Lluis Bassets

La caja negra del poder

Por: | 30 de octubre de 2016

Ahítos de transparencia como estamos, nos cuesta mucho entender los sistemas organizados en torno a la opacidad. En nuestros procesos de selección y elección de líderes no es la información lo que nos falta. Al contrario, al ser tan excesiva y de tan difícil decodificación, la demanda de los ciudadanos se traslada al análisis, al criterio, al buen juicio finalmente.

En la segunda superpotencia mundial y aspirante a primera para finales del siglo XXI que es China sucede exactamente lo contrario. Los procesos de selección y elección de líderes son lentísimos, extraordinariamente opacos e incluso sin reglas de juego claras y fijas que permitan un mínimo de orientación. A los ciudadanos se les ahorra el espectáculo cruel de la lucha por el poder que en nuestros sistemas se exhibe a veces con obscenidad.

El Vaticano y la suprema ceremonia del poder que es el Cónclave en el que se elije el papa es en comparación con el poder chino un juego de niños. El Kremlin sigue siendo complicado, sobre todo porque no hay regla de juego alguna que no sea la de la correlación de fuerzas, usualmente a favor de quienes tienen más palancas en la sombra, que son los servicios secretos. Los palacios reales de Riad no quedan mancos en cuanto a las invisibles pugnas endogámicas entre las distintas ramas de la familia Al Saud. Pero la palma sigue llevándosela Zhongnanhai, el complejo situado en el centro de Pekín, junto a la Ciudad Prohibida, donde viven y trabajan los emperadores rojos rodeados del mayor misterio y de un absoluto sigilo informativo.
Mao


En todos los sistemas antes citados, a diferencia de nuestras denostadas democracias representativas, funciona el sistema de la caja negra del poder. Es decir, tenemos un desconocimiento absoluto de lo que ocurre dentro del recipiente cerrado e inaccesible donde se toman las decisiones y debemos guiarnos únicamente por los datos que nos proporcionan los hilos eléctricos de entrada y salida. Con la idea de la caja negra, como saben quienes recuerdan todavía sus clases de física elemental, nos obligamos a entender el funcionamiento de un sistema por los datos exteriores que nos proporciona en vez de los elementos que lo componen, y de ahí que sea una imagen potente y útil para analizar los sistemas políticos cerrados y opacos.

De que las cosas son así en Pekín, hemos tenido buena prueba esta pasada semana, con el VI pleno del Comité Central del Partido Comunista de China, el órgano de dirección partidista que se reúne regularmente entre dos congresos y de donde emanan levísimas señales sobre la fuerza y el poder de cada uno de los dirigentes y especialmente del líder máximo, actualmente Xi Jinping. Los observadores más atentos esperaban obtener una señal clara respecto al liderazgo del actual número uno del partido y del Estado, el dirigente que ha acumulado más poder y más rápidamente en sus manos desde Mao Zedong, el fundador endiosado de la República Popular. El dato debía versar sobre una cuestión muy concreta, como era saber si Xi está preparando su perpetuación del poder más allá de lo previsto, rompiendo así la regla de juego informal, que ya se ha aplicado a las dos generaciones anteriores

Si Xi tuviera intención de retirarse al cumplir los 68 años, al final de su segundo mandato de cinco años en 2022, tal como está tácitamente acordado, este VI pleno hubiera sido la ocasión para señalar a un sucesor --o incluso sucesores, puesto que este tipo de señalamiento suele producirse a pares--, que recibiría la plena confirmación en el Congreso del Partido en octubre del año siguiente. Eso no ha sido así, o al menos nada se ha destilado de la reunión del pleno en este sentido, aunque tampoco ha ocurrido lo contrario.

El PCCh hace las cosas muy despacio, paso a paso, con un sutil incrementalismo en las decisiones muy difícil de detectar y valorar. Lo más notable en cuanto señales exteriores que se han podido detectar es que Xi Jinping ha sido declarado ‘núcleo' del partido alrededor del cual deben todos arracimarse, curioso apelativo que su antecesor, el gris Hu Jintao, nunca mereció; pero a la vez se ha recordado la doctrina --que era de rigor en la anterior generación-- de la dirección colectiva, introducida precisamente para evitar el culto a la personalidad y las decisiones arbitrarias y caprichosas de Mao Zedong y su entorno.

El líder de la actual generación en el poder, la quinta después de Mao, ha demostrado ya una personalidad política y una idea de su autoridad personal mucho más acusadas que su antecesor, lo que ha conducido desde el primer día a especulaciones sobre su capacidad de romper la regla no escrita de la sucesión, establecida por Deng Xiaoping precisamente para evitar que los revelos se convirtieran en convulsiones políticas que pudieran afectar a la estabilidad del partido y del régimen. Con Xi el régimen se ha endurecido ideológicamente, tiene una política exterior más agresiva e incluso la represión contra la disidencia interior se ha incrementado. El propio partido, fuertemente electrizado por una lucha contra la corrupción de dimensiones desconocidas, ha recuperado algo de sus viejas raíces estalinistas.

En la época reformista y pragmática de Deng Xiaoping la obsesión era sustituir el gobierno de los hombres, tal como lo había protagonizado Mao, por el gobierno de las leyes, que no quiere decir de la democracia y del Estado de derecho, sino del Estado con derecho, que da previsibilidad y estabilidad y permite la apertura al mundo, las alianzas internacionales y las inversiones extranjeras. Parte del gobierno de las leyes era la reglamentación de las sucesiones, de forma que la sustitución de los líderes no terminara en una carnicería política con riesgo incluso físico, como sucedió con Mao Zedong en sus últimos años.

Pues bien, este progreso en la institucionalización de la cúpula del Estado parece que ahora ofrece dudas a muchos, hasta el punto de que se haya instalado la idea de que el hombre fuerte que dirige este país enorme con mano de hierro, al igual que hizo Mao, puede sustituir en el futuro a la idea del sistema estable y previsible. Pero esto no se conocerá con certeza hasta el próximo octubre, cuando el Partido Comunista celebrará su XVI Congreso. De momento, ya es evidente que Xi Jinping, sin necesidad de que se produzcan cambios políticos internos, se encuentra internacionalmente en la lista de los nuevos hombres fuertes del siglo XXI, como Putin, Erdogan, Al Sisi u Orban, que han empezado a poblar el paisaje de la nueva geografía política. Este es también un dato exterior que nos dice mucho sobre lo que está sucediendo en la caja negra.

Hay 4 Comentarios

¿América se despedaza? No señora, los democomunistas están siendo limpiados del poder PACIFICAMENTE. Como siempre, se pasaron 15 pueblos y los AMERICANOS los reculan.

Siga soñando sus sueños amargos como buena tercerista del siglo 21. Mejor fuese que pusiera atención como SU mundo se despedaza. Vea lo bien que va Sur América y asociados arrastrados.

Escalofriante reporte sobre Huma Abedin, el imperio americano se despedaza desde sus entrañas, así mueren los imperios y los saudís han inyectado el virus a partir de sept. 11….: https://www.youtube.com/watch?v=nRu3U-nwyhw

Muy buena nota para que reflexionemos en todas las latitudes

Y yo esperando que don Lluis despierte y haga mención de las bondades de su candidata favorita, la señora Clinton. Ella es tan buena para el mundo y para la humanidad entera que el Federal Bureau of Investigations la tiene bajo investigación por violaciones a la ley Anti-espionaje. Lo interesante es que también investigan a su marido y su fundación. WikiLeaks les ha publicado como Bubba le sacó $24.5 millones a Coca Cola y los lavó por medio de su shell company Teneo. De Teneo, Bubba obtuvo la minúscula cantidad de $856 millones para su uso personal, además pagó cientos de millones en aviones privados, hoteles, comunicaciones, comida y quién sabe qué "mas". En pocas palabras investigan a los criminales internacionales Clinton, los Pujol de América.

No quiero ser malentendido: los Clinton son el orgullo y última esperanza de la izquierda elitista, globalista, corrupta e internacional. La misma que está destruyendo Europa, la que destruyó el norte de África y el Medio Oriente. La que armó al ISIS, Al Qaeda, y Talibanes. La que financió las Tiranías del Siglo 21 en Centro y Sur América. La que ha mantenido a los asesinos paleolíticos Castro en el poder y a los cubanos sufriendo desde 1959. La que ha llenado el Estrecho de Florida de huesos cubanos después de ser devorados por la más grande población de tiburones del mundo.

El 8 de noviembre, la elite desvergonzada será derrotada por la Voluntad Soberana de los Americanos por mucha trampa que haga la Izquierda Internacional.

Como dijo el inmortal sevillano: "Hoy creo en Dios"

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Sobre el autor

es periodista. Director adjunto y columnista de EL PAÍS. Tiene a su cargo la edición de Cataluña.

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