Cuando mi hermano y yo éramos pequeños, recuerdo que cada curso mi madre solía hacer un regalo a nuestros profesores. Solían ser kimonos, que vendíamos en la tienda familiar y quedaban muy exóticos, pero no era más que un detalle. Hace poco recordé esos regalos, y me planteé, cosa que no se me había ocurrido en los últimos ¿30 años? si era cosa solo de mi madre, si era una costumbre importada de Taiwan, o era algo que también hacían las familias de otros compañeros. Pero siempre con la idea de que era algo típico de hace décadas, pero que ya no se hacía.
Me llevo una sorpresa... Preguntando por la redacción, descubro que los regalos a los profes siguen a la orden del día, y que a veces sobrepasan con creces lo que se entiende por un detallito. Si fueran políticos en vez de educadores, a algunos les caía una buena...