"Cuando voy al centro, los ciclistas me parecen un dolor en el culo". Literal. "A pain in the ass". La frase, del alcalde de Toronto Rob Ford, muestra el compromiso que el conservador tiene con las bicicletas. Lo dijo en un pleno del Ayuntamiento, meses antes de llegar a la alcaldía de la capital. Luego añadió que, en aras de la seguridad, era mejor que los ciclistas circularan por vías segregadas. Una medida contra la que votó en un pleno. Pero este alcalde, archienemigo de las bicicletas, tiene su némesis: una señora que, en los cruces de la ciudad canadiense, entrega un sobre a los ciclistas. Dentro, 5 dólares y una carta: "Gracias por vuestros esfuerzos para que Toronto tenga un aire más limpio [...] Gracias por vuestro liderazgo".