- Irritante. Me exaspera que después de todo el dinero invertido y todas las infraestructuras que hemos hecho para hacer nuestras ciudades seguras para los coches, lleguen ellos y obstruyan nuestras calles.
- La bici no es moderna. Personalmente la encuentro fea, débil, impotente o incluso femenina.
- Se meten en nuestro camino y enervan a conductores como yo. Nos distraen y causan accidentes. Eso nos cuesta dinero.
- No sé si te lo puedes creer pero en algunas ciudades están empezando a quitar espacio a los coches en favor de las bicicletas. Esto es una locura y no podemos permitirlo.
- Están ocupando incluso espacio para aparcar y, como todos sabemos, los parkings, gratuitos si puede ser, son la clave para una ciudad exitosa.
- No me gustan los ciclistas. Son pretenciosos, pasean con aires de superioridad moral pero en realidad no saben cuál es su sitio. Los encuentro agresivos y amenazantes. Me da seguridad saber que estoy separado y protegido de ellos por la carrocería de mi coche.
- Son una amenaza cuando intento caminar distancias cortas, desde mi lugar de aparcamiento hasta mi destino. Son muy peligrosos.
- ¿Has visto miles de bicis aparcadas en algún tipo de espacio público? Parecen basura.
- Afortunadamente, la industria de la bici ha cambiado poco en términos económicos y carecen de influencia política. El futuro conlleva coches; más coches.
- Y... ¿sabes que no pagan impuestos? Esto sí que no es justo.
Estoy cabreado y no voy a dejarlo pasar ni un minuto más. Espero que tú también estés enfadado y preparado para hacer algo. Tenemos que unirnos para luchar contra esta amenaza.
Esta carta no llegó a la redacción. De hecho es una misiva de un estadounidense que se queja por el aumento de bicis en su ciudad. Es preocupante. Alarma que zafios argumentos, carentes de base científica, tengan eco en muchas ciudades españolas. Los cambios siempre impresionan. Lo moderno (ahora no en plan frívolo sino en el sentido histórico-filosófico de la palabra) agita las conciencias de lo establecido. No pasa nada. Estamos acostumbrados y hemos subido cuestas peores.