Andrés Ortega

Reformar a los reformadores

Por: | 19 de diciembre de 2012

Monti-rajoy

Los mandatarios europeos quieren que, acaben como acaben las próximas elecciones en Italia, Mario Monti siga siendo presidente del Gobierno, aunque solo sea porque están curados de Berlusconi. Pero Monti no acaba de ser popular en Italia, porque no ha logrado hacer aprobar las reformas que necesita el país. Recortar gasto público y subir impuestos, en Italia, España o Francia, no es reformar. Y el reformismo, el que ha de abordar los graves problemas de estos países, está estancado en todos ellos.  Los supuestos grandes reformadores reforman poco, como atrapados ante montañas insuperables de intereses creados y resistencias burocráticas.

En España, pese a sus promesas e ímpetus iniciales, y tras el también impulso reformista de un tiempo del Gobierno de Zapatero, el de Rajoy no logra empujar una agenda de auténticas reformas estructurales, es decir, que cambien la estructura económica, algo absolutamente necesario. Las famosas reformas de los viernes se han quedado en recortes, impuestos, tasas y privatizaciones. Se impulsan reformas menos importantes, otras ideológicas (en educación, justicia, sanidad, etc.), pero así no se logrará desatascar las fuerzas creativas en este país. Sí ha hecho el Gobierno dos grandes reformas estructurales: la laboral (con una ley que está resultando un desastre con el paro añadido que está provocando), y una transformación del sistema financiero que aún debe continuar. Pero el gran ímpetu reformista de los viernes pasó pronto a ser un ímpetu de recortes. Y recortar no implica reformar.

Lo hemos apuntado de forma repetida: este país, donde domina el “mercantilismo plutocrático”, por usar la expresión del brasileño Umberto Unger al referirse a España, necesita un shock de liberalización que abra el mercado a la competencia y empodere a la sociedad. Pero la derecha en este país (y en Italia) nunca ha sido liberalizadora pues se suele resistir a compatir posiciones de ventaja. Y la izquierda es refractaria, pues suele confundir liberalización y privatización. Muchos jóvenes emprendedores se quejan de que el mercado está dominando por unas pocas grandes empresas que, en cada sector, se lo reparten, no quieren renunciar a sus oligopolios, y dificultan en grado extremo la entrada de nuevos competidores. “Poco a poco”, contestan algunos de los representantes de las grandes empresas cuando se les pregunta. No es algo sólo español.

Liberalización, decimos, no es lo mismo que privatización. El PP, tanto en tiempos de Aznar como ahora, se dedica a privatizar sin liberalizar, lo que nos lleva al peor de los mundos. Liberalizar no implica menos Estado, sino todo lo contrario: reforzar los reguladores para garantizar la libre competencia. Y este Gobierno está debilitando a los reguladores –con menos independencia y menos capacidades- al tiempo que intenta privatizar sectores de actividad pública (como en la sanidad, aunque no privatice la prestación básica, o ahora hasta el Registro Civil).

En cuanto a la liberalización de la administración, de los servicios y de las profesiones liberales, la resistencia es mayúscula dados los intereses creados. Y cabe preguntarse si es realmente posible reformar la administración con esta clase política y tantos intereses creados. Hoy, d los 14 ministros en el Gobierno actual (incluido el presidente) , 10 son funcionarios. Y en el Congreso, también lo son casi la mitad de los diputados. Esto no pasa en Londres o Berlín.

También la resistencia es grande en los propios partidos políticos a abrirse a la sociedad con primarias a todos los niveles, lista abiertas y otros cambios que llevarían a buena parte de los que actuales tienen en su seno o en instituciones cargos remunerados. Y, sin embargo, esas reformas son también imprescindibles.

Pues o reformamos de manera radical en España (y Francia e Italia, entre otros) o se llegará a una situación en la que la única salida sea la ruptura. Pero ¿quién va a reformar a los reformadores?

No es que el origen de las resistencias sea reciente. En el caso de España viene de muy atrás. Porque, como decía aquel, los españoles no somos hijos de la Ilustración sino del despotismo ilustrado. Es algo muy diferente.

Hay 6 Comentarios

El ologopolio, o sea, el poder económico repartido entre las grandes empresas, es un sistema que bien pudiera defnirse como un capitalismo comunista donde los grandes millonarios, en su pirámide del poder, dictan las normas económicas y sociales. Son comunistas cuando se miran como grupo, y son anti-comunistas cuando miran a los trabajdores como meros siervos de la gleba.

No te dejes manipular e influenciar con la version que te cuentan. No le sigas el juego a quien, con mensajes de miedo, intentan hacerte ver que se mejorara, cuando la realidad produce todo lo contrario. Hay solucion, pero no la esperes de quien, aposentado en el poder, solo pretende ganar tiempo para consolidar su situacion. A ti solo te necesita cuando hay elecciones, no le importas lo mas mínimo, una vez celebradas. Formate tu propia opinión, entra en el blog y lee. Recomendado Revolucion Financiera. Feliz Navidad. http://fraesma.blogspot.com

Siempre digo que las cosas mal hechas hay que destruirlas y habrá trabajo de sobras para volverlas a realizar bien y entre esas cosas están los sueldos de estos desaprensivos parásitos de las alturas ,los de la Iglesia y otros no menos importantes . El gobierno ataca solo a la clase media , la auténtica gallina de huevos de oro y cuando acabe con ella , con los que cotizan, se van a quedar sin poder cobrar ni pagar ni hacer nada bien ni mal. Creo que deberían estudiar un poco en mi web "Aprenda a solucionar crisis" y cambiar de táctica antes de que sea demasiado tarde, España es una bomba con una mecha ardiendo muy corta. http://www.antoniolarrosa.com Felices Navidades y prospero año nuevo 2012 + 1

¿Quien va a reformar a los reformadores?. Ahí está la clave.El articulista lleva razón pero se queda corto,peca de prudente.Una de las pegas está en la "pedrada" de Pedraz.Seamos realistas,la casta/clase politica está podrida.Y parte d la judicial y sindical.Y como consecuencia casi todas las instituciones.Por ese motivo lo primero que hay que hacer es poner en marcha la recomendación de Luis Solana, a saber, poner a un guardia civil al frente de las instituciones mas relevantes,empezando por el Banco de España,el Tribunal de Cuentas,el CGPJ,etec.El Consejo de Estado puede seguir igual,para el papel que desempeña da lo mismo.Hasta las ranas del nacimiento del Cuervo saben que el cáncer de esta tierra de conejos está en lo dicho por el ilustre jerezano Pedro Pacheco:En España la justicia es un cachondeo.Sin comillas,el que las ponga es un bellaco.Ahí está la escritora Almuedena Grandes diciendo:La justicia me da asco.Todo ello en el marco del 25 aniversario del puñetera sentencia del citado jerezano.¿Que se puede esperar de un país que todavía no sabe el paradero del jaguar de Ana Mato?.Precisamente el amigo de Aznar,un tal Miguel Blesa, tiene que andar con curas en el trasero/culo por no hacer uso de un vehículo de la marca jaguar.El que utilizaba de medío millón era muy incómodo según a declarado en la comisión del Congreso de Diputado.Pero vamos a ver, a un tio que toca la campana con ese salero como la toca Rato no hay cataplines de meterle mano.Ni a los últimos Gobernadores del Banco de España.Mariano Rubio entre rejas,un tal Caruana pasandose por los huevos los informes de sus inspectores y el último en irse de rositas, un tal Mafo/Fdez.Ordoñes poniendo cara de asco para controlar.Y es que España tiene la negra con los Gobernadores de este Estado fallido.Y en ese plan.Ninguno.

En un país donde el 45% del PIB está en manos del sector público, quizás la reforma estructural más importante sea esa: la del sector público. Por sus connivencias con los partidos políticos (cierto: la mayoría de los diputados y altos cargos del Gobierno son funcionarios) y por su innegable complejidad, no parece que nadie quiera meterse en serio con este tema. Sin embargo, lo que hay que hacer está bastante claro. Para muestra un botón:
http://www.otraspoliticas.com/politica/la-reforma-del-sector-publico-que-yo-haria

La reforma de los reformadores tiene que venir de la presión de la genta, con el voto y con la manifestación en la calle.
.
Pero nuestro gen de despotismo ilustrado no ayuda y me temo que el paso del tiempo no basta. ¿De nuevo otro cambio de postura, otra saudida irracional del español sesteante que describió Unamnuno?

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Sobre el autor

, europeo por nacimiento (padre español, madre francesa), convicción y profesión, ha sido corresponsal en Londres y Bruselas y columnista y editorialista de El País, director de Foreign Policy Edición Española y dos veces Director del Departamento de Estudios en La Moncloa. Le interesa casi todo. Ha publicado (con A. Pascual-Ramsay) ¿Qué nos ha pasado? El fallo de un país. Su primera novela se titula Sin alma.

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