorio de la islamofobia, que denuncia no tan solo la discriminación de los creyentes islámicos en razón de su religión sino cualquier forma de expresión que considera vejatoria para su credo. Recupero lo que dice su informe de 2012 sobre Charlie Hebdo, acusado por el entonces secretario general, el turco Ekmeleddin Ihsanoglu, de "incitación al odio y de abuso de la libertad de expresión" y que vincula con "el alarmante incremento de la islamofobia en Europa".