18 mayo, 2007 - 19:36
Vuelve la lotería
El lado femenino. En cualquier barra de bar hemos sabido todos de esa dudosa ley estadística según la cual el censo de mujeres supera en proporción de tres a uno al de hombres: sea cierto o no, un candidato con visión de futuro no puede dejar de lado semejante filón de votos. Por eso Monteseirín, alcalde y alcaldable de Sevilla, reunió una legión de admiradoras en un famoso local flamenco de la capital y les dedicó un largo recital de promesas terminadas en a. Ninguno de los tópicos brilló por su ausencia: mayor presencia femenina en los cargos municipales, atención a la violencia de género, incluso la creación de un centro cívico en que se prohíba la entrada a todo individuo con exceso de testosterona. Monteseirín se refirió a este y otros proyectos como muestras de discriminación positiva, expresión que a mí siempre me ha resultado una contradicción en los términos: si yo fuera mujer, preferiría alcanzar los objetivos que me proponga a través de mis méritos, y no gracias a la caridad de las listas paritarias. No creo que a ninguna mujer le haga gracia encontrarse con plazas de aparcamiento específicas al lado de las de los minusválidos, a pesar de lo que cuesta dar con un trozo de acera huérfano.
Gana con nosotros. Ya comentábamos unos días atrás que un sistema más efectivo para obtener votos radica en convencer al respetable con argumentos diferentes a las promesas, sobre todo si dichos argumentos son contantes y sonantes. Por lo que parece, el PP de Arcos de la Frontera, Cádiz, difunde una revista en que se incluye un cupón; si sus últimas cifras coinciden con las agraciadas en el sorteo de la ONCE, el afortunado puede conseguir la nada desdeñable suma de 600 euros, el equivalente al alivio mensual de la hipoteca. Repito lo que dejé escrito cuando me enteré de que el bombo de la lotería giraba en los mítines repartiendo como un Rey Mago viviendas de protección oficial y dormitorios de caoba: el futuro de la promoción electoral se encuentra en el bingo.
Calor. Rafael Blanco, del PSOE cordobés, se ha dado cuenta de que el cerebro comparte ciertas propiedades con la mayonesa y se deteriora cuando soporta una temperatura excesiva. Por eso propone dotar a todos los centros de infantil y primaria de aire acondicionado: quizá piensa que el del fracaso escolar es sólo un problema de termómetro y que los exámenes, como la venganza, ofrecen resultados más satisfactorios cuando se realizan en frío. De ser así, que no se olvide de los centros de secundaria, donde la cosa está que arde. Quizá profesores deprimidos, alumnos tratados como ganado y directivos al borde del frenopático sufran menos a temperatura frigorífica.
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