De mamas & de papas

De mamas & de papas

De la comedia más almibarada al thriller más terrorífico, todo es posible en un día con hijos. En este espacio, padres y madres que a la vez son periodistas, y los lectores, comparten información y experiencias para sobrevivir a estos años apasionantes pero agotadores. Participa en los comentarios o a través de nuestro correo

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Libros

Cosas que nadie te contó antes de tener hijos

Cosas que nadie te contó antes de tener hijos

por Cecilia Jan

Tener hijos está bien. En eso estamos todos de acuerdo. Es uno de los momentos más felices en la vida de una persona. Pero, como diría el maestro Yoda, tiene también un lado oscuro: falta de sueño, pechos caídos, poco sexo (y rapidito), gritos, llantos y discusiones... ¿Por qué nadie nos avisó antes de todo esto? Este libro no es una guía ni un manual de autoayuda, sino un recuento de todas esas cosas, recogidas con humor —la mejor forma de sobrevivir— por una madre reciente y que, pese a tener ya tres niños, se siente aún una primeriza.

Anécdotas de guardería

Anécdotas de guardería

por Javier Salvatierra

Veinte niños que no llegan al metro de estatura. Una habitación cerrada. Un solo adulto. Los enanos juegan, aprenden, comen (¡ellos solos y sin protestar!), duermen la siesta e incluso obedecen hasta que llega la hora de volver a casa. ¿Cómo es posible? Este libro abre la puerta de estas escuelas para contar todo lo que allí sucede. Por fin descubrirás cómo se las ingenia la profe de tu hijo para sobrevivir cada día cuando tú tienes serias dificultades para controlar a un solo niño en casa.

¡Primer!

Por: | 31 de marzo de 2011

 PRIMER

¡Te he ganado! Al quitar/poner el abrigo, los zapatos, la camiseta, la bufanda, el gorro… ¡Yo primero! Al llegar a la puerta, al garaje, al encender la luz, al coger un cochecito, al terminar de comer... El coche de Carlos corre más/menos porque tiene el 1, el 2 el 3... en la matrícula. ¿Echamos una carrera? Yo más, yo menos, yo primer, mira qué alto soy...

Últimamente me veo el día entero con el casco/las deportivas/el dorsal puesto. Inmerso en una competición continua con carreras por la calle y por la casa, con saltos más largos o más altos, chutando, recogiendo balones de la portería imaginaria que tengo detrás -yo, porque mis tiros se quedan casi siempre a punto de entrar-, quitándome o poniéndome los zapatos con un ojo en el contrincante, comiendo mientras miro de soslayo al rival. Además, quedando segundo casi siempre ante un niño de tres años.

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Primera noche ¿durmiendo? juntos en las nuevas literas

Por: | 29 de marzo de 2011

¡Qué bien! Nos han traido las literas que encargamos hace un mes. David (casi tres años y medio) y Natalia (casi dos años) van a dormir juntos. Se acabó el "no quiero dormir solo" de todas las noches de David. Y durante cuatro meses, hasta que nazca la tercera y vuelva a ocupar la cuna, recuperaremos nuestro dormitorio. Están muy ilusionados, y creemos que se divertirán compartiendo cuarto, pero es inevitable cierto temor. ¿Cómo será esta primera noche?

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Doulas, acompañando la maternidad

Por: | 28 de marzo de 2011


Whity blog
 

Llegas a casa con una paz y una felicidad inmensas, pero, de repente, te da por llorar. El bebé está sano, tiene cinco dedos en cada mano y en cada pie y además es el más guapo del mundo. Pero también hay peros. El parto ha sido una experiencia dura, te molesta ahí abajo, te tiran los puntos, te duelen las tetas, el teléfono no para de sonar, la nevera está vacía, te mueres de sueño, el padre tiene que salir a comprar y a hacer papeles y más papeles, la ropa sucia se amontona… y lo más difícil de gestionar: visitas que no apetecen, la abuela que dice este niño tiene hambre, la cuñada que discrepa con un pero si acaba de comer, la visita que dice que lleva demasiada ropa y tiene calor, la vecina que ha mirado en internet. Todo el mundo opina y a la madre, en un momento de extrema vulnerabilidad, le entra una flojera que le impide concentrar todos sus esfuerzos en lo que toca y le pide el instinto: hacer de madre.

Ahí es donde entran en juego las doulas, una figura que gana popularidad y cuya función es velar por el bienestar físico y emocional de la madre y la nueva familia. Desde cuando la usuaria decida: preparto, parto o postparto. Ellas defienden su papel en una sociedad donde, apuntan, la madre que llega a casa está sola: no es como antes, cuando mujeres de varias generaciones y parentescos convivían y compartían mucho más su experiencia. Las doulas, una palabra de raíz griega, no son médicos ni comadronas. No hay ningún organismo que certifique su profesionalidad, aunque lo están intentando.

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Estar o no estar en el AMPA

Por: | 23 de marzo de 2011

Ampascortadooo 
La verdad por delante. No estoy en el AMPA de la escuela de mis hijos. Otra verdad: no sé si no estoy por falta de tiempo. Los que sí sé es que me entra mucha rabia cuando alguna madre mucho más activista que yo me mira por encima del hombro y te me dice: ¡Cómo! pero ¿no estás en el AMPA? Rabia, mala conciencia, mucha mala conciencia... dígase como se quiera. Otra cosa es que no estar en el AMPA no significa que no te preocupe la educación de los menores. Ahí va mi defensa. Pero hay AMPAS y AMPAS. Unas son más folclóricas, quién manda es el claustro de profes y los padres quedan relegados a un segundo plano. Otras, sin embargo, juegan un papel clave. Es el caso de las AMPAS que gestionan las escuelas, a menudo antiguas cooperativas que se han integrado en la red pública: son asociaciones que se encargan desde contratar el servicio de comedor hasta las extraescolares. Todos los padres pagan la cuota, aunque varíe el grado de implicación.

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Criando niños bilingües

Por: | 22 de marzo de 2011

La semana pasada, contaba cómo David (tres años y cuatro meses) habla como un loro, pero pronunciando todavía con lengua de trapo. Lo que no contaba es que nuestras conversaciones se desarrollan en dos idiomas: yo le hablo en chino mandarín de andar por casa (me vine a España muy pequeña y no llegué a ir al cole antes, por lo que me falta vocabulario y dudo con algunas estructuras gramaticales) y él me contesta en castellano, mezclando alguna palabra en chino. Los diálogos desde fuera suenan bastante curiosos, pero en casa estamos totalmente acostumbrados. 

Tanto David como Natalia (23 meses) me entienden perfectamente, pero están rodeados del español de forma tan abrumadora (su padre, el cole, los amigos, la tele) que sé que será muy difícil que se suelten a hablar en chino a menos que pasemos temporadas en China o Taiwan. Algo que a veces resulta frustrante, sobre todo teniendo en cuenta que me pierdo la posibilidad de hacer algunas cosas con los peques en español que me apetecen y que de hecho controlo mejor, como cantar o leerles cuentos (las canciones infantiles en chino que me sé me las he tenido que aprender estos últimos años, y no sé leer en chino). Pero creo que el esfuerzo vale la pena. Y a la vista de los correos que he recibido de algunos de vosotros (¡muchas gracias por compartir vuestras historias!), en los que me contáis casos no ya de bilingüismo, sino hasta de quintilingüismo (¿se dirá así?), lo mio está chupado...

Ilustración del libro 'Your Body' ('Tu cuerpo') , de Bilingual Readers
Para resolver mis dudas y las que me habéis planteado, he hablado con Orlanda Varela, psiquiatra y coordinadora de formación sobre bilingüismo de Sinews, un centro de Madrid que ofrece terapia (psicología, psiquiatría, logopedia  y terapia ocupacional) en varias lenguas, y organiza talleres periódicos para padres que tratan de criar niños bilingües.

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Mocos

Por: | 21 de marzo de 2011

Mocos 005 

Si cotizaran en bolsa estaría forrada. Podría llenar un pantano con los mocos de las enanas. Cuatro y uno suman cinco años: un lustro quitando mocos. De todas las texturas, colores, temperaturas, horas del día y épocas del año.  De los verdes, secos, pegaos y malolientes de buena mañana -a menudo con prolongación hacia ojos, cejas y pelo-; a los transparentes e inofensivos de la hora del baño. De los blancos que alertan de la llegada de OTRO virus, a los marrones con tropezones que constatan que EL VIRUS era de los gordos.

También están los transparentes, modalidad frío; los amarillos, modalidad estamos en la playa y, qué bien, salen solos y hacemos limpieza; los de estornudo de cuando pega el sol o hay polvo. Combínense con galleta, papilla, yogur, arena del parque, lágrimas, pintura, plastilina, purpurina de una cara pintada… creo que no me dejo nada. Y añádase, a veces, burbujita.

Si algo tienen en común los mocos es que no tienen fin. Eso sí, el consenso es total: mejor fuera que dentro. Un niño sin mocos es como un jardín sin flores. Lo dicen pediatras, madres, tías, suegras y cuñadas. Pues, hala, para eso están los kleenex y el suero. Las cajas de 200 pañuelos van que vuelan. De un par al mes no bajamos: una en la habitación, otra en el comedor. 400 pañuelos divididos por 60 días dan una media de 6,6 al día. Y no cuento los otros, los  plegados de bolsita. Ni el papel de cocina cuando no hay otra cosa a mano. ¿La celulosa contamina mucho?

Mocs 003

Una madre es una persona que vestida lleva no menos de media docena de kleenex usados encima, entre los bolsillos de la chaqueta, los de los vaqueros y los que hay sueltos por el bolso. Y aún así, ¡horror!, no se libra de los pegotes en el jersey o en la solapa de la chaqueta. Si trabaja de periodista, como es el caso, cuanto mayor es la importancia del entrevistado o la rueda de prensa, más extensa es la mancha de moco seco que se luce.

Supongo que cuando tengan 16 años y discutamos a qué hora pueden volver de marcha los echaré de menos. Mientras tanto estoy marinando una mascarilla a base de moco variado, arena, lágrimas y potito de ayer a mediodía. Visto el cutis que tienen, voy a quitarme una década de encima.

Internet desde la cuna

Por: | 18 de marzo de 2011

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Puede que cuando lean esto, Estados Unidos se esté preparando o incluso ya haya lanzado su primer ataque sobre Libia. Aquí estamos, viendo como Naciones Unidas pasa la resolución que da vía libre a una zona de exclusión aérea y se inicia un bombardeo con misiles sobre las baterías antiaéreas de Gadafi. En la corresponsalía estamos hoy amarrados a Twitter, enganchados a internet, pegados a la televisión para ver la guerra en directo. Este comienzo de entrada del post tiene que ver con la deformación profesional que me impide alejarme del todo de lo que pasa en el mundo a la hora de escribir en este blog  pero también porque hace unos días mi compañero David Alandete me informó de esto: "Cuatro de cada cinco niños menores de cinco años utilizan internet al menos una vez por semana". ¡¡¡¿¿¿???!!!,  Exclamé yo. Luego pensé, ya más calmada, que tiene su lógica. Si los mayores ya no sabemos vivir ni trabajar sin las nuevas tecnologías, los más pequeños tampoco.

El impactante dato proviene de un reciente estudio desarrollado por el centro que lleva el nombre de la creadora de Barrio Sésamo, Joan Ganz Cooney. Según el informe hecho público esta semana y que se ha basado en otros siete estudios que buscaban definir los hábitos que tienen las nuevas generaciones a la hora de entretenerse, los niños cada vez tienen mayor conexión con Internet y los medios digitales, incluso usan más de uno a la vez. ¡¡¡¿¿¿???!!! En serio: ¡¡¡¿¿¿???!!!

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Sentirse libre para leer

Por: | 16 de marzo de 2011

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El próximo 8 de abril la periodista y escritora Carmen Fernández Villalba presenta su novela de literatura infantil Luzazul, de la editariol La Galera. Luzazul es especial sobre todo porque fue elegida por 235 jóvenes como la ganadora del premio Jóvenes Lectores de La Galera. Aprovechamos para hablar con la autora y saber sus trucos para que los niños lean.

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Traduciendo a mi pequeño loro con lengua de trapo

Por: | 15 de marzo de 2011

Loro
Cuando está en familia, David (3 años y cuatro meses) habla como un loro. Una frase detrás de otra, a veces intenta hablar tanto que se aturulla, o parece que su pensamiento va más rápido que su lengua y no sabe cómo arrancar. Eso sí, entender lo que dice es cosa de iniciados.

"Hoy teto ma tidado la tia atul a la bota". Aunque normalmente soy su mejor traductora, esa frase me costó. Me la tuvo que repetir varias veces hasta que entendí que su compañero Sergio le había tirado una silla azul y le había dado en la boca. David sustituye todavía muchos fonemas que le cuesta pronunciar por otros, cuando no se los come directamente, lo que, unido a conjugaciones tipo "yo no sabo" y palabras sueltas en chino, hace que, si no estás acostumbrado, cueste entenderle a la primera.

Hace ya un año, un vecino y compañero de clase que tiene dos meses más, es decir, con sólo dos años y medio, decía "por favor" y "gracias" con todas las letras, y hacía frases con sujeto, verbo y predicado bastante entendibles. ¿Por qué tanta diferencia entre unos y otros niños? ¿Es preocupante?

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TractorAterrizamos en Barcelona después de unos días en un caserío en Navarra. Al shock de la vuelta al curro se suma la sacudida de conciencia que me provocan siempre los niños de campo. Lo distinta que es su vida de la de mis enanas urbanitas. Cómo pasan el día entero en el campo y con el ganado: entero literalmente, porque también allí los críos acaban de tener una semana de vacaciones. Cómo su juguete favorito son los tractores. Tienen de varios tamaños, el de la foto es el más grande y deseado. Cómo les construyen todo tipo de aperos con madera o lo que pillen. Cómo pasan horas y horas reproduciendo campos en miniatura y jugando a imitar las tareas que ven hacer a padres, tíos y abuelos: empacan hierba, recogen helecho para las cuadras de vacas y los corderos, pasan la pala quitanieves… Cómo llegan a la escuela y cuentan el trabajo que les da tal cordero que nació antes de tiempo o si hay una vaca enferma.

Si lo comparo con mi realidad de casa, me da casi apuro decirlo: la de cuatro años se divierte pintando y recortando, juega a disfrazarse, a peluqueras, a hablar con el móvil con sus amigas y ahora empieza con los juegos de mesa. La de once meses juega a jugar con la mayor, que pasa bastante. Básicamente, sus juegos están limitados por los 80 metros cuadrados de casa, el patio de la escuela o el parque. Vale, hay fines de semana de campo y playa, pero repito: básicamente, casa, cole y parque. Y nuestras preocupaciones nada tienen que ver con las de las familias del campo.

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