I Love Bicis

¿A qué sabe el humo?

Por: Pablo León

08 feb 2011

Madridnube

Un anticiclón invernal ha sorprendido a España. Y, mientras los parques se llenaban de gente y las terrazas lucían atiborradas de fumadores disfrutando de su vermú y su pitillo, los cielos de las principales capitales del país se tupían de partículas y gases. Felicidad truncada. Nadie espera un anticiclón en invierno y los políticos menos que, estupefactos, han visto cómo los niveles de contaminación del aire ascendían a niveles insospechados. Todo ello meses antes de las elecciones locales y autonómicas. Fatal. Ya se sabe que las fotos de campaña con mascarilla no quedan igual de bien.

Los políticos regionales, en lugar de hacer propuestas de reducción de la emisión de gases (Gallardón ha invitado a los madrileños a no coger el coche esta mañana), han comenzado una guerra por la contaminación. Primero culparon al diesel, luego al Gobierno, después al tiempo. Mientras tanto, los ciudadanos tragan. Tragan óxidos de nitrogeno (Nox), burdas explicaciones, micropartículas, consejos naives y ozono. Se ha llegado hasta tal punto que hay gente que se ha arrepentido de dejar de fumar. Con un cigarro aguantan mejor el trago y ya que ingieren humo por lo menos lo disfrutan.

 

Pero vamos a empezar por el principio y, como si un anuncio de compresas de Isabel Coixet se tratara, vamos a hacermos una pregunta: ¿A qué sabe el humo de los coches? Los de gasolina tienen un bouquet de monóxido de carbono (CO) con ligeros toques nitrogenados y una esencia de hidrocarburos, sulfuros y partículas sólidas. Los Diesel no son tan contundentes y, aunque comparten propiedades, sus concentraciones son menores (unas 20 veces menos de CO y ocho veces menos de hidrocarburos); a cambio ofrecen una amplia gama de micropartículas. Algunas emisiones provocan calentamiento global, otras son tóxicas para el organismo según la concentración y las micropartículas entran en el cuerpo y llegan hasta la nariz, los pulmones o la sangre, según su tamaño. Pasear por Madrid o Barcelona ofrece una inigualable degustación de humos.

Ciclista_mascara_Madrid

 “Qué raro que con este clima no haya más bicis en la calle”, comentaba estupefacto John Adams, profesor emérito de la University College London y experto en movilidad, en una entrevista. Hablaba de Valencia pero su sorpresa se podría aplicar a todo el territorio. La responsabilidad de las emisiones son un punto a tener en cuenta pero lo que interesa es reducirlas. Y parece que nadie se preocupe por ello. No es porque las pamelas de contaminación (por su tamaño ya no son boinas) estropeen las postales de las ciudades sino por la salud. Y para reducirlas la clave es la movilidad.

En cuatro años Sevilla ha conseguido cambiar los hábitos de parte de su población de manera que se han realizado 9,1 millones menos de kilómetros en coche por año. Allí construyeron carriles bici, fomentaron el uso combinado del transporte público; en Madrid cambiaron las estaciones de medición para maquillar los datos de polución del aire. Pero ni siquiera haciendo trampas consiguió Botella reducir los contaminantes. Parece que el viernes llueve y el horizonte se desencapotará. Los líderes regionales están mirando el pronóstico del tiempo no vaya a ser que una semana antes de las elecciones vuelva el anticiclón.

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Lo más triste es que los políticos le echan la culpa de la contaminación de Madrid o Valencia al anticiclón. No se dan cuenta que la culpa es de la actividad humana. Los coches envenenan el 80% del aire que respiramos. Pero en vez de protestar de los coches protestan de las condiciones climáticas.

¿Cuándo se enterarán que la solución pasa por la movilidad sostenible (transporte público y bicicletas) y prohibir el tráfico en el centro urbano?.

En las mejores ciudades de Alemania, Holanda, Suecia o Dinamarca el coche está absolutamente prohibido en los nucleos urbanos. En España no renunciamos al coche porque hay que fardar ante el vecino. La salud no importa.

En estos días del mes: no sin mi mascarilla!

Aca en mi ciudad Tigre (Buenos Aires ) padecemos lo que somo del tercer mundo los autos y los omnibus nadie los controla ,la verificacion de los autos que es obligatoria no le dan bola . Ademas de todo tenemos calles prohibidas para andar en bici , paras en un semaforo y te intoxican los omnibus cuando arrancan .que va a ser , total aca los politicos van en auto con custodia en auto logico .

PARA CUANDO UN PEAJE PARA ENTRAR EN LAS GRANDES URBES? CON EL DINERO QUE SE SAQUE DE AHI SE PODRIAN FINANCIAR LAS COSTOSAS REPARACIONES DE FACHADAS QUE DAN ASCO DE NEGRAS QUE ESTAN EN LAS CALLES MAS TRANSITADAS.

U.B BCN

En Madrid el humo sabe a alcalde de voz templada, pero muy mentirosa.Sabe a desprecio olímpico por el ciudadano, a dejación de responsabilidad, a kafkiana concejala de medio ambiente (la inutilidad vestida de Armani). Tambien sabe a insolidaridad ciudadana, apesebrados los madrileños con nuestro ¿cómodo? modo de vida, donde nadie es capaz de dejar el coche por la salud de todos, incluida la suya.

Por desgracia, el anticiclón sí es predecible, es más, es una situación típica del clima invernal del interior peninsular. Se trata de un anticiclón térmico, como el siberiano, pero en pequeñito, debido a que el suelo, en zonas de clima continental, se enfría mucho, y ya se sabe que el aire frío tiende a bajar y el caliente a subir, por lo que se crea una gran estabilidad de las masas de aire, que no se mueven. Y el hecho de que "pese" más este aire frío, quiere decir que tiene más presio, por lo que tenemos el anticiclón que no deja pasar masas de aire provenientes de otras zonas.
Es decir, que por previsto, el anticiclón no exculpa, sino que agrava la responsabilidad de los responsables políticos.

Por otra parte, quisiera comentar que acabo de oir en la radio el anuncio de un seguro jurídico con nombre en latín, que para anunciar el recurso de multas hacían una dramatización sobre qué hacer si te las ponen. Una primera opción era pagarlas, y se respondía con un abucheo del supuesto público. La segunda era usar la bicicleta, a lo que el supuesto público respondía con una carcajada. Sin comentarios

Por desgracia no nos sabe a nada...porque no somos conscientes de la contaminación a la que estamos expuestos cada día..luego nos quejamos del tacabo....

El humo huele a muerte y sabe a decadencia de la especie y civilización humana.

Si somos tan estúpidos de destruir nuestro entorno y no valorar las consecuencias del actual estilo de vida es que estamos condenados a la extinción.

El humo sabe a desidia, a incompetencia, a falta de voluntad política, a mentiras, a falta de compromiso y, sobre todo, a suciedad (por no utilizar una palabra más fuerte). Porque más sucio que el humo que desprenden los escapes de los vehículos que circulan por el centro de Madrid, es la aptitud mezquina e hipócrita con la que nos tratan los responsables de gobernar nuestra ciudad.


Y así nos va, pero se les sigue votando cuando lo que habría que hacer era botarlos…

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Sobre el blog

I love bicis se acerca a la realidad de la bici urbana, sinónimo de modernidad, responsabilidad ambiental y otro tipo de movilidad. Carriles bicis, políticas de desarrollo, alforjas para ir a la última o las luces más cool. Todo con ganas de reivindicar los pedales.

Sobre el autor

Paco Nadal

Pablo León es reportero y ciclista urbano. Escribe en El País desde 2009 y comenzó con la bici por las calles de Berlín, donde vivió varios años. Desde entonces, pedalea en cada ciudad por la que pasa. En 2010 arrancó este blog dedicado no solo a las bicicletas sino también a la movilidad y a los retos a los que se enfrentan las ciudades del futuro.

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