Más que una ola en ensoñación o incluso de mera esperanza, la victoria de Obama ha provocado un gran alivio entre los ciudadanos centristas y progresistas de EE UU y en casi todo el resto del mundo. Alivio porque no llegara a la Casa Blanca un representante de la plutocracia, como lo llama The Nation, de ese menos del 1%, que, en el caso de Romney, pagaba menos impuestos que su secretaria (aunque Obama se rodeó de tiburones de Wall Street a la que no ha amordazado). Alivio porque Romney presentaba facetas muy distintas y contradictorias, sin saberse realmente qué representaba, y podía haber sido presa fácil de los radicales del Partido Republicano. Obama representa la política –económica, social, interna y exterior- razonable y poco estridente. Alivio por ver que el primer presidente negro de la historia de EE UU no caía a la primera, lo que hubiera supuesto un enorme paso atrás en la integración racial en unos EE UU en los que la raza ha sido una de las líneas divisorias esenciales de esta elección, algo que no debería repetirse.
Pero por detrás del alivio hay otras realidades. Obama ganó por poco (50% frente a 48%). Y, como bien recoge The New York Times en unos gráficos sobre los que vale la pena detenerse junto a las encuestas a pie de urna, ha habido un corrimiento del electorado hacia la derecha, aunque insuficiente para aupar a Romney. Los republicanos han conservado la Cámara de Representantes, y pese a la derrota en su seno de alguno de sus portavoces más estridentes, el Tea Party estará muy presente. Tampoco en el Senado, controlado por los demócratas, parece que Obama dispondrá de una mayoría suficiente para evitar el filibusterismo de los republicanos radicales.
Nada garantiza que el Partido Republicano se vaya a centrar, salvo en la cuestión de la inmigración y los hispanos pues han comprendido que sin ellos nunca regresarán a la Casa Blanca. El Tea Party no está muerto. Había quedado agazapado desde que Michele Bachmann diera en mayo pasado su apoyo, reticente, a Mitt Romney.
A ello hay que sumar una nueva realidad, la de que en materia económica el presidente de EE UU, el llamado hombre más poderoso de la Tierra, tiene, comparativamente, menos poder que el primer ministro británico. La agenda de Obama II, que realmente no tiene un mandato claro, le vendrá en buena parte impuesta. Aunque la solución que le hubiera dado Romney hubiera sido diferente.Lo que hemos visto en estas elecciones es una sociedad dividida y polarizada según divisorias sociales, y muy esencialmente raciales. Va a ser tarea central de Obama contribuir a cerrar esta brecha. Es su intención declarada (pero también lo fue cuando llegó a la Casa Blanca). Va a tener poco tiempo para lograrlo. Los dos próximos meses para evitar que EE UU caiga en el precipicio fiscal (subida de impuestos y bajada de gasto pública de forma automática salvo acuerdo), lo que requerirá una gran capacidad de negociación. Después, los 14 primeros meses de su segundo mandato serán decisivos. Le seguirán las elecciones al Congreso de 2014, y perderá fuerza cuando los ciudadanos y poderes empiecen a concentrarse en quién le sucederá. Pero los últimos meses pueden ser también útiles. “Los primeros 14 meses son útiles; los últimos 14 también; y en medio, te hundes”, ha señalado Rham Emanuel, primer jefe de Gabinete de Obama en la Casa Blanca y actual alcalde de Chicago.
La gran aportación de Obama sería contribuir a liberar el Partido Republicano del secuestro a que le ha sometido el Tea Party. Este no le perdona a Obama su programa de cobertura sanitaria, su apertura a la inmigración, sus intentos de subir los impuestos para los más ricos, y, sobre todo, ser el primer presidente negro en la Casa Blanca. Por ello, es de temer que Obama tenga que lidiar con unos republicanos a la greña, cuando va a tener que hacer frente a una situación económica e internacional complicada. De ahí la imagen que la revista Business Week proyecta de él para dentro de cuatro años, aunque Obama, libre del peso de la relección, seguramente sorprenderá.
Hay 3 Comentarios
Obama ya veo que la carreta tirada por búfalos de la pradera no es una novedad. El famoso asesino Búfalo Bill los exterminó para matar de hambre a los indios aborígenes y así apoderarse de todo el territorio reclamado por los colonizadores blancos procedentes de la cristiana Europa. El búfalo ha resucitado y espero que la bella república americana, nacida en el siglo XVIII, alcance la debida paz étnica.
Publicado por: RAMÓN | 09/11/2012 20:14:36
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Publicado por: ◄◄◄◄◄◄¡¡¡BAJA DE [PESO] YA!!!!►►►►►►► | 09/11/2012 17:30:49
Gano quien tenía que ganar....., Mitt que se dedique a sus negocios. Para algunos republicanos seguirá siendo dificil ver a su presidente "negro" otros cuatro años...... Viva la democracia !!!
http://bit.ly/TPhi0d
Publicado por: Charly | 09/11/2012 11:51:37