La hora de los valientes

Valentía. Es el rasgo propio de los héroes de las novelas juveniles y de cualquier hijo de vecino que a estas alturas esté dispuesto a meterse en una hipoteca, y ahora, por virtud de la publicidad electoral, pasa a ser también atributo del Partido Andalucista. Hace falta valentía, reza el eslogan más reciente de nuestros nacionalistas. Agustín Villar, candidato por Sevilla, acaba de dar muestras de lo que entiende por dicho lema: arrojarse al vacío sin paracaídas o subirse al trampolín sin cerciorarse antes de que la piscina disponga de una cantidad de agua que excluya el batacazo. Villar sale ahora con que la mezquita de Los Bermejales, para cuya construcción el gobierno de PSOE-IU ha cedido un solar después de años enteros de tira y afloja, está financiada nada menos que por la mismísima Al Qaeda, asociación que, según todos sabemos, parece más especializada en demoler edificios que en levantarlos. Se desconoce de dónde ha extraído Villar una información que debe de haber incrementado el índice de transpiración en las comisarías de toda la capital, aunque por lo visto no ha escarbado precisamente en los archivos de la CIA: el candidato llegó a esa conclusión después de mantener una conversación informal con Conchita Rivas, líder vecinal de Los Berjemales, que no destaca por su simpatía hacia el Islam. Cómo pretender que reconozcan la Alhambra como una de las maravillas del mundo si seguimos embarcados en la Reconquista.

Fosfoyesos. Tipo de sustancias altamente contaminantes sobre las que los vecinos de Huelva se pasean alegremente sin sospechar que pueden estar convirtiendo su sangre en gazpacho adulterado. La empresa Fertiberia ha emporcado 1200 hectáreas de marisma con ese cóctel a tan sólo 300 metros de la barriada de Pérez Cubillas y menos de un kilómetro del centro urbano. José Luis López, aspirante a alcalde por los Verdes, proclama que si consigue representación parlamentaria luchará por depurar un enclave en el que, según estimaciones de Greenpeace, el índice de radiactividad supera 22 veces el límite anual permitido. Esperemos que lo consiga; de lo contrario, las emisiones pueden convertir el polo químico de Huelva en cuna de una nueva generación de mutantes sin nada que envidiar a la Patrulla X.

Farolas. En tiempos de campaña, el cometido principal de estos componentes del mobiliario urbano no radica en aligerar la oscuridad, sino en sostener carteles. Los partidos se las reparten como chocolatinas, y siempre hay quienes se quejan de haberse quedado con hambre mientras otros golosos están a punto de reventar. Patricia Ybarra, candidata del PP por el Puerto de Santa María, denuncia que Fernando Gago, alcalde por Independientes Portuenses, ha cedido a los partidos rivales la ridícula migaja de 400 farolas en un municipio que cuenta con más de 2000. No hay derecho a una muestra de egoísmo tan rastrera y antidemocrática. Si yo fuera Ybarra tomaba por asalto las papeleras y los contenedores; en unas elecciones sostenibles, la basura tampoco debe desperdiciarse.