12 mayo, 2007 - 12:56
Altos vuelos
Honor. Uno de las grandes dificultades que arrostran los cazadores de votos es la de convencer a un auditorio escarmentado de que sus promesas son algo más que papel mojado o un argumento de los hermanos Grimm: la verdad sufre un diario maltrato doméstico a la hora de los informativos, pero en época de elecciones las palizas casi se vuelven insoportables. Por ello, la labor de Zoido, candidato del PP a la alcaldía de Sevilla, quiere centrarse en aplicarle linimento y asegurar a todos que de su boca, como de las de los niños y los dipsómanos, sólo brotan palabras veraces. Para conseguirlo ha añadido un nuevo eslogan a su campaña, Palabra de Zoido alcalde, que se basa en el viejo concepto calderoniano del honor; él nos jura, rejura y perjura y da su palabra de honor de que sus promesas no están huecas ni rellenas de plumón: son de verdad y no pura bisutería publicitaria. Ignoro lo que valdrá la palabra del señor Zoido, aunque teniendo en cuenta la franja sociológica de su electorado podría haber recurrido a una garantía más eficaz: la palabrita del Niño Jesús.
Sostenible. En San Fernando, provincia de Cádiz, sueñan con una campaña ecológica, que no esquilme más troncos de la Amazonia con el fin vacuo de llenar las calles de papeletas, banderolas y pasquines a las que luego el viandante hace tanto caso como al hilo musical del ascensor. Pero los pobres de IU, a pesar de su desarrollada conciencia planetaria y el huequecito de color verde que siempre suelen presentar en el programa, no tienen dinero para alquilar vallas y reconocen que van a resignarse a lo de siempre: es decir, a masacrar la selva. Los damnificados de las elecciones no son ya sólo el sufrido público de tanto anuncio, megafonía, carta, panel y discurso, sino también los pobres monos que se quedarán sin ramas de las que colgar.
Avioneta. La campaña se desarrolla en todos los frentes, tierra, mar y aire. Si Zoido dio indicios de su preferencia por los transportes náuticos al soñar con una Sevilla que se desplaza en catamarán, el candidato del PP por la alcaldía de Córdoba, José Antonio Nieto, se ha decantado por la avioneta. Y todo para llamar la atención del vecindario sobre la precariedad del aeropuerto de la ciudad, que apenas cuenta con una pista encajonada entre piscinas, huertos y tejares en la que no puede aterrizar ni un escupitajo. La reclamación no es nueva, ni el método original: el antiguo alcalde de IU Herminio Trigo se arrojó en paracaídas con riesgo de su propia integridad y de la de su imagen pública para exigir una pista mayor. El chiste fácil está servido: esto sí que es política de altos vuelos.
Comentarios